Por Carolina
Paparatto - Con el cierre del primer cuatrimestre del año, resurgió la
preocupación por la dinámica de acumulación de las reservas internacionales. Es
que, entrada la temporada alta de oferta de dólares por la
liquidación de la cosecha gruesa, con un sector exportador que demuestra
continuidad en los récords alcanzados el año pasado, el Banco Central está acumulando un nivel de dólares escaso,
principalmente si se lo compara con el mismo período del 2021. En abril se
compraron u$s176 millones, contra los u$s1.600 millones del mismo mes del año
pasado. Un dato que puede mejorar esa performance es que en las dos
primeras ruedas de mayo el BCRA pudo
comprar u$s240 millones.
Uno
de los principales puntos de preocupación, es que, si la entidad liderada
por Miguel Pesce no logra revertir esta situación en los
próximos meses, que son los de mayores ingresos de divisas por una cuestión
estacional, puede presionar al alza las cotizaciones de los distintos segmentos
del dólar, pero principalmente los financieros.
Así
se desprende de un informe de la consultora Sarandí, en el que se señala que el saldo
de compras netas de dólares del BCRA este año corre a un ritmo 23 veces más
bajo que el primer cuatrimestre del 2021. “El BCRA cuenta hoy con poco
más de u$s 2.000 millones de saldos líquidos, un nivel muy reducido para
afrontar shocks externos o aliviar presiones sobre la moneda. Los principales
factores que impiden engrosar las arcas públicas de divisas extranjeras tienen
que ver con el impacto de la guerra de Ucrania. Por un lado, el efecto de
precios sobre los hidrocarburos que el país importa, actualmente el saldo es
negativo. Asimismo, las cantidades, dada la reactivación económica, que impulsa
la compra de más insumos productivos y bienes de capital. También se ve un
efecto de normalización económica tras la pandemia y volvieron a crecer fuerte
los pagos al exterior por viajes, pasajes y tarjetas”, explica el informe.
Según
la consultora, este es uno de los factores que generó efervescencia en los
dólares paralelos en las últimas jornadas y advierte que, si esta tendencia
continúa, puede complicar el frente cambiario en el segundo semestre. “Tras un
mes de suma tranquilidad cambiaria en el que todos los segmentos del dólar
registraron caídas nominales, el cierre de abril presentó una fuerte
volatilidad. Los factores que hoy genera efervescencia en los mercados
alternativos de dólar son varios. Por un lado, la salida de capitales
financieros de los países emergentes por la suba de tasas en EEUU. También la
implementación de políticas expansivas en materia monetaria con pesos que
parcialmente irán a los mercados paralelos. Asimismo, la elevada inflación, que
impide un congelamiento nominal de cualquier precio de la economía un largo
periodo de tiempo. Y, la débil acumulación de reservas, a pesar de la buena
cosecha y los altos precios internacionales de los productos primarios.”
Además
de complicarse la meta de reservas acordada con el Fondo Monetario
Internacional, por un total de u$s5.800 millones para el 2022, el punto de
preocupación que señalan desde la consultora Sarandí es que, si esta tendencia no se revierte, las presiones
dolarizadoras pueden incrementarse para el segundo semestre, cuando la
oferta de dólares de la cosecha cae.
“Si
se recrudece la guerra en Ucrania, y hay dificultades de abastecimiento del gas
natural licuado y debemos importar más y más caro, las reservas internacionales
caen en el año. Esto complicaría la meta con el FMI. El derrotero bajista de
las reservas incrementa la incertidumbre en el mercado financiero. Se produce
un desarme de activos en pesos indexados, que se vuelvan a la dolarización, lo
que provocaría que el CCL y el MEP se disparen, cerrando el año con un
incremento por encima de la inflación”.
En
este sentido, advierte que se tendrá que seguir muy de cerca el ritmo de
acumulación de los próximos dos meses, ya que prácticamente definirán el frente
cambiario del segundo semestre.
Sobre
este punto, el informe plantea otro escenario, que abre la posibilidad de que
exista un alivio sobre la presión alcista de los precios energéticos, que
ayudaría a que las reservas sigan creciendo, pero a un ritmo menor que el año
pasado, por efecto precio y cantidad (crecimiento) de las importaciones. Esto
reflejaría una mayor abundancia de dólares que alivianaría tensiones en el
mercado financiero, acotando las expectativas de devaluación, con un dólar en
los segmentos alternativos aumentando, pero por debajo de la inflación
acumulada.
Sergio
Chouza, director de la consultora Sarandí, explica que “todos los canales están
puestos en este mes, ya que va a haber de nuevo un buen volumen de
liquidaciones del complejo oleaginoso, y ya se hicieron varios pagos adelantados
en materia de importaciones de gas natural licuado (GNL), con lo cual mayo
debería verse un poco más de solidez en la cuenta de compra de dólares y por
ende de reservas. La dinámica está muy influida por el factor de los precios
donde pegó de lleno sobre el segmento de energía, y tenemos un saldo
deficitario. Asimismo, ya se habían anticipado parte de las exportaciones de la
campaña del año pasado y están liquidadas a los precios previos al desarrollo
de la tensión en Ucrania, entonces se tuvo 100% de la parte negativa y un
porcentaje menor en lo que afecta positivamente, esto debería regularizarse”.
En
materia financiera, agregó “el apetito sigue sobre los títulos indexados, ya
que no es claro que la devaluación este a la vuelta de la esquina, con lo cual
hasta mitad de año vas a tener una demanda fuerte en activos CER, con letras
cortas, pero indexadas. Me parece que recién va a haber una migración a
presionar sobre activos dolarizados, o bonos hard dólar y las cotizaciones
paralelas más a mitad de año cuando la época beneficiosa de liquidaciones pase.
En ese momento, probablemente veamos una migración significativa de activos, de
pesos ajustables a dólar”. |