Jueves 16 - Distintos
economistas opinaron que la suba del dólar y la inflación, obedecen, entre otras causas, a un desarme de
bonos en pesos atados a la inflación, la situación internacional, la suba
de tasas internacionales
que perjudican a los países emergentes y la falta de un plan antiinflacionario.
El economista Lorenzo Sigaut Gravina opinó que la inflación de mayo
"estuvo dentro de lo esperado, aunque es muy elevada, si se desacelero un
poquito pero no hubo mayores desvíos".
"Puede haber una desaceleración pero va a ser lenta y en el segundo
semestre, estará por arriba del 4 o 5 % y la inflación anual será superior al
70%".
"Si bien el mundo hay un proceso acelerado de la inflación, también
es cierto que no hay políticas claras, no hay plan antiinflacionario, se
perdieron las mejoras en las expectativas que generaron el acuerdo con el FMI y
las dificultades se potenciaron".
Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de la Consultora
Equilibra agregó que "las internas del Gobierno y las faltas de políticas
en el plano económico coordinan las expectativas de la inflación y no se frena
con la suba de tasa de interés".
Sobre la suba del dólar opinó que "esta motivada porque al Banco
Central le esta costando mucho acumular reservas, el nivel de compras es muy
bajo, comparado con otros segundos trimestres".
"Si no lo hizo en la época de vacas gordas, con las ventas altas
del campo, en la segunda mitad del año va a empezar a bajar la oferta de
dólares y eso seguramente va a traer un montón de restricciones", en
declaraciones a Noticias Argentinas.
"El alza tiene que ver con una combinación de factores, la brecha
bajó por el acuerdo con el FMI, hasta que se despierta primero por un retiro
significativo de fondos de inversión, hubo dudas por los títulos atados al CER,
porque se registró un desarme de fondos, los privados se asustaron desarmando
las posiciones en esos bonos y eso generó mayor liquidez que se fue al
dólar".
Agregó Sigaut Gravina que "los ahorristas volvieron a un refugio
seguro, las empresas necesitaron mayores pesos por el pago de aguinaldo y
ganancias y el resto se fue al mercado financiero que se despertó en sólo dos
días".
"Si bien el mundo hay un proceso acelerado de la inflación, también
es cierto que no hay políticas claras, no hay plan antiinflacionario, se
perdieron las mejoras en expectativas que generaron el acuerdo con el FMI y las
dificultades se potenciaron porque no se generaron anclas de certidumbre".
El director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE), de la
Universidad de Belgrano, Víctor Becker, opinó que "hay un fenómeno global
por el aumento anunciado de las tasas en Estados Unidos, que produce una salida
de capitales de países emergentes, y la Argentina no es la excepción".
"Además el Banco Central está emitiendo mas de los esperado y esos
pesos van a un solo lugar que es el dólar y repercute en el blue", añadió
en declaraciones a Noticias Argentinas.
Explicó que la suba del dólar "tiene que ver también con un
fenómeno particular y es que desde la semana pasada se registró una liquidación
de bonos en pesos, por temor a que el próximo gobierno haga una
reestructuración".
Al opinar sobre la inflación señaló que "bajamos del 6,7% de marzo
y empezamos a festejar pero no hay mucho que festejar, con un 5% mensual de
alza de precio".
Anticipó que "con los aumentos previstos para junio de precios como
los regulados, telecomunicaciones y otros anunciados, vamos a estar más cerca
más cerca del 6%, que del 5% en los próximos meses y eso nos lleva a una
inflación anual de entre el 80% y el 100%".
"La inflación es muy alta, prácticamente no la tiene ningún país y
va seguir así hasta que no haya un plan antiinflacionario y mejoren las
expectativas", añadió Becker.
Respecto de la licitación del martes, desde Portfolio Personal se estimó
que “las tasas de
colocación a simple vista parecen por debajo de lo que ofrecían estos títulos
en el mercado secundario”, ya que “las Lecer a octubre y diciembre fueron
colocadas al 2,02% y 3,01%, respectivamente, lo cual es alrededor de 120 y 75
puntos básicos por debajo del mercado”.
En esta línea, la consulta PxQ, que dirige el exviceministro de Economía
Emmanuel Álvarez Agis, publicó un informe que asegura que “la licitación,
aunque reducida en magnitud, mostró nuevamente que el equipo económico tarda en
responder y coordinar, y parece tener tiempos no compatibles con el nivel de
riesgo actual”. “La curva de letras CER, que hasta hace una semana rendía
negativo hasta enero de 2023, hoy solo muestra rendimientos negativos en los
papeles a junio y julio de 2022, y esto como consecuencia de la intervención
del BCRA”, señaló.
Las miradas, entonces, estarán puestas en la decisión del Banco Central.
La disputa entre distintos sectores del gobierno por el esquema de tasas de
interés viene desde hace tiempo. Mientras desde el Ministerio de Economía son
más propensos a retacear subas, algunos miembros del BCRA insisten en la
necesidad de dar señales algo más agresivas. Hasta ahora, se impuso el ministro
Martín Guzmán. Las discusiones del mercado sobre el eventual ajuste que haga el
Banco Central le ponen un piso de 200 puntos básicos a la corrección.
Santiago López Alfaro, presidente y socio de Patente Valores, estimó en
diálogo con Ámbito que, si el BCRA retoca 200 puntos y deja la TNA de las Leliq
en 51%, eso es consistente con una tasa efectiva de 65%. De avanzar en ese
sentido, el Banco Central no cambiaría la estrategia más conservadora de
modificación de tasas implementada a lo largo del año. Otros analistas
consideraban que la tasa break even entre la Leliq y la Lede larga se ubica en
torno de los 350 puntos básicos.
¿Qué importancia tiene la tasa? Miguel Kiguel, director de Econviews, le
dijo a Ámbito que la señal de la tasa “es muy importante” por dos razones:
“Primero, porque es el único instrumento efectivo que tiene el Banco Central
para pelear con la inflación. Y segundo porque ayuda a controlar un poco el
tipo de cambio, haciendo los pesos más tentadores”. “De todas formas, es un
momento difícil por la falta de confianza, pero seguramente sería un buen
comienzo que el Banco Central tenga una actitud más agresiva que la que tuvo
hasta ahora, donde las subas fueron entre 200 y 250 puntos básicos”, agregó.
Federico Furiase y Martín Vauthier, de Anker Latinoamérica, suman una
señal respecto del esquema de tasas que debe dar el Gobierno para que sirva a
la descompresión de la cuestión cambiaria. De acuerdo a su lectura, la tasa de
interés en pesos debería ubicarse por encima del ritmo del crawling peg. De
esta manera, se premiarían los depósitos en pesos y se desalentaría el desequilibrio
cambiario que estimula mayores importaciones y desalienta las exportaciones,
una cuenta que también desgasta la acumulación de reservas. En mayo, el ritmo
de devaluación viajó al 4,1% mensual y saltó al 4,3% en lo que va de junio.
El riesgo que ven algunos analistas si el Banco Central convalida una
suba muy fuerte es que el mercado, sobre todo los bancos, quiera cambiar el
“riesgo Tesoro” por “riesgo BCRA”. Eso implicaría el desarme de posiciones en
deuda y un vuelco de esos fondos a money market.
En el Gobierno, mientras tanto, algunos funcionarios admiten que el
esquema de tasas puede ser un tema fuerte en las próximas negociaciones con el
Fondo Monetario Internacional, que exigió rendimientos positivos en términos
reales.
Más allá de la señal de la tasa, en la city sí había una coincidencia:
miran el gasto fiscal y lo señalan como la causa de los problemas.
“La realidad es que los dólares libres están incrementándose y no
sólo por el hecho de que el Banco Central sigue emitiendo mucho, y por lo
tanto hace que el poder adquisitivo del peso baje y eso -como pasaría con
cualquier moneda- se nota inmediatamente en los mercados cambiarios libres”,
explicó Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso. “Esto sucede
también porque hay cada vez más incertidumbre, que
hace bajar la demanda de pesos. Si se cae la demanda de un producto, por
ejemplo, pero se mantiene la oferta, también se va a ver una pérdida de poder
adquisitivo. Acá se complica más porque no solamente se cae la demanda, sino que
aumenta la oferta. Y eso se va a reflejar en el mercado cambiario”, agregó.
El economista remarcó otro factor que se suma al “combo” que hizo subir
en los últimos días los tipos de cambio alternativo: “Por la incertidumbre, la gente
no solamente se va a escapar del peso, sino de todo activo que sea local. Eso
se hace también a través del mercado cambiario. Conclusión: esto también
presiona al alza los dólares paralelos. El factor incertidumbre es uno de los
factores que está haciendo que estos tipos de cambio crezcan”.
“Pero, a su vez, la incertidumbre también hace que la gente
invierta y consuma menos: si se invierte y consume menos, se ahorra, y
se ahorra en moneda extranjera. Con lo cual esto obviamente hace que la
economía hacia adelante, tienda a crecer menos”, agregó Abram.
En ese contexto, el incremento de los dólares alternativos y la
consecuente ampliación de la brecha, enciende una serie de luces de alarma para
la economía. “En el corto plazo, la distorsión y los incentivos que impone una
brecha más elevada en un contexto de aceleración inflacionaria y elevada
incertidumbre, abren ventanas de oportunidad (‘fuga al consumo’) para la
adquisición de bienes durables y la reposición de bienes de capital”, señaló el
economista de Ecolatina Santiago Manoukian.
“No obstante, en un escenario de preocupante escasez de reservas
internacionales, el ensanchamiento del gap cambiario genera incentivos a
subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones, alienta la demanda de
dólares por miedos devaluatorios y reduce las liquidaciones en el mercado
formal”, remarcó Manoukian, quien agregó: “Estos comportamientos ponen
aún más en riesgo la meta de acumulación de reservas y la necesidad de mantener
la reactivación económica de la primera parte del año”.
Por su parte, Claudio Caprarulo, director de Analytica, destacó que “el aumento en la brecha cambiaria es una muy mala noticia”.
“Entre marzo y mayo se había ubicado por debajo del 80% y ahora nuevamente está
cerca del 100%. Profundiza los incentivos a importar por encima de las
necesidades propias de los niveles actuales de producción y consumo, producto
de la sensación de un dólar oficial barato y mayores expectativas de
devaluación. Eso también en un contexto de tanta
incertidumbre dificulta la coordinación de precios y reducción de la inercia
inflacionaria, con su consecuente impacto negativo en la recuperación de los
salarios y el consumo”, subrayó.
Sobre la suba de los tipos de cambio financiero y la inflación, Abram
destacó que “también es cierto que en la medida que el dólar está reflejando
una pérdida de poder adquisitivo del peso, que es inmediata, eso está
anticipando que a futuro todos los bienes y servicios van a reflejar en su
precio esta pérdida de valor de nuestra moneda”. “Se está anticipando que hacia
adelante va a haber más inflación”, remarcó.
“Esta inflación futura va a repercutir en el consumo y en la
actividad económica. Porque cuando se habla de inflación, de lo que
se habla es de una quita del poder adquisitivo del peso, de los salarios. Con
lo cual, esa pérdida de poder adquisitivo empobrece a la gente, que cuanto más
pobre es, menos consume. Y también es cierto que cuanto más inflación hay, más
incertidumbre se genera. Con lo cual, ahí hay un círculo vicioso que afecta, porque
cae la demanda de pesos y se va potenciando la pérdida de poder adquisitivo, y
también porque más incertidumbre significa menos consumo y menos inversión. Y
eso también afecta el nivel de actividad. Estamos entrando en un círculo
vicioso muy peligroso”, concluyó Abram. |