Por Carlos Arbia - La mayoría de las consultoras locales estima
que es muy
probable que a partir del segundo semestre del año el crecimiento comience a
desacelerarse, e incluso no debe descartarse la posibilidad de registrar sucesivos
meses con estancamiento o caída de la actividad económica.
Un reciente informe de la consultora Invecq destaca que "se
empezarán a evidenciar los desajustes de la economía real, entre los
cuales se encuentran faltantes de insumos por trabas a las importaciones y
posible escasez de gas y combustibles (además de su encarecimiento) que
complicarán el normal funcionamiento de la actividad industrial".
Como dato anticipatorio en este quinto mes del año,
el Indec dio a conocer que en el primer trimestre del año la economía
argentina creció solo un 1% con respecto a los últimos tres meses del
2021, y aumentó un 6,1% con respecto al primer trimestre del año pasado. Con
este número del primer trimestre tan bajo, la gran pregunta es si la economía
crecerá por lo menos entre un 2,5 a un 3 por ciento este año.
En un contexto de alta inflación en el que se desempeña la
economía argentina,con dos meses consecutivos con una inflación núcleo del 6%,
y con un mayo que se proyecta superior a 5 %, sumada a la constante
incertidumbre, este panorama altera la toma de decisiones de los agentes,
mediante adelantamiento de gastos hay dificultad para proyectar el aumento del
PBI futuro dice el informe de la consultora y en particular en un complicado
segundo semestre en el que podría notarse la falta de dólares y el gran
interrogante es qué pasará con la inflación.
En el segundo semestre habrá una menor liquidación
de dólares
El informe además destaca el problema que generaría una profundización
de la brecha cambiaria considerando la baja acumulación de reservas del
Banco Central y en contraste con las exportaciones récord de unos 27.800
millones de dólares) en los primeros cuatro meses del año, en adelante la
diferencia entre el tipo de cambio oficial y los financieros paralelos se irá
incrementando".
Para la segunda mitad del año el grueso de la liquidación de
dólares por parte del agro ya estará agotada, por lo que si el gobierno
quisiera acumular divisas deberá frenar la demanda de dólares a través de mayor
devaluación o restricciones a las importaciones. De ser así, ambas tendrán
consecuencias directas sobre la economía, ya sea por mayor presión sobre precios,
incentivo de mecanismos defensivos y de cobertura, y la ya mencionada falta de
insumos.
El informe explica que una hipotética caída del PBI de manera
sucesiva en cada uno de los próximos tres trimestres es totalmente compatible
con un crecimiento proyectado del 3% para el promedio anual, el cual
sería entonces consecuencia exclusiva del arrastre estadístico, sin mayores
fundamentos sobre la economía real.
Es decir, se trataría de una suba difícil de percibir, o directamente
asintomática, ya que para fin de año se habrían acumulado tres trimestres
consecutivos de caída, quedando lejanos los resultados de los primeros tres
meses. En tal caso, si bien el promedio anual del 2022 sería algo superior al
promedio anual del 2021, el último trimestre se ubicaría por debajo de los
últimos tres meses del año anterior, ahogado a su vez por un contexto de alta
nominalidad, con una inflación que muy probablemente rondará el 70%
hacia fin de año.
Habrá que monitorear la relación entre
Alberto Fernández y Cristina Kirchner
Estás proyecciones se dan en un escenario plagado de incertidumbres,
tanto en el plano internacional como local. Por un lado, dependerán de cómo
evolucione la situación económica e inflacionaria en los Estados Unidos y el
resto del mundo desarrollado, y el sendero de subas de tasa de
interés de corto plazo que tome la FED.
Las proyecciones del segundo semestre también estarán sujetas a la
continuidad del conflicto bélico en Europa, y su incidencia directa sobre
el precio de los commodities, tanto las exportadas como las importadas por
Argentina.
A nivel local, los factores determinantes pasan esencialmente por
el escenario político, en particular cómo evolucione la mala relación del
presidente Alberto Fernández con la vicepresidenta Cristina Kirchner y los
sucesos disruptivos que puedan desencadenarse, con las turbulencias que eso
pueda generar sobre la economía. Además, será de relevancia la nueva dinámica
que adquiera el acuerdo con el FMI, de acuerdo a los posibles cambios en metas
y objetivos que surjan a partir de la primera revisión trimestral.
En lo que respecta a lo observado hasta ahora el ritmo de actividad se
presenta de manera heterogénea en la economía. Por un lado, la industria cerró
marzo con actividad creciendo 3,6% interanual, y abril operando con una
utilización de la capacidad instalada del 67%, nivel cercano al pico de
noviembre 2017. Por otro lado, el agro anotó su segunda caída
interanual en el nivel de actividad, con -1,1% y -5,5% en febrero y marzo
respectivamente, aun con récord de liquidación de divisas (el efecto
de los elevados precios internacionales compensa la merma en la
producción).
Hay disparidad en el crecimiento de los
sectores
En el sector automotriz la disparidad se refleja en la
diferencia entre el mercado interno y externo, con los patentamientos
acumulando 8 meses de caída interanual consecutiva, mientras que las
exportaciones crecen interanualmente desde hace un año, solo interrumpidas por
una baja en el mes de enero. Paralelamente, el
sector Construcción muestra un crecimiento acumulado del 1,3% en el año según
su indicador de actividad, mientras que la cantidad de escrituras en
Provincia de Buenos Aires y CABA cayeron un 8% y 5% interanual respectivamente
en el primer trimestre.
Habrá que ver qué pasa en el futuro con los aumentos salariales. El
salario ya perdió unos 1,2 puntos porcentuales respecto a la inflación entre
enero y marzo y podría perder más hasta fin de junio. Todos estos indicadores
contradictorios dan cuenta del contexto frágil en el que se está desenvolviendo
la economía y hacen dudar de la sostenibilidad del mismo.
Otro de los aspectos a evaluar será el cumplimiento de las metas del
nuevo acuerdo con el FMI, que tienen por objetivo una estabilización
de la macroeconomía, pero podría generar como efecto secundario una fuerte
incidencia negativa sobre la actividad económica. Si se cumplen las demandas
del organismo como el apretón monetario, la acumulación de divisas
para aumentar el stock de reservas, la devaluación para no atrasar el tipo
de cambio, y la suba de tasas para obtener rendimientos reales positivos eso
podría repercutir negativamente en el nivel de actividad económica.
El escenario fiscal tal vez sea una muestra. En abril, los
ingresos totales aumentaron casi un 80 % mientras que los gastos subieron un 88
% medidos en términos anuales. "Esto da cuenta de un sensible deterioro en
el balance operativo del sector público nacional, ya que en el primer tercio de
2021, el déficit era la mitad 0,17% del PBI", afirma un informe de la
consultora ACM que dirige Javier Alvaredo.
El peso se podría devaluar más fuerte en la
segunda parte del año
"En el segundo semestre tal vez veamos una mayor
devaluación del peso porque habrá menos oferta de dólares y la demanda
seguirá estando. Es una idea y de alguna manera hacer futurología, pero creo
que hoy se mantiene porque todavía tenemos toda la plata de la cosecha. El
dólar libre sigue estando caro, si lo comparas con otros países, la Argentina
es un regalo" dice el informe de Inveq.
Con respecto al futuro del valor del dólar la mayoría de los
economistas consultados por Iprofesional opina que se trata de un fenómeno
unicausal y no multicausal como opina el ministro Martín Guzmán. "Hay
mucha gente, empresarios que hacen sobrefacturación de importaciones y otros
que subfacturan exportaciones y generan dólares blue, entonces hoy el mercado
baja por esa oferta que no va al Banco Central y mantiene al dólar en un valor
más bajo, independiente de la situación económica de la Argentina" explica
el economista Salvador Di Stefano.
Por lo tanto en ese marco será difícil lograr una expansión del
PBI en los próximos trimestres hasta fin de año, incluso haciendo probable
un escenario de caída constante, para llegar a un 3% de crecimiento anual. Pero
si el gobierno decidiera apartarse de las demandas del FMI con la idea de
evitar estos costos de corto plazo, las inconsistencias macroeconómicas se acumularían
más rápidamente y la caída del PBI en el segundo semestre podría ser mayor. |