Por Pablo Wende - Las importaciones tocaron un récord histórico en
mayo. Aunque todavía no hay cifras oficiales, la proyección que manejan en
el ministerio de Economía y el BCRA es que se superó el pico que se había
alcanzado en agosto de 2011, cuando tocaron los USD 7.600 millones. A pesar de
ello, a lo largo del mes se profundizaron las quejas de las empresas por las
dificultades para acceder al mercado cambiario.
Una de las explicaciones es que parte del récord registrado se explica
por la necesidad de gastar más en la importación de energía para los meses de
invierno. Por la guerra entre Rusia y Ucrania el precio del gas voló, lo que repercute
sobre las cuentas públicas (porque aumenta el gasto), pero también en la
capacidad de acumulación de reservas por parte del Central.
También afecta el fuerte aumento de las materias primas que debe
importar la industria, ya que sucedió lo mismo que con el petróleo o los
alimentos. Es decir hubo un fuerte incremento en dólares en todos los
insumos, por lo que las empresas requieren montos mayores en dólares para
fabricar lo mismo.
Sin embargo, la regla general del Banco Central que conduce Miguel
Pesce es que los importadores sólo pueden acceder a dólares oficiales por
el equivalente a un 5% adicional respecto a los niveles registrados en 2021. En
algunos casos, sin embargo, ya se autorizaron excepciones, atento a los fuertes
aumentos del costo de determinados productos en el mercado internacional.
El récord de importaciones fue posible porque al mismo tiempo se
verificó un gran incremento en la liquidación de divisas por parte del complejo
cerealero. Según las estadísticas de CIARA se registró también un récord en el
ingreso de dólares del sector, que llegó a los USD 4.200 millones.
El BCRA apenas consiguió acumular el 18% de ese monto, poco menos de USD
750 millones. El resto de los dólares que ingresaron por comercio exterior se
destinó a la compra de energía, también para abastecer dentro de lo
posible la exigencia de importaciones del sector privado y a otros rubros.
Entre ellos se destaca la demanda de argentinos que viajan al exterior o el
pago de deuda por parte de las empresas.
Prácticamente no hay sector que no se queje de las dificultades para el
acceso a las divisas en el mercado cambiario oficial. La mayoría de las
empresas consigue sólo una fracción de lo que demanda, lo que resiente el
proceso productivo y reduce la oferta de bienes en la economía. También este
fenómeno está detrás del acelerado proceso inflacionario, ya que ante la
falta de oferta las empresas optan por subir los precios. El objetivo es
mantener niveles razonables de rentabilidad aún en un contexto de menores ventas
por la falta de producto.
La brecha cambiaria también juega un rol. Al existir una diferencia
superior al 70% entre el tipo de cambio oficial y el dólar financiero, la
tendencia es que los exportadores intenten frenar todo lo posible sus
liquidaciones, mientras que los importadores se apuran por comprar todo lo que
pueden al dólar oficial.
El Banco Central, por lo pronto, aceleró la suba del tipo de cambio, que
creció a un ritmo de 4,2% en mayo. Pero a pesar de este mayor ritmo de suba,
todavía sigue por debajo de la evolución de la inflación, que el mes pasado
habría aumentado cerca del 5%. El compromiso con el FMI es evitar que se
produzca un proceso de atraso cambiario, típica conducta de los gobiernos
argentinos en procesos preelectorales. |