El tipo de cambio paralelo de Argentina se dirige al alza, una ascenso
tan grande que puede arrastrar al dólar oficial. Un informe de Bloomberg concluye
que la necesidad de aumentar la base monetaria para hacer frente a los pagos de
la deuda en pesos y financiar el gasto público, más un previsible descenso
estacional de las exportaciones agrícolas y el aumento de las importaciones de
energía, suponen un problema para la estabilidad cambiaria en el segundo
semestre.
El llamado tipo de cambio “blue-chip” escalaría un 40% hasta 340
pesos por dólar a finales de año, según Alejo Costa, jefe de estrategia
para Argentina de BTG Pactual. Esto, a su vez, podría llevar al Banco Central a
devaluar el tipo de cambio oficial al menos un 10% hacia el final del tercer trimestre,
tendencia que rompería su política de dos años de devaluación controlada y
gradual, el llamado “crawling peg”.
”El dólar paralelo va a estar más presionado que todas las
otras monedas de la región, dada la política y los riesgos locales”, dijo Costa
desde Buenos Aires.
El Banco Central anota compras netas de unos USD 400 millones en lo que
va de junio para defender las reservas. Asimismo, en el transcurso
de 2022, la entidad acumula compras netas por unos USD 1.306
millones, un monto que representa el 20,5% del saldo neto a favor obtenido
en el primer semestre del año pasado, que acumulaba unos USD 6.358 millones al
29 de junio de 2021.
”Es posible que Argentina tenga que acelerar la fijación a rastras
o se vea obligada a realizar movimientos puntuales en el tipo de cambio”,
dijo Alejandro Cuadrado, jefe de estrategia cambiaria para América Latina
del BBVA en Nueva York. “Es demasiado ajustado para cumplir con la acumulación
de reservas requerida” por el programa del país con el Fondo Monetario Internacional,
aseguró.
Los tres principales factores que impulsan al dólar:
1) Expansión monetaria. La oferta monetaria de Argentina está
aumentando a un ritmo anual del 53%, desde el 30% de principios de año. Los
pesos excedentes alimentan la demanda de bienes y los dólares necesarios para
comprar importaciones. La expansión monetaria es uno de los principales
factores que los analistas ven detrás de la inflación y, por tanto, del proceso
devaluatorio.
“Habrá mucha expansión monetaria durante el segundo semestre,
fundamentalmente por el déficit fiscal”, dijo Costa. El Gobierno
sigue refinanciando la deuda en pesos a medida que va venciendo, pero
apenas. Es más, apenas puede recaudar fondos adicionales para financiar el
gasto este año. Costa advirtió que pronto el país podría tener problemas
incluso para refinanciar la deuda, la mayor parte de la cual está vinculada a
la inflación.
2) Exportaciones agrícolas. La principal temporada de cosecha en
Argentina esta llegando a su fin y, aunque normalmente la venta de granos puede
extenderse, esta temporada los productores de soja están reteniendo gran parte
de su cosecha a la espera de un mejor precio. Algunos analistas no esperan que
vendan hasta que haya una devaluación. Los agricultores tienen 18,5 millones de
toneladas de soja este año, o el 44% de la cosecha total, menos que el promedio
de los últimos cinco años para ese período, señaló la Bolsa de Comercio de
Rosario en su informe semanal.
“Los productores seguirán reteniendo su producción hasta que el dólar suba
o los precios de los commodities comiencen a caer”,
comentó Lucrecia Colletti, líder de la mesa de cambios del Banco Provincia
de Buenos Aires. “Pero todo esto lo veo difícil si continúa la guerra entre
Ucrania y Rusia”.
3) Importaciones de energía. Al mismo tiempo que faltan dólares
para la cosecha, Argentina debe destinar los billetes verdes a pagar las
importaciones de gas tras no poder satisfacer la demanda invernal con la
producción nacional. Eso se encarece cada vez más a medida que la guerra en Ucrania
hace subir los precios del petróleo y del gas.
Estimaciones de Econviews
En mayo, las importaciones de energía consumieron uno de cada cinco
dólares recaudados por los exportadores de soja en el mercado de divisas. A
partir de julio, es probable que absorban uno de cada tres. “Es muy difícil que
el Banco Central pueda acumular una cantidad significativa de reservas” con una
brecha tan grande entre el tipo de cambio oficial y el del blue-chip,
dijo Alejandro Giacoia, economista de la consultora Econviews. “Este
problema sólo se puede resolver subiendo el tipo de cambio oficial, y el
Gobierno no parece estar dispuesto a hacerlo”, subrayó. |