Sábado 7 - Por
Cecilia Devanna - El discurso de Cristina Kirchner abrió ayer una nueva etapa
en la crisis interna del oficialismo. La vicepresidenta hizo una durísima
crítica al rumbo económico y pidió rectificarlo porque el Gobierno “no les está
haciendo honor a tanta confianza, amor y esperanza que nos depositaron” los
votantes.
Al
recibir un honoris causa de una universidad de Chaco, Cristina Kirchner se
refirió directamente a las internas dentro del oficialismo. Minimizó el poder
del presidente Alberto Fernández. Dijo que, cuando lo eligió como candidato, no
tenía ninguna representatividad política y resaltó que había sido “generosa” al
permitirle armar libremente su gabinete económico. A partir de ese planteo,
negó que en el Gobierno haya una “pelea” y en cambio lo calificó como “un
debate de ideas”. Después aludió a quienes le reprochan sus reacciones y actitudes:
“No decido con mis hormonas, sino con mis neuronas”.
Si
bien nunca mencionó al ministro Martín Guzmán, la mayor parte de los
cuestionamientos fueron para su área. Habló de que hay “una insatisfacción
democrática muy grande”; dijo que “la plata no alcanza”, que las altas tasas de
interés que pide el FMI “no generan crecimiento” y que no hay voluntad para
enfrentar a los poderes empresariales. En esa recorrida fue especialmente dura
con el ministro de Desarrollo productivo, Matías Kulfas. También dejó mal
parado a su par de Desarrollo Social, Juan Zabaleta.
pese
a la severidad de sus señalamientos, Cristina no dio indicios de ruptura, y en
el tono de su discurso se ubicó como parte del Gobierno, aunque prescindente de
la gestión económica.
Cristina
Kirchner no rompió lanzas con Alberto Fernández, pero volvió a impugnar el
rumbo económico del Gobierno. Desde Chaco, donde ayer recibió el título honoris
causa de una universidad provincial, la vicepresidenta admitió que la gestión
del Frente de Todos no le está “haciendo honor a tanta confianza” depositada en
la coalición en 2019. Lo hizo en un discurso de casi una hora y media, en el
que relativizó el poder político del presidente de la Nación.
“Elegí
a alguien que no representaba a ninguna fuerza política, pero que además me
había criticado duramente desde 2008”, sostuvo. Y lo diferenció de Sergio
Massa, líder del Frente de Renovador; y hasta de Emilio Pérsico, uno de los
referentes del Movimiento Evita; y de Héctor Daer, jerarca de la CGT. Con ellos
sí “habría una disputa de poder”, precisó. Según Cristina Kirchner, haber
elegido a Fernández fue “un acto inteligente y generoso”. Y dijo que también
fue “generosa al permitir que el Presidente pudiera elegir a su gabinete
económico”.
En
medio de la fuerte presión del kirchnerismo sobre el ministro de Economía,
Martín Guzmán, Cristina elogió a Augusto Costa, uno de los funcionarios más
cercanos al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Fue en su exposición sobre
“Estado, poder y sociedad”, convocada por la Universidad Nacional del Chaco
Austral, en un hotel de Resistencia, donde sus seguidores la recibieron al
grito de “presidenta”. Allí se mostró junto al gobernador peronista Jorge
Capitanich, quien anunció su intención de competir por la presidencia en 2023.
Según
pudo saber La Nacion, el presidente Fernández no escuchó en tiempo real el
discurso de Cristina Kirchner, porque estaba en pleno vuelo de regreso de
Tierra del Fuego (ver aparte).
La
definición de “pelea”
En
una presentación que en la previa incomodó a la Casa Rosada, Cristina buscó
precisar los motivos de la interna por el rumbo de la gestión económica. “Lo
que está pasando en el Poder Ejecutivo no es una pelea; yo no le pegué a nadie,
a mí nadie me pegó”, apuntó. Y dijo que buscó el significado de la palabra
“pelea” en el diccionario. “Esto es un debate de ideas”, remarcó. Se quejó por
la interpretación en los medios de la disputa en el seno del oficialismo y lamentó
no ser escuchada por sus propios socios políticos. “No digo esto porque me creo
la más inteligente. Estuve ocho años en la Casa Rosada atajando penales y
esquivando tiros”, graficó.
En
la misma línea, sostuvo que “la verdadera causa” de la escalada inflacionaria
es la “escasez de dólares” y no el aumento de la emisión monetaria. Y apuntó
contra los opositores que hablan de que los precios suben porque el gobierno
activa la “maquinita”. “La escasez de dólares es la verdadera causa de la
disparada de los precios”, afirmó. Y agregó que “el principal problema que
tiene la Argentina es la economía bimonetaria”, que, a su criterio, debe
resolverse “con un gran acuerdo político”.
Con
marcada ironía, también se refirió a las críticas en su contra: “De mí dicen ‘es
mala, es mala, es mala’. Tengo muchísimos defectos, pero nunca decido las cosas
a través de mis hormonas, sino de mis neuronas”, afirmó. Para Cristina
Kirchner, eso la diferencia de muchos dirigentes políticos.
En
su discurso, la vicepresidenta contó varias “infidencias” sobre su vínculo con
Fernández y su rol en el Gobierno. Afirmó que el Presidente quería colocar a
Eduardo “Wado” de Pedro como jefe de Gabinete, pero que ella le recomendó que
lo nombrara como ministro del Interior. También deslizó un mensaje interno para
el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, en un pasaje en el que se quejó
de la filtración de información interna.
Contra
la Corte
Arremetió
contra la Corte Suprema por el fallo que ordenó volver a la vieja composición
de 20 miembros en el Consejo de la Magistratura y lo comparó con la negativa a
incrementar el número de integrantes del máximo tribunal. “¿No será que al
poder le conviene poquitos?”, inquirió en alusión a los cuatro miembros que hoy
tiene la Corte Suprema. Luego apuntó contra Horacio Rosatti, a quien definió
como “un presidente que se termina votando a sí mismo, declara inconstitucional
el Consejo y se convierte en su presidente”.
En
el primer tramo de su discurso, Cristina Kirchner se había referido al
funcionamiento del sistema capitalista en China y los Estados Unidos. Elogió los
logros del gobierno chino y dijo que “no se registra otro país que haya
incorporado tantos trabajadores al capitalismo”.
Con
todo, la presentación de la vicepresidenta en Chaco no implicó una ruptura con
la Casa Rosada, pero sí una ratificación de sus diferencias con el Presidente.ß |