Por Liliana
Franco - “La guerra en Ucrania, el aumento de la inflación, las
condiciones financieras más
restrictivas, la desaceleración económica de los principales socios comerciales
y el descontento social pueden empeorar las perspectivas de crecimiento” en
América Latina.
Así lo advierte un trabajo publicado hoy en el Blog del Fondo Monetario Internacional elaborado por Ilan Goldfajn, Director del Departamento del
Hemisferio Occidental, Santiago Acosta-Ormaechea,
economista principal y Jorge Roldós, Director
Adjunto.
Las
proyecciones del FMI anticipan una marcada desaceleración en la actividad global de la región
como así también en las economías de los principales países.
Se
espera que América Latina y el Caribe crezcan este año 2,5%, a distancia del
6,8% registrado en 2021. En el caso de la Argentina, se pasaría de un
aumento de 10,2% a 4%.
Para Brasil el pronóstico es que la expansión se reducirá a 0,8% este año, tras el
crecimiento de 4,6% observado el año pasado. La economía de México se desacelerará a 2%. Colombia probablemente
registrará una desaceleración menor con un crecimiento de 5,8%. El crecimiento
en Chile y Perú será de 1,5% y 3%, respectivamente, “indicando reducciones muy
importantes respecto de las tasas de dos dígitos del año anterior”.
“La
guerra en Ucrania está convulsionando a la economía
mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas de
América Latina y el Caribe”, sostiene el informe. Precisa que el impacto en la
región “se siente a través del aumento de la inflación, que está
afectando los ingresos reales, en especial de los más vulnerables”.
Riesgos
Alerta
también que se avecinan otros riesgos. Al respecto, sostiene que una
posible escalada de la guerra podría llegar a provocar dificultades financieras en el plano mundial y una
contracción de las condiciones financieras en la región.
Además,
considera que el actual endurecimiento de la política monetaria en Estados
Unidos podría, con el tiempo, incidir en las condiciones financieras
internacionales. El aumento de los costos de financiamiento a escala mundial e
interna puede acelerar la salida de capitales y plantear un reto para la
región, dadas las grandes necesidades de financiamiento público y
externo en algunos países, y los limitados recursos para financiar inversiones.
En
el terreno de los riesgos se advierte que una desaceleración más
acentuada del crecimiento en China, debido a la pandemia o a otras
razones, también podría tener un impacto en los precios de exportaciones
clave y en el comercio de la región.
El
trabajo reseña que incluso antes de la guerra, la recuperación de la región de
la pandemia ya estaba perdiendo ímpetu. Afirma
que, tras el pronunciado repunte del año pasado, el crecimiento está volviendo
a su tasa tendencial previa a la pandemia desacelerándose hasta el 2,5% en 2022
y la misma tasa para 2023.
Sucede
que, si bien las exportaciones y la inversión están retomando su rol como
principales motores del crecimiento, los bancos centrales han tenido que
endurecer la política monetaria para combatir el aumento de la inflación.
Vulnerables
“La
pobreza y la desigualdad siguen siendo preocupaciones importantes, dado el
impacto desigual del aumento de la inflación sobre la población”, sostiene el paper.
Señala
que los grupos más vulnerables en la región son los más golpeados por la subida
de precios de los alimentos básicos y la energía, al tiempo que siguen luchando
para recuperarse del impacto económico de la pandemia.
Desde
que estalló la guerra, varios países de la región han actuado para contener los
efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, con medidas que
van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites
de precios o transferencias sociales.
El
FMI calcula que cerca del 40% de los países han introducido
nuevas medidas, sobre todo por el lado de los impuestos, con un costo fiscal
medio estimado equivalente al 0,3% del producto interno bruto de este año.
En
el terreno de las recomendaciones políticas, el trabajo afirma que para
garantizar la cohesión social y reducir el riesgo de tensión social, los gobiernos deberían proporcionar apoyo focalizado y temporal a
los hogares vulnerables y de bajo ingreso. La Argentina lleva
adelante este tipo de políticas como los bonos anunciados recientemente para
atender a sectores informales y de bajos ingresos.
Pero
también recomienda “dejar que los precios internos se ajusten en
función de los precios internacionales”.
El
Fondo insiste en que la consolidación de las cuentas públicas debe
conjugarse con políticas inclusivas. Con las relaciones de deuda
pública/PIB por encima de los niveles previos a la pandemia y el aumento de los
costos de financiamiento, “los países tendrán que
garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas para ayudar a preservar
su credibilidad y recomponer el espacio fiscal”.
Pero
agrega que “también será importante adoptar medidas que protejan a los
más vulnerables, para lo cual será necesaria una estrategia que se centre en
una consolidación inclusiva”.
En
este sentido afirma que “el gasto en programas
sociales, salud, educación e inversión pública debe protegerse, al tiempo que
se implementan reformas tributarias (como el aumento de los impuestos sobre la
renta de las personas físicas) que apuntalen el crecimiento
inclusivo y ayuden a los países a mantener la sostenibilidad fiscal”. |