Por Esteban Lafuente - La inestabilidad económica argentina, la
inflación de doble dígito desde hace más de 15 años y la pérdida de confianza
en la moneda llevan a muchos argentinos a abandonar el peso y buscar proteger
sus ahorros en otras monedas. La consecuencia es que, mes a mes, crece el total
de dinero que los ciudadanos atesoran fuera del sistema local: según las
últimas estimaciones oficiales, la cifra ya supera los US$258.077 millones.
El dato fue presentado en la última edición del informe de Balanza de
Pagos, posición de inversión internacional y deuda externa, que el organismo
estadístico oficial publicó ayer y corresponde al primer trimestre de 2022.
La cifra es un 3,1% superior en comparación con el monto estimado por el
Indec un año atrás (US$250.376 millones) y, si bien representa un crecimiento
en términos nominales, se ubica por debajo de la inflación registrada en los
Estados Unidos (8,5% interanual en marzo pasado).
Ese monto millonario, que crece trimestre a trimestre en las
estimaciones del Indec, contempla los fondos alojados en cuentas bancarias
declaradas en el exterior, el dinero atesorado en cajas de seguridad o los
billetes guardados “en el colchón”, tanto en dólares como en otras divisas. Y
el incremento de ese monto año a año grafica la desconfianza que los argentinos
mantienen en el peso y el sistema financiero local.
Según las últimas estimaciones del Indec, el dinero guardado fuera del
sistema aumentó 1,2% en el último trimestre y se incrementó por un total de
US$3145 millones en los primeros tres meses de 2022. A fines del año pasado, el
dinero atesorado por los argentinos fuera del sistema era de US$254.932
millones.
Si se considera la evolución en el último año, el monto que los
argentinos atesoran fuera del sistema local creció en US$7701 millones (3,1%).
La dolarización de los ahorros y la huida del sistema local es una
tendencia que hace años marca a la economía argentina y no distingue gobiernos
y administraciones. La acumulación de sucesivas crisis económicas, cepos,
confiscaciones de depósitos, inflación, cambios de moneda, déficit fiscal,
emisión y pérdida del poder adquisitivo configuraron un escenario de
desconfianza hacia el sistema financiero local y de desconfianza en el peso
como refugio para los ahorros.
Mientras la inflación local se encamina este año a un piso del 75%,
según las últimas estimaciones de economistas privados –sería el registro anual
más alto desde 1991–, se deteriora el rol del peso. En ese camino, la moneda
local es usada para concretar pagos y transacciones cotidianas (si bien algunas
operaciones, como la compraventa de propiedades, se estima y se concreta en
dólares), y perdió su rol como reserva de valor.
En consecuencia,
muchos de quienes tienen capacidad de ahorro recurren al dólar u otras divisas
para mantener su capital.ß |