Por Yanina Otero - Se abre una gran oportunidad
para el comercio agroindustrial de Argentina, en medio de las presiones ante la
escalada de los precios de los commodities del agro y los problemas
de abastecimiento a nivel mundial a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El Gobierno de India decidió
eliminar los aranceles de importación para el aceite de girasol y soja,
por un cupo total de 2 millones de toneladas por año que regirá a partir de hoy
25 de mayo y hasta el 31 de marzo del 2024. De esta manera, ese país
busca no solo asegurarse la compra del producto sino también enfriar los
precios internos y detener la inflación que en abril pasado superó el 7%.
Esta
medida beneficiará en forma directa a los principales productores de aceite de
soja: Argentina, Brasil y Estados Unidos. En el caso del girasol, la nación que
podría sacar mayor partido es Argentina.
Al respecto, Gustavo Idígoras, Director Ejecutivo de
Ciara – Cec, la cámara que nuclea a las principales agroexportadoras que operan
en el país, detalló en diálogo con Ámbito: “Argentina es el primer
abastecedor de aceite de soja de India, a quien le vendemos por alrededor
u$s3.000 millones al año, con lo cual este cupo de exportación es una muy buena
noticia para la industria porque se podría ganar todavía más mercado. En
aceite de girasol Ucrania era el primer y Rusia el segundo abastecedor en India
y ahora han desaparecido, así que es una buena oportunidad para Argentina de
entrar con fuerza a ese mercado. El único punto a tener en cuenta
es que nuestra capacidad anual de exportación en aceite de girasol no supera
las 800.000 toneladas a todo el mundo por eso estamos buscando que los
productores siembren más girasol frente a una demanda fenomenal que debería
aprovecharse”.
Otro punto clave es que actualmente la industria de procesamiento de
soja tiene una capacidad ociosa que ronda el 49%, es decir, el sector necesita
de más soja y de mejor calidad para producir más y salir al mundo a vender el
producto. La posibilidad de llegar a India con un cupo de mercado sin aranceles
hasta 2024 se presenta como la oportunidad ideal para que las empresas
agroexportadoras logren finalmente alcanzar un mayor nivel de procesamiento.
Eso, además, traería aparejado un mayor ingreso de divisas para el país. En
tanto, como dato, el aceite de soja no tiene relevancia para el consumo
doméstico, por lo que su exportación no debería tener un impacto directo en los
precios internos.
De
cualquier manera, lo cierto es que la crisis alimentaria ya es una realidad en
el mundo. A raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania y las debilidades que
quedaron en evidencia en la cadena de suministro a partir de la pandemia de
Covid, según la ONU, actualmente hay 49 millones de personas en 43 países que
están en la puerta del hambre. Es por eso que diversos países comenzaron actuar
para asegurarse no solo el abastecimiento de las materias primas del agro y
energía, sino también para que los precios de los alimentos dejen de subir en
sus mercados y detener así la creciente inflación. Desde Estados Unidos,
pasando por India y Argentina, entre muchos otros, implementan diversas
fórmulas para frenar este proceso que atenta contra la economía mundial.
India,
por ejemplo, salió con los tapones de punta, y no solo prohibió las
exportaciones de trigo, sino que también redujo impuestos especiales sobre los
combustibles y eliminó también los impuestos de importación sobre algunas
materias primas utilizadas en la industria del acero y el plástico.
Para dimensionar el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania, nada
mejor que los números. Solo Ucrania tiene capacidad para alimentar a 400
millones de personas a partir de su producción de maíz y trigo, granos que hoy
no están pudiendo salir del país sitiado por la guerra. Esta situación no solo
impacta en forma directa en países ricos de Europa sino también en aquellos más
pobres como África que son compradores netos de su producción.
Por su parte, Rusia es el principal exportador de fertilizantes
nitrogenados y gas natural, y el segundo exportador a escala global de petróleo
crudo. Mientras, en Ucrania, sus producciones de trigo suponen un tercio de las
exportaciones mundiales de este cereal, así como produce el 80% del aceite de
girasol del mundo y el 19% del maíz.
Según
las previsiones del Banco Mundial, la interrupción de las exportaciones de
estos bienes supondrá que el precio de la energía suba más de un 50% este año y
el de los productos agrícolas más del 20%, que ya se ubican en niveles máximos
históricos.
Mientras tanto, en Argentina todavía se discuten diversas medidas para
frenar la inflación y el incremento de los precios de los alimentos, que van
desde mecanismos compensadores hasta la suba de las retenciones a los cereales.
Por el momento, lo cierto es que la inflación sigue en alza mientras en el
medio aparecen oportunidades de mercado que podrían colaborar con el ingreso de
divisas que tanto necesita la economía local. |