Por Claudio Zlotnik - Las principales empresas
fabricantes de alimentos le plantearon un cuadro muy preocupante
a Miguel Pesce, titular del Banco Central. Advirtieron que por las últimas
restricciones a las importaciones y la disparada de los dólares alternativos
habrá un fuerte
ajuste en los precios a partir de los próximos días. También
mencionaron la posibilidad de desabastecimiento de productos en las
góndolas.
El planteo quedó plasmado ayer durante un almuerzo que los ejecutivos de
las compañías alimenticias más grandes de la Argentina mantuvieron con el jefe
del Banco Central.
Allí, los
empresarios comentaron que están recibiendo ajustes en los precios de sus
insumos -de entre 20% y 25%- de parte de
sus proveedores. Y que estarán obligados a trasladarlos a los precios de sus
productos.
Esos aumentos abarcan a los principales insumos -algunos importados- de
la industria alimenticia: desde papel y cartón a envases, latas y
esencias, entre otros productos que abarcan a distintas ramas de la industria.
El escenario planteado por los industriales da cuenta de un agravamiento
de la situación económica. Por la escasez de dólares, las trabas a las
importaciones y la suba de los dólares alternativos (contado con liquidación,
MEP y "blue"), hasta ahora se habían evidenciado aumentos de precios y faltantes en distintos
rubros. Pero los alimentos habían quedado al margen de las anomalías. Ahora, esa
dinámica amenaza con cambiar dramáticamente.
Alimentos más caros por falta de dólares
Las empresas de la alimentación argumentan que por las últimas medidas
oficiales, ahora están obligadas a conseguir los dólares en sus casas
matrices. O encontrar directamente financiamiento por otro lado.
Los ejecutivos se quejan porque las entidades financieras les cobran muy
caro por estos préstamos:
en torno al 9%-10% anual en dólares. Ese sobrecosto, que hasta ahora las
empresas no tenían porque accedían directamente al mercado de cambios oficial,
ahora va a encarecer los productos, dicen desde las empresas.
Pesce, ante esta realidad, les dijo a los empresarios que no había que
esperar flexibilizaciones entre las restricciones por lo menos hasta finales de
septiembre. Y que la normalización macro recién llegaría hacia finales de este
2022. Un escenario que, visto desde el aquí y ahora, parece ciencia ficción.
Imposible de aventurar qué sucederá con la economía durante el próximo
semestre.
Eso sí, el jefe del BCRA se comprometió a analizar
"caso por caso" para evitar el estrangulamiento puntual de
alguna compañía.
Economía revolucionada: aceleración
inflacionaria y faltantes
Está claro que la crisis cambiaria y la salida de Martín
Guzmán del Gobierno profundizó la crisis. Varios sectores de la economía
están sintiendo el rigor en las últimas jornadas: hay
fuertes remarcaciones y desabastecimiento, que en muchos casos está
provocada por los mismos empresarios y comerciantes, que cuidan sus stocks ante
la incertidumbre por los valores al momento
de la reposición. De esta dinámica perniciosa, la industria alimenticia
venía quedando al margen. Hasta ahora.
El escenario se complicó desde la semana pasada, cuando el Gobierno
decidió un bloqueo de facto a las importaciones con el objetivo de
acrecentar las reservas del Banco Central. Ese objetivo se cumplió entre el
lunes y jueves de la semana anterior, cuando se juntaron unos u$s1.500
millones. Claro, a costa de un impacto negativo sobre la actividad económica y,
sobre todo, en los precios.
Desde autos cero kilómetro hasta productos de ferretería o
electrodomésticos. También los insumos y maquinaria para la construcción, todos
esos se trataron de rubros que "bajaron la persiana" en muchos casos.
Desde distribuidores a fabricantes. Por lo general, los pequeños comerciantes
quedaron a expensas de lo que sucedió más arriba en la cadena. Otra vez, como
el hilo más delgado de la secuencia comercial.
En pinturas, los aumentos promediaron el 16% en una sola jornada.
En los productos de hierro y acero, ayer no hubo aumentos pero las principales
compañías aplicarían actualizaciones en las próximas horas.
Otro de los
rubros con impactos sensibles fue el de los electrodomésticos, de por sí
muy sensible al valor del dólar. Si bien no hubo un alza en el precio del dólar
oficial, las empresas tomaron nota de la escasez de divisas para las importaciones. Por
esos mismo, en las últimas horas hubo una gran disparidad en los aumentos.
Llegaron a 20% en el caso de los televisores y las heladeras. Aunque también
dependió del nivel de stock de cada marca.
Las decisiones disruptivas atravesaron a los distintos
sectores de la economía de forma horizontal. No hubo un comportamiento
homogéneo porque las últimas medidas del Banco Central sobre
la administración de las importaciones impacta de manera heterogénea.
Las principales importadoras de alimentos, por ejemplo, fueron las primeras en
suspender sus ventas "hasta nuevo aviso". Empresas que venden desde
café a enlatados de legumbres, frutas y pescados, que vienen en su totalidad
desde el extranjero.
Brusco impacto en la actividad
Por lógica, toda esta dinámica perjudicará a la actividad
económica. Los salarios quedarán retrasados respecto de la
ola inflacionaria. La pregunta, a esta hora, es por cuánto.
El escenario más tolerado por los funcionarios podría ser con una
inflación que trepe algo más allá del 80%. Pero se trata de una marca que puede
quedar añeja esta misma semana.
Dependerá de la reacción y el plan que ponga sobre la mesa el flamante
equipo económico. |