Domingo
1 - Por Pilar Wolffel - El Banco Central de la
República Argentina (BCRA) cerró abril con un total de adquisiciones de u$s160 millones en el
mercado de cambios. El saldo es positivo, es cierto, pero bastante magro si se tiene en cuenta la meta
de acumulación de reservas netas de u$s5.800 millones para todo 2022 que
fijó el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le demandaría al Central un
total de compras cercano a los u$s3.400 millones. En este contexto, los
analistas de la City no descartan que surjan nuevas trabas al dólar en los
próximos meses.
"Para
cumplir con la meta de acumulación de reservas con el FMI, el BCRA debe
urgentemente empezar a acumular los dólares de la cosecha",
alerta a iProfesional el economista de Ecolatina Juan Pablo
Albornoz. Señala al respecto que lo más preocupante es que esto sucede en
un contexto en que el agro lleva liquidados casi u$s1.200 millones más en el
primer trimestre del año que en el mismo
lapso de 2021. Sin embargo, el Central solo acumuló sólo u$s1 de cada
u$s100 de la cosecha por ahora, mientras que "el año pasado, a pesar del
menor aporte del agro, acumuló u$s37 de cada u$s100 de la cosecha para esta
época".
En
ese sentido, el economista Federico Glustein asegura que por estos días se
dan cuatro factores juntos que indican que "podrían llegar a
implementarse más trabas y controles en el mercado de cambios":
El
índice de Tipo de Cambio Multilateral se está apreciado a niveles de octubre de
2014.
El Banco
Central no logra absorber gran cantidad de dólares de la
cosecha.
El
tipo de cambio oficial se aprecia mientras en otros mercados emergentes se
deprecia.
La
tasa de interés norteamericana avanza a un ritmo mayor al esperado.
Pero,
la gran duda, con todos los controles que están vigentes hasta el día de hoy
para el acceso al mercado de cambios, es qué nuevas trabas o limitaciones
podrían establecerse para el acceso al dólar. Los analistas señalan tres
frentes en los que mayores restricciones podrían hacerse sentir.
1. Más control al dólar por el lado de
importaciones
Glustein
menciona que, hace poco menos de un mes, con la decisión del BCRA de
intervenir en el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), se dio
un paso clave en la traba de las importaciones. A raíz de la
Comunicación "A" 7466 se estableció la integración de la entidad al SIMI y dispuso
que comenzaría a asignar una "categoría A" para las licencias de
importación que define si las empresas pueden acceder o no a dólares a
precio oficial.
Cabe
mencionar que las licencias calificadas por BCRA con la categoría A
tienen acceso al MULC (Mercado Único Libre de Cambio) para pagar la
importación, pero, fuera de los bienes de capital o insumos, el resto de los importadores
podrá girar (para pago anticipado o vista) hasta u$s250.0000 antes de
nacionalizar la mercadería. En tanto, las importaciones que tengan asociada una
licencia de categoría "C" tienen acceso al mercado de cambios en las
mismas condiciones que las de categoría "A" cuando se den ciertas
condiciones. Y aquellas que encuadren en la categoría "B" deben
buscar financiamiento por fuera del MULC.
Lo
anterior obligó a muchos empresarios a tener que buscar financiamiento por
fuera de esa plaza, lo que es un gran desafío en el contexto actual y
desató reclamos por parte de múltiples sectores productivos (los
que más recientemente se quejaron fueron los del plástico y el café).
Y,
aunque en el BCRA confían en que la norma les dará resultado a medida que pasen
las semanas, porque al momento en el que se dictó ya había muchas solicitudes
de importación en proceso que tuvieron que
seguir su curso, la duda está en si será suficiente para que no se deba
recurrir a nuevas trabas que permitan acumular reservas en los próximos meses.
Al
respecto, Glustein advierte que es muy probable que, "a medida que la soga
apriete más al cuello, se frenarán aún más las importaciones y las licencias, a
pesar de las complejidades que pueda tener a nivel productivo".
Lo
mismo sostiene Camilo Tiscornia, director de CyT Asesores Económicos, quien
apunta que "la variable de ajuste son
las importaciones y muchas empresas ya se están quejando por las
limitaciones implementadas", pero alerta que el problema es que seguir
avanzando en ese sentido le costará al Gobierno y al país, en general, varios puntos menos en el
crecimiento de la actividad económica.
Y
es que, tal como explica el economista, "si tienen que restringir
las importaciones, evidentemente, se va a resentir la actividad
productiva" dado que gran parte de las compras al exterior de la Argentina corresponden a
insumos para la producción. Son dos variables que están íntimamente
relacionadas. Por ejemplo, en 2019, las importaciones crecieron un
3,34% por cada 1% que creció el PBI.
No
obstante, Albornoz observa que "si bien es cierto que las importaciones están
pisando fuerte (particularmente energía, por motivos de público conocimiento),
es difícil culpar únicamente al frente externo por la escasez
de dólares cuando el año pasado regalamos más de 17 puntos de competitividad
cambiaria". Así, señala que retrasar el tipo de cambio por
motivos electorales no es gratis: hoy estamos pagando esa factura.
2. Nuevas trabas a los dólares financieros
Albornoz
reconoce que el BCRA tomó algunas medidas necesarias para aliviar el
mercado cambiario: levantó fuertemente la tasa de interés y aceleró
el ritmo de depreciación. Pero considera que "es prácticamente
imposible que reviertan la malas consecuencias de la política cambiaria del
año pasado, porque el dólar todavía va muy por detrás de la
inflación. Y la competitividad cambiaria se ve anestesiada por la inflación
internacional y la apreciación del Real en el primer trimestre".
Así,
explica que el mercado cambiario ajusta de dos formas: por precio o por
cantidad; y evalúa que el BCRA está ajustando por precio, ya que
aceleró la depreciación. Cabe mencionar que, por estos días, el nivel de
apreciación del dólar oficial es cercano al 4% mensual (según su
evolución en abril).
No
obstante, el economista opina que "por sí solo esto es insuficiente, ya
que el dólar trota al 4% mensual versus una inflación que corre
cómodamente por encima del 5%, aunque una parte responde a shocks
transitorios".
En este punto, el límite
de acceso a otros mercados del dólar es una variable que Glustein no
descarta que se dé en algún momento. "Creo que el monitoreo sobre
el MEP/CCL puede endurecerse, sobre todo a mitad de año, cuando acabe de ingresar el
grueso de la cosecha", prevé.
Tiscornia
tampoco descarta que pueda haber novedades en este sentido. "Yo creo que
el tema de las trabas al dólar puede volver a aparecer. De hecho,
aunque el Gobierno se comprometió a no intervenir en los dólares financieros,
vimos que recientemente, de manera indirecta pero concreta, se redujo el umbral
para informar al BCRA las operaciones con dólares financieros",
menciona.
Así, hace referencia a la
norma de la Unidad de Información Financiera (UIF) que elevó de $56.000 a
$120.000 el valor máximo a partir del cual las casas de bolsa deben
reportar las operaciones de compra de dólar financiero de sus clientes por
considerarlas riesgosas.
A
través de la Resolución 50/2022 del organismo se fijó este nuevo monto, que es
más elevado que el que estaba establecido hasta ahora en pesos, pero apenas alcanza los u$s600 al cambio del dólar MEP de
hoy y se ubica incluso por debajo del umbral anterior calculado
a la cotización del momento en el que fue actualizado la última vez (en
2019).
3. Más cepo al dólar es difícil: retomar viejas
medidas, una opción
Dado
el poco margen que tiene el Gobierno para apretar aún más el torniquete
del cepo al dólar, Albornoz no
descarta que se opte por repetir algunas medidas que ya había aplicado en años
anteriores.
Una
de ellas puede ser exigir una refinanciación obligatoria de vencimientos
superiores a determinados montos. Esto sería como en 2020, cuando obligó a las
empresas a reperfilar sus deudas.
Otra
alternativa que ve como una posibilidad concreta es volver a implementar una interrupción
del adelanto de importaciones, como en octubre del 2021.
Y,
finalmente, señala que pueden implementarse otras trabas que son "menos
transparentes" y no requieren nuevas normas, sino que se pueden efectuar
con la regulación actual, como demorar aún más la aprobación de licencias
no automáticas de importación.
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