La calma cambiaria no se refleja en más activos en las arcas del BCRA.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional estableció una
exigente meta de acumulación de reservas en las arcas del BCRA para liberar
nuevos desembolsos del organismo. A su vez, los elevados términos de
intercambio comercial de los que goza la Argentina este año garantizan la
fluidez de divisas por exportaciones del agro.
Sin embargo, al Central se le viene dificultando la compra de
dólares en el mercado, para mejorar su stock de activos líquidos. En lo
que va de 2022, el saldo neto a favor de la entidad por sus intervenciones
cambiarias alcanza los USD 1.032 millones, una cifra que luce escasa
frente a los USD 5.728 millones adquiridos en el mismo lapso del año
pasado.
En tanto, las reservas internacionales brutas alcanzaban el
martes los USD 41.652 millones. Si bien registran un incremento de
USD 2.152 millones respecto de los USD 39.500 millones del cierre de 2021,
hay que recordar que recibieron un refuerzo
de unos USD 9.700 millones a fines de marzo de este año, debido a la
incorporación de nuevos Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI tras el
acuerdo rubricado con el Gobierno para flexibilizar el calendario de pagos de
la deuda de 44.000 millones de dólares.
De hecho, las reservas brutas -que incluyen préstamos como el “swap” con
China y depósitos privados- están hoy al mismo nivel de mediados de diciembre,
a pesar de los ingresos récord por
exportaciones del agro, por unos USD 11.100 millones en el primer
cuatrimestre de este año.
¿Por qué no crecen las reservas?
En primer lugar, este año se activaron mayores pagos por
importaciones de energía, debido al creciente déficit sectorial que aqueja
a la economía doméstica. Esta demanda neutraliza en parte la capacidad de
compra del BCRA, que debe dejar espacio para que haya abastecimiento de estos
insumos clave para el funcionamiento de la economía.
Además, la reapertura de actividades tras las restricciones impuestas
por la propagación del COVID-19, incentiva mayores
gastos en el exterior por servicios turísticos. Este
déficit en la cuenta de servicios también esmerila el nivel de reservas a pesar
del fuerte
superávit en la balanza de bienes.
Según el Balance Cambiario del BCRA, en el primer trimestre ambos
conceptos generaron sendos déficit próximos a los USD 500 millones al mes,
pero puntualmente el rojo energético se está disparando en el período más frío
del año.
También golpea a las reservas el “efecto cepo”. El control de
capitales frena la salida de dólares del país, pero también impide el ingreso
de fondos frescos, por la obligación de ser liquidados a un tipo de cambio
oficial de 119 pesos, contra un “contado con liquidación” de 210 pesos.
Tanto el sector público como el privado tienen que
enfrentar vencimientos por deudas contraídas con el exterior. Con un
mercado internacional de deuda vedado para la Argentina, estas obligaciones deben enfrentarse
con “cash”, lo que termina reduciendo las reservas líquidas.
En el mismo sentido, esta semana el Gobierno anunció la flexibilización
de las condiciones de acceso a dólares a empresas petroleras, pues al
mejorar el flujo de divisas para que las compañías ingresen insumos para
desarrollos locales, también incentiva un incremento de la producción para
reducir el déficit energético.
Un segundo semestre con menos dólares
En lo que va de mayo, las compras netas del BCRA en el mercado de
cambios se aproximan a los USD 920 millones, que contrastan con los USD 2.089
de mayo del año pasado, cuando se cosechó el doble de divisas.
“En adelante, esperamos que haya una moderación en la tendencia
compradora del BCRA en el MULC recién hacia fines de julio”, pues “cuando
la cosecha gruesa va llegando a su fin entre julio y agosto, la autoridad
monetaria comienza a desacumular las compras realizadas en la primera parte del
año”, indicaron desde Portfolio Personal Inversiones.
El economista Gustavo Ber señaló que “más allá de la
reanudación de las compras por parte del BCRA en las últimas ruedas, continúan
las preocupaciones de los operadores respecto a la acumulación de
reservas en este segundo trimestre, ya que a partir de entonces cede la
estacionalidad en la oferta de divisas y además dicho objetivo está entre
las metas consensuadas con el FMI”. |