Sonaron
las alarmas en la City y la Rosada. No por los misiles rusos, sino porque en el
semáforo del mercado se encendieron luces amarillas: las reservas y el
roll-over de la deuda en pesos. Sin duda, el veranito del primer trimestre se
acabó. Y abril fue una muestra acabada de ello. El BCRA volverá a enfrentar el
desafío de administrar la escasez. Claro que ahora, de la mano del Fondo.
Otra
vez, el “destino”, sobre todo cambiario, parece estar en manos de los hombres
de campo, porque si no liquidan al ritmo esperado por el Gobierno y el mercado,
habrá turbulencias. Es lógica la inquietud que reina entre la gente del
mercado, porque si en un trimestre donde la cosecha fina, con buenos precios y
liquidaciones récords, el BCRA no pudo acumular reservas, qué pasará después.
Ahora
viene la gruesa. A rezar. Y sobre llovido, mojado, dicen los operadores
locales, porque la última subasta del Tesoro fue un llamado de atención, dado
que no se pudo hacer el roll-over de todo el vencimiento. Encima algunos agitan
el fantasma del reperfilamiento, ¡que fue creado por un gobierno de derecha!,
por lo que nadie tiene ningún seguro cambiario. Cierto es que el temor a un
reperfilamiento involuntario no está en el corto plazo, pero sí será clave el
2023.
Por
eso, algunos consultores claman porque el Tesoro les dé a los inversores lo que
piden. El Gobierno, al no lograr renovar los vencimientos de la segunda
quincena de abril y cerró el mes con financiamiento neto negativo de alrededor
de $80.000 millones, lo que contrasta fuerte con los $315.000 millones
conseguidos en marzo. Estos números hacen que el mercado anticipe que el Tesoro
requiera pronto asistencia del BCRA, o bien, liquide dólares girados por el Fondo.
¿Pero
qué pasó que el Tesoro no pudo conseguir todos los pesos que necesitaba? Muy
sencillo: no ofreció lo que el mercado quería. Y si bien el salto del dólar se
comió gran parte del carry, todo el mundo quiere estar corto en CER, no hay
otra. Nadie quiere tener algún papel ni siquiera que venza en la transición,
todo dentro del mandato de Alberto y lejos del “10-D” del 23.
Detrás
de todo esto, reaparece el convidado de piedra, el CCL. Porque en el corto
plazo el Tesoro, dicen los expertos del mercado monetario, podrá zafar
ofreciendo Lecer cortitas, pero adentrado el 2023 qué ofrecer para seducir al
mercado. Y si hay una corrección en el CCL por factores internos habrá
complicaciones, sobre todo, por la masa de vencimientos que ya hay para
mediados del 23.
Un
banquero y economista que participó de las reuniones del FMI-BM hizo una
brevísima síntesis para un grupete de colegas en un asado en San Isidro, antes
de viajar a una de las paradas del “Melconian tour” sobre lo que dejaron los
cónclaves en Washington y hacia dónde cambió el consenso: la mayoría de las
discusiones fueron sobre la guerra, la efectividad de las sanciones y las
crecientes probabilidades de un embargo energético; el sentimiento sobre el
crecimiento de la eurozona se deterioró drásticamente, moviéndose hacia el
pronóstico de recesión (de un crecimiento del 1% en 2022), también aumentaron
las preocupaciones sobre las posibles sanciones de EE.UU. a China, lo que
agravó un panorama ya complejo en medio de las recientes salidas de capital de
emergentes.
A
propósito, de Melconian, dicen que las presentaciones que viene realizando el
economista a lo largo de todo el país, promocionando el programa económico que
están diseñando en la Mediterránea, gana cada vez más adeptos e interesados,
generando mucha expectativa en cuanto a que no todo está perdido, en referencia
al 2023. Don Melco anticipa en dichos encuentros que ellos presentarán “de una”
la situación real del país que heredará el próximo presidente, quizás tras la
penosa experiencia Macri-Durán Barba de ocultar la realidad para no generar
“malas ondas”.
En
el asado se comentó mucho sobre el crecimiento casi exponencial de la gestora
Adcap Asset Management que ahora está en manos desde febrero pasado del nuevo
CEO, Damián Koltan, y que recientemente incorporó a Julio Crespo Campos (ex
Santander Asset Management) como jefe de ventas y promovió a Paula Gándara a
CIO. La gestora que hoy tiene unos u$s500 millones bajo administración intenta
ganar mercado sobre todo entre sus pares, ya que el negocio sigue liderado por
los bancos comerciales, y en el segmento corporativo.
También
se habló de lo fuerte que está la demanda de oro en el mundo: en el I trimestre
aumentó a 1.234 toneladas, la más alta desde el IV trimestre de 2018; y los ETF
de oro tuvieron sus entradas trimestrales más fuertes desde el III trimestre de
2020 y las existencias aumentaron 269 toneladas, impulsadas por la demanda de
refugio seguro.
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