Martes 24 - Por Claudio Zlotnik - Dice una fuente que conoce muy bien a Martín Guzmán que este es su desafío de gestión más importante de inflaciónsde que asumió en diciembre de
2019. No porque la reestructuración de la deuda privada o la negociación con el
FMI fueran sencillas -fue todo lo contrario-, sino porque esta vez tiene entre
sus manos el tema que
más preocupa al Gobierno: la inflación.
A diferencia de la cuestión de la deuda -en la cual cual Guzmán es un
experto-, el capítulo de los precios había sido corrido de la órbita
de Economía para tratarse directamente desde Desarrollo Productivo, bajo el
comando de Matías Kulfas.
Esa lógica de la administración se rompió la semana pasada, y lo que simuló ser una fraternal
convivencia entre dos economistas con distintas concepciones y prioridades,
Guzmán y Feletti, terminó volando por los aires con la
renuncia del ahora ex secretario de Comercio.
Hubo tres medidas que Guzmán rechazó de plazo, y que formaron parte de
los pedidos de Feletti, durante la primera reunión, la semana pasada. Y si bien
la suba de las retenciones se incluyó en ese reclamo, Feletti aceptaba que esa
iniciativa podría dejarse de lado por limitaciones políticas (nunca sería
aprobada en el Congreso), pero a cambio sugirió tomar otros caminos, que Guzmán
también desechó.
Para el ministro de Economía, la imposición de mayores cupos a las
exportaciones tampoco es concebible. Guzmán cree que la prioridad en
medio de la aceleración inflacionaria es acrecentar las reservas del Banco
Central.
Lo dijo hace una semana durante una entrevista televisiva, y lo había
mencionado durante su discurso frente a empresarios de la Cámara de Comercio de
Estados Unidos en la Argentina.
Precios y dólares: el plan de Guzmán
Guzmán tiene la
teoría de que la estabilidad de las expectativas cambiarias mejorará
la dinámica de la inflación. El ministro cree en la multicausalidad de la suba
de los precios, que incluye a la debilidad del BCRA como uno de los factores
centrales. Kulfas y Pesce coinciden con ese diagnóstico.
El
flamante secretario de Comercio, Guillermo Hang, conoce bien
a Guzmán y -de hecho- había desembarcado en el directorio del Banco Central
sugerido por el ministro.
Seguramente, en las próximas horas habrá una amplia convocatoria a
empresas de primera línea. El primer llamado sería a los fabricantes de
alimentos, pero también habrá una citación a las grandes cadenas de
supermercados.
La gran pregunta, en este punto, será conocer el diagnóstico del nuevo
funcionario: si mandará a auscultar los balances de las compañías para conocer
los costos en cada ramo. Un ensayo muy complicado en momentos de elevadísima
inflación, donde los precios internos suben de la mano de la volatilidad de los
mercados internacionales de las materias primas.
Las empresas, bajo la lupa
"Guzmán va
a apretar más las marcas", afirma un funcionario cercano al ministro, en
referencia a la estrategia frente a las empresas formadoras de precios.
¿Por qué tendría más éxito una estrategia que acababa de desplegar
Feletti, sin demasiado éxito?
Otra de
las cuestiones refiere a Precios Cuidados, el programa
de referencia que -dada las amplias diferencias entre los precios de los
productos bajo control de los liberados- fue perdiendo cobertura en las
góndolas de los supermercados. Para asegurar el abastecimiento, Feletti
había pensado en adelantar los aumentos previstos para julio, y así achicar la
brecha entre los controlados y los precios libres. ¿Irá ahora Guzmán por ese
camino?
Lo que está claro es que el desafío es muy grande. Que el ministro
no podrá enfocarse en un único nicho. Ya se sabe que ni Precios Cuidados ni
ningún otro programa de nicho podrá enfriar la inflación de los alimentos.
Lo que también
luce claro es que, de ahora en más, el ministro tendrá todos los focos
sobre su figura cada vez que el INDEC informe el índice de precios. ¿Podrá
hacer frente a semejante desgaste? Se verá a medida que transcurran las
semanas. |