Por Carlos Lamiral - El ministro de Economía, Martín Guzmán, tendrá que
enfrentar esta semana una nueva licitación de deuda en pesos en medio de un clima de alta tensión en los mercados.
En los primeros 10 días de junio se registró una persistente corriente de
salida de Fondos Comunes de Inversión (FCI) de instrumentos financieros
indexados, motivada por la desconfianza de los operadores. En el Palacio de
Hacienda tomaron nota.
Esta semana, Economía va a tratar de testear a los inversores. El martes hará una licitación chica. Buscará solo $14.000 millones nominales, en instrumentos muy
cortos. Unos $5.000 millones con vencimiento en julio, $2.000 millones en
agosto, $2.500 millones en octubre, $2.000 millones en noviembre y $2.500
millones en diciembre. De ahí se verán las tasas de interés
resultantes para la segunda subasta de junio, en la que deberá rollear
vencimientos por $500.000 millones.
Según
plantean analistas del mercado, no toda la inestabilidad de los bonos en
pesos indexados se explica por cuestiones políticas. Mientras
algunos creen que en las próximas jornadas los ánimos van a tender a
normalizarse, tomando en cuenta que tras el castigo recibido los bonos ahora
presentan un valor atractivo por su rendimiento implícito, otros todavía
plantean fuertes temores mirando a los datos del frente fiscal.
La administradora de fondos MegaQM asegura que,
si bien existen razones que avalan los temores, también plantea escenarios
menos pesimistas. En principio, no todo se puede explicar en
función de un potencial reperfilamento de deuda. Señala que, si la
tendencia de los próximos meses es que la inflación se vaya estacionando en el
nivel del 4% al 4,5%, el rendimiento de los bonos CER
se asemejará a la de la tasa Badlar de plazos fijo. En tal escenario,
sostiene que el Banco Central y el Tesoro se verían compelidos a adoptar
mayores regulaciones que obliguen a canalizar la liquidez hacia los
instrumentos del Gobierno.
Por otro lado, la propia dinámica del Ministerio de Economía de ir
haciendo emisiones atendiendo la demanda de los inversores por instrumentos
cortos indexados, hace temer por una sobreoferta. Es decir, la abundancia de
papeles que presiona las cotizaciones a la baja. MegaQM también considera
que por la necesidad de pesos para el pago de aguinaldos y subas salariales de
paritarias, puede haber empresas presionadas a desarmar posiciones. La
semana pasada hubo operaciones de ese tipo de organismos públicos. En relación
a un reperfilamento, la administradora estima que, a diferencia que en 2019,
cuando había el equivalente a u$s25.000 millones de no residentes y el ministro
de entonces, Hernán Lacunza, decidió postergar vencimientos, ahora hay solo
unos u$s2.300 millones.
Otra administradora, AdCap, abre la
posibilidad de un escenario en el que los inversores decidan volver a
posiciones en bonos indexados en función del bajo valor y el potencial
rendimiento implícito. “Los bonos CER se negocian en valores atractivos luego
de la corrección y ante las desancladas expectativas inflacionarias. Sin
embargo, recomendamos posiciones cautas ante la incertidumbre que podría
continuar en las próximas ruedas”, sostiene.
La
consultora LCG dice por su lado que “la deuda en pesos cayendo más de 20 puntos
en forma diaria pone en una situación difícil a la Secretaría de Finanzas de
cara a la próxima licitación”. Agrega que para el BCRA no sería difícil
“salir a elevar artificialmente el precio, pero el cambio de humor ya está
instalado en el mercado”. Así, considera que “las dudas acerca de la solvencia
fiscal no serán erradicadas fácilmente”. Para la consultora, habrá que seguir
de cerca el dato de la inflación de mayo y el del déficit fiscal del mes
pasado, que se conocerá el 20 de junio. Ahí quedaría definida la trayectoria.
Otra administradora, GMA Capital, subraya que en las
siete ruedas de junio, $59.900 millones abandonaron los Fondos Comunes
indexados y $19.000 millones los fondos con rescate a 24 hs.
En tanto, la consultora Inveq estima que “ante
cotizaciones en baja en el mercado secundario, el Tesoro tendrá que buscar la
forma de incrementar los incentivos por la deuda local que deba refinanciar y
además obtener dinero extra”. Así, dice que la reconfiguración del
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que propone aliviar las metas del
segundo y el tercer trimestre pasando lo más exigente para fin de año, es un
cambio “cosmético” que no podrá generar confianza en los operadores. |