La
semana próxima habrá tres audiencias —los días 10, 11 y 12 de mayo— para
determinar los aumentos en las tarifas de luz, gas y una segmentación de
subsidios, que prevé que el 10% de los usuarios de más poder adquisitivos pasen
a pagar la tarifa plena. Quedarán sin subsidios usuarios con ingresos de más de
3,5 canastas básicas totales (unos $314.000 con los datos de marzo), que tengan
tres o más inmuebles, tres o más vehículos de menos de 5 años de antigüedad o
propietarios embarcaciones o aeronaves.
Para
el resto de los usuarios, se prevén aumentos promedio del 17% para la
electricidad (para los usuarios del AMBA) de 21,5% en el caso del gas a
partir de junio. Si se toma en cuenta que ya hubo aumentos en los dos servicios
en marzo, se llega a un promedio de aumento en el año de 42,7%, en línea
con lo acordado con el FMI. En la negociación se estableció que los aumentos no
pueden ser superiores al 80% de la variación de salarios (CVS) del año pasado,
que fue de 53,4%.
Un
sector del Gobierno se manifestó en contra de la política tarifaria
Para
los usuarios de menores ingresos, que cuentan tarifa social, el aumento
estimado no puede superar el 40% de la variación salarial del año pasado. Por
eso, estarán en el orden del 21,3% en todo el año. Con los aumentos ya
aplicados, será de 6% para las tarifas de electricidad (siempre del AMBA) y no
habrá nuevos aumentos en tarifa de gas.
Con
todo, un sector del Gobierno cuestionó este plan oficial, elaborado bajo la
órbita del Ministerio de Economía. El acuerdo con el FMI, estableció como
objetivo que el déficit del gasto primario para el 2022 debe ser del 2,5% del
PBI. “Esta propuesta es incompatible e inconsistente con las propuestas de
quita de subsidios al sector energético”, detalla el documento interno.
Según
el informe, en 2021, el déficit fiscal primario fue del 3%1 del PBI. Los
subsidios a la energía representaron el 2,3% del PBI. La propuesta consiste en
reducirlos un 0,6% para el 2022. Esto implica que deben representar el 1,7% del
PBI, lo cual es incompatible con el escenario de aumento de precios
internacionales de la energía y con las propuestas de reducción de subsidios
acordados.
Uno
de los aspectos criticados por un sector del Gobierno es que los aumentos
proyectados en las facturas eléctricas —de 42,7% para usuarios del segmento
medio y de 21,3% para usuarios con tarifa social— redundarán en un “menor poder
adquisitivo del salario”.
La
factura final que reciben los usuarios está compuesta por el precio de la
energía, los costos del transporte y la distribución y los impuestos
También
advierten que los precios de la energía para el invierno se incrementan
sensiblemente como consecuencia de la menor disponibilidad de gas local para
generación de energía que debe satisfacer a la demanda prioritaria. Desde el
inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, hay una extrema volatilidad
de los precios de los combustibles.
Para
este año, por ejemplo, se estimó un incremento de los costos de generación del
38%. “Dicho aumento es explicado principalmente por el rubro combustibles, el cual
podría llegar a aumentar más de 79% como consecuencia de la variación de los
precios internacionales”, destacaron.
Una
consecuencia de esta suba es el impacto que tendrá en la industria, ya que la
quita total de los subsidios a las empresas que son Grandes Usuarios en
Distribución (GUDIs) y Grandes Usuarios del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM)
en el período que va de mayo a octubre. El informe cuestiona que se trata de
una “ausencia de planificación para el sector” que no permiten morigerar el
impacto.
Este
año, a través de una resolución, se incrementó el precio estacional GUDI en un
76% para en un 76% para el período de mayo a junio y 45% para el período julio
a agosto. El impacto de estos aumentos es del orden del 65% en facturas para el
primer trimestre y del 38% para el segundo trimestre para usuarios de esta categoría,
que son las empresas. “El mecanismo de ajuste propuesto ejercerá una
considerable presión sobre el resto de los precios de la economía”, dijeron.
Quedarán
sin subsidios usuarios con ingresos de más de $314.000
El
informe criticó que con los aumentos autorizados durante este año, tanto para
usuarios residenciales —un 20% que se aplicó en marzo— como para los grandes
usuarios que compran directamente a las distribuidoras o al mercado eléctrico
mayorista no se tuvo en cuenta que el aumento para el servicio de
distribución no coincida con el aumento en los precios de la energía.
La
factura final que reciben los usuarios está compuesta por el precio de la energía,
los costos del transporte y la distribución y los impuestos. Al aumentar
simultáneamente dos componentes de la factura, no se mantuvo una
“razonabilidad” en los aumentos en un contexto de recuperación económica, según
el informe.
“El
año 2020 fue atípico por la irrupción de la pandemia y el gobierno impulsó una
batería de medidas para proteger a los argentinos en materia sanitaria y
económica. En lo que respecta al Mercado Eléctrico Mayorista, las
distribuidoras de energía comenzaron un proceso de endeudamiento con CAMMESA.
En el año 2021 se emprendió una política de regularización de deuda, donde las
distribuidoras fueron aumentado las tarifas de distribución para hacer frente a
los compromisos asumidos”, recordó el documento.
“Sin
embargo, para mantener la razonabilidad de la factura en un contexto de
recuperación económica, fue fundamental que el aumento de las tarifas de
distribución no sea simultáneo con el aumento del precio de la energía. Por
ello, antes de reducir los subsidios, el Estado Nacional decidió adoptar una
política de mantenimiento del precio estacional en pos de que las distribuidores
recuperen el margen necesario para operar”, criticaron.
Según
la visión de este sector del Gobierno, esta política de mantenimiento del precio
estacional de la energía otorgó la posibilidad a las provincias de adecuar el
margen de distribución de sus concesionarias, morigerando el impacto que podría
tener un doble incremento sobre las facturas en un contexto de demanda
eléctrica creciente, principalmente del sector industrial.
El
texto concluye que la política tarifaria que se está llevando a cabo no permite
establecer un sendero para el sector industrial que permita morigerar los
impactos de la suba extraordinaria del precio de la energía con las
consecuencias para la economía. Y tampoco resuelve la cadena de pagos: “el
aumento del precio estacional anula la posibilidad de realizar nuevos aumentos
sobre el margen de distribución de todas las jurisdicciones, lo que redundará
en un resquebrajamiento de la cadena de pagos del sistema eléctrico mayorista”.
|