Por Pablo Sieira - En medio de la crisis
político-económica que rodea al Gobierno, el
presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina
Kirchner se preparan para mantener un encuentro por el cual presionan
gobernadores y socios políticos como Sergio Massa, que lo consideran un paso
fundamental para firmar un armisticio tras meses de pelea pública y encarrilar
así la gestión.
Si bien en la
Casa Rosada y en el entorno de la vicepresidenta evitan confirmarlo o
rechazarlo oficialmente, distintas fuentes del Frente de Todos dejan trascender
que se está preparando un reencuentro entre
el Presidente y su vice. Lo habrían acordado en la charla telefónica del
domingo por la noche y podría darse este lunes, luego de la jura
de Silvina Batakis como ministra de Economía.
Era previsible para todos en el oficialismo la turbulencia
en los mercados que le siguió al caótico cambio en el Ministerio de
Economía tras la renuncia de Martín Guzmán y la
llegada de Batakis en medio de una guerra política interna. Por ello, una
vez resuelta la sucesión se lanzó un operativo en el Frente de
Todos para dar una señal concreta de pacificación
política frente a la intranquilidad económica.
El primer paso era que Fernández y Cristina Kirchner hablaran
para acordar el reemplazo de Guzmán. Fue necesaria la intermediación de la
titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, para convencer al
Presidente, furioso con la vice. El segundo, mostrar un apoyo unánime a la designación de
Batakis. Y el tercero es el que está en marcha: un encuentro
mano a mano que en lo posible incluya una foto.
Con la tensión en los mercados como telón de fondo, el oficialismo
reclama llevar calma desde la política.
No es un deseo ingenuo por parte de los dirigentes que lo reclaman:
todos saben que las diferencias no se resolverán solo con una foto y que los
egos y rencores personales también juegan, pero de la misma manera saben que
los gestos y el simbolismo en política tienen peso. El pedido de gobernadores y
legisladores no es que se amiguen, sino que ordenen la situación política.
Operativo "reunión": ¿qué rol
juegan Massa y los gobernadores entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner?
El presidente de la Cámara de Diputados y tercer socio del
Frente de Todos fue uno de los primeros en llegar a la quinta de Olivos el
pasado domingo por la mañana para reunirse con Fernández en las horas más
críticas del Gobierno y también uno de los primeros en pedirle que llamara
a Cristina Kirchner.
Por haber sido también uno de los que en las últimas semanas
le reclamó al jefe de Estado "repensar el
Gobierno" y se sumó a las crecientes presiones del kirchnerismo sobre
Guzmán, Massa acompañó
con un gesto: decidió postergar para el 6 de agosto el congreso de su Frente
Renovador que iba a realizarse el 15 de julio, según confirmaron a iProfesional
fuentes de ese espacio político.
Esa cumbre del massismo iba a llevarse a cabo en un clima de fuerte
malestar con la situación política y bajo la
sombra de una posible renuncia de Massa a la presidencia de la Cámara baja. La
profundización de la crisis por la renuncia de Guzmán hizo que todo quedara en
pausa.
Por su parte, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, también le
pidió a Fernández que llamara a Cristina Kirchner. Según supo este medio, su
posición es compartida por casi todos los mandatarios provinciales que integran
la relanzada Liga de Gobernadores, otro actor político que en los
días previos mostró su malestar con el renunciado ministro de Economía.
Es en ese círculo donde circula la idea de que se necesita
un gesto contundente de que "la pelea se terminó",
aunque las tensiones permanezcan. Una foto de ambos. La meta de
gobernadores, intendentes y otros actores del peronismo, lógicamente,
es llegar en la mejor forma posible a 2023 tras meses de fuego
cruzado y ante una oposición que saca pecho y machaca (también lógicamente)
sobre la disputa interna del Gobierno como un acto de
"irresponsabilidad" y resalta su debilidad.
Un sugestivo cambio de agenda
Un hecho que alimentó las versiones sobre un encuentro entre
Fernández y Cristina Kirchner fue la suspensión del acto que el
Presidente tenía previsto encabezar para promulgar la ley de "alivio
fiscal" para monotributistas y autónomos, impulsada por Massa y
aprobada por unanimidad en el Congreso.
Era la única actividad oficial que Fernández tenía
prevista además de la jura de Batakis. Haber liberado ese espacio en la
agenda presidencial abrió un poco más la puerta a las versiones sobre
una inminente reunión entre el jefe de Estado y la titular del Senado
para pacificar el clima. No se ven desde el acto
por los 100 años de YPF que encabezaron juntos el 3 de junio.
De cualquier forma, el desafío que encara el oficialismo es mantener
la tregua el mayor tiempo posible. Al menos hasta el momento de empezar a definir
las candidaturas para las elecciones del próximo año. Esa será otra pulseada.
Tanto Massa
como los gobernadores consideran que si no bajan los decibeles de la
disputa no hay futuro político para casi nadie: todo el
peronismo tiene atada su suerte a la estabilidad que los dos socios más
importantes de la alianza puedan garantizar.
El análisis es que la crisis económica se profundizó debido a
la pulseada a cielo abierto entre Alberto Fernández y Cristina
Kirchner sobre la gestión en general y las medidas económicas en
particular. Poner pausa a esa novela, según evalúan en el oficialismo, es
esencial para que la nueva gestión económica de Batakis tenga margen.
Lo que dejó la crisis más grave del Gobierno
El caótico fin de semana que vivió el Gobierno a partir de la
renuncia de Guzmán, difundida por él mismo el último sábado mientras Cristina
Kirchner daba un discurso en Ensenada, estuvo repleto de versiones sobre
cambios en el Gabinete que, al no concretarse, dejaron un interrogante
colgando.
Fuentes del oficialismo le confirmaron a iProfesional
que Massa estuvo a un paso de asumir como jefe de Gabinete. Lo
que pidió fue contar con un equipo económico a su cargo e injerencia
sobre la AFIP y el Banco Central. El Presidente no se mostró
convencido y en su conversación con Cristina Kirchner se decantó por
resolver lo más urgente: reemplazar a Guzmán en Economía.
El jefe de Gabinete, Juan Manzur, terminó por confirmar que Massa
continuaría en la Cámara de Diputados. El nombramiento de Batakis también dejó
de lado la reorganización general con la que se especuló durante 24 horas, con
Capitanich en el Ministerio de Economía y Daniel Scioli al frente de una
cartera unificada de Producción y Agricultura.
Todo ello quedó en versiones puestas a circular en medio de una evidente
incertidumbre en el seno mismo del Gobierno y con Alberto Fernández jugado sin
fichas tras la renuncia intempestiva del ministro al que había apoyado frente a
las furiosas embestidas del kirchnerismo, y con el que pensaba resistir al
menos hasta agosto.
Ahora se abre una nueva etapa y todo dependerá, otra vez, de cómo quede
la relación entre Alberto Fernández y la vicepresidenta que lo eligió para
presidir un gobierno de unidad peronista que decantó en una desunión con graves
implicancias políticas y económicas. I |