Por Claudio Zlotnik - Las importaciones del mes de mayo
que acaba de terminar quebraron todos los récords: habrían
superado los 7.700 millones de dólares, de acuerdo a la estimación
preliminar que hicieron en el Gobierno. De ser así, se superó el pico de hace
más de una década: en agosto de 2011, las importaciones habían trepado a
u$s7.610 millones.
El cierre de mayo implica, entonces, un incremento del 50% en relación a
mayo de 2021. Hay múltiples razones que explican el salto extraordinario
de las importaciones.
El más relevante
de todos se vincula con un hecho pernicioso: los abultados pagos por
las importaciones de energía, que el Gobierno debe afrontar en medio de la
disparada de los precios del gas licuado y de los combustibles. En especial de
gasoil, que son típicos en esta época del año.
Todo se da en un contexto que debería ser favorable para la Argentina:
desde que empezó el año, las liquidaciones de las exportadoras
cerealeras totalizaron u$s15.330 millones, un récord total.
Representan exactamente u$s2.000 millones adicionales a las del mismo lapso del
año pasado, que a su vez habían sido un récord.
Sin embargo, esta verdadera "lluvia de dólares" le pasa de
largo al Banco Central: desde que empezó este 2022, sólo pudo comprar u$s780
millones. De hecho, entre martes y miércoles, la mesa de operaciones del BCRA
se vio obligada a vender u$s205 millones para atender la demanda de divisas
(entre las cuales hay que incluir los pagos por la compra de energía)
y evitar un salto devaluatorio.
Sin dólares, ¿habrá que pedir un waiver al
FMI?
Una racha tan floja podría derivar, muy probablemente, en un pedido
de perdón al FMI por el incumplimiento de la próxima meta trimestral, la que
finaliza el próximo día 30.
Para cumplir con la meta firmada con el FMI, el Banco Central debería
comprar alrededor de u$s2.600 millones durante junio. A razón
de u$s130 millones diarios. Un objetivo complicado, si se toma en cuenta
lo sucedido en las últimas semanas.
Pero no todo es
el Fondo: lo más relevante en el actual contexto es que el Banco Central
no logra apropiarse de las liquidaciones de las cerealeras, que vienen
creciendo en relación a lo sucedido un año atrás. Lo dicho más arriba, el hecho
de que el BCRA no logra capturar divisas altera a los inversores.
De hecho, en la Casa Rosada reina el nerviosismo por esta
cuestión. Los llamados a Guzmán y a Miguel Pesce se cruzan a diario para
conocer al detalle lo que está sucediendo en el tensionado mercado de
cambios.
Para evitar males mayores, esta dinámica debería cambiar rotundamente en
las próximas semanas.
Importaciones: los motivos de un récord
El récord de las compras en el exterior se relacionan con distintos
hechos, algunos estacionales y otros que tienen que ver con el momento
excepcional que atraviesa la economía mundial.
1. Pagos de energía a precios récord
Lo sucedido en las últimas semanas es todo un síntoma de lo que está
pasando: los pagos de energía se
llevan buena parte de las divisas que
el BCRA adquiere a las cerealeras.
La explosión en los precios del gas tiene mucho que ver con
esa pérdida de billetes verdes.
Un vistazo a las últimas cifras oficiales dan cuenta de ese fenómeno.
Durante los primeros cuatro meses del año, los gastos en energía sumaron
u$s3.583 millones, un 157% por encima del período enero-abril de
2021. Implica un salto de u$s2.188 millones que el Banco Central tuvo que
pagar como sobrecosto por las importaciones de gas.
El precio del GNL, que hace un año costaba u$s8,33 por millón de BTU,
llegó a cotizar en torno a los u$s34,50. Cuatro veces más caro.
2. La inflación internacional
El alza de los precios a nivel global ya venía complicada por
la pandemia -básicamente por la suba de los costos en logística-, y que ahora
empeoró por la guerra en Ucrania. Europa y Estados Unidos sufren la inflación
más alta de los últimos 40 años. Conclusión: para traer la misma cantidad de
mercadería, las
empresas necesitan más dólares.
3. Aprovechamiento de la brecha por parte de empresas con acceso al
dólar oficial
Los
importadores compran "todo lo que pueden" al precio de $120 (dólar
oficial mayorista), que se compara con los $211 que vale el contado con
liqui. Una brecha del 76%. Nada menos.
4. Mejora de la actividad económica en relación al año pasado
Los últimos datos del INDEC dan cuenta de un crecimiento del 6%
interanual (en marzo) en la economía. Se sabe: por cada punto de expansión de
la actividad, las importaciones lo hacen en por lo menos tres puntos.
Preocupación máxima por el dólar
Para Guzmán-Pesce, la falta de potencia compradora de divisas les puede
deparar dolores de cabeza: en
el mercado cambiario ya se empezó a evidenciar una
incipiente ola dolarizadora, que estuvo ausente en las semanas anteriores.
Está claro: los distintos actores de la economía están en alerta: miran
con extrema atención los movimientos del Central.
La presión oficial se traslada al mercado cambiario, donde las
cotizaciones son muy sensibles a los logros (o fracasos) de la autoridad
monetaria.
Las
cotizaciones de los dólares libres se mantienen en un sendero
tolerable, pero en los despachos oficiales empezaron a inquietarse por,
como se señaló más arriba, la tendencia dolarizadora. Se trata de inversores, pero sobre
todo de empresas, que dolarizan portafolio pero que también pugnan por entrar
al mercado cambiario a través del stockeo de mercadería en el mercado oficial
de cambios.
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