Por Rodolfo
Santangelo - Faltan dólares, el problema de la economía argentina es la
restricción externa. Esta es la supuesta verdad revelada que ha
invadido la mente de tantos argentinos, empezando por muchos que tienen la
responsabilidad de hacer la política económica. En realidad, compite con la
otra verdad que invade la mente de los que están de otro lado de la grieta: el
problema es el gasto público. Y de
ahí no se mueve el pobre debate económico, que no falten dólares versus bajar el gasto público.
Veamos
hoy la primera "verdad": si faltan dólares, tenemos problemas.
Cierto…
si entendemos bien el origen de los problemas y las mejores maneras de
solucionarlo. La primera rareza es que faltan dólares en el país donde,
precisamente, lo que no faltan son stocks dolarizados.
Muchos
argentinos mantienen enormes cantidades de dólares, ya sean billetes o activos
dolarizados, como ahorros de mediano plazo y reserva de valor. Décadas de
inestabilidad, de estafar a los ahorristas, han generado cientos de miles de millones
de dolarización de portafolios, fugas de capitales, formación de activos
externos o como le queramos llamar a este fenómeno que hace que parte de la
riqueza generada en el pasado hoy esté, "por las dudas", fuera del
sistema económico.
Qué
lejos estamos de propuestas que intenten seducir y convencer (nos) a los
argentinos que traigamos, al menos, una parte de esos ahorros para invertirlos
localmente.
Las
exportaciones vuelan: ¿por qué faltan dólares?
La segunda rareza es que
falten dólares en una economía en la que el año pasado (y este año, parece que
también) las exportaciones volaron. Sí, el año pasado subieron a u$s77.000
millones,
registrando el mayor aumento anual, tanto en valores absolutos como porcentual,
de las últimas décadas.
Aun
quienes seguimos los números de cerca, corrimos de atrás a la evolución de las
"expo", que mes a mes subían más de lo que esperábamos. Obvio, el componente
precio internacional (suerte) estuvo de nuestro lado hacia fines de 2019,
cuando la soja encabezó un rally de precios que salvó al peso de una
segura devaluación.
Los
productores decidieron vender no solo la muy buena producción del año pasado,
sino también parte de lo que tenían "fugado" en silo bolsas, haciendo
que precios y cantidades subieran simultáneamente. Y, sorpresivamente también
el resto de los sectores no agrícolas (alimentos, manufacturero, minería,
energía, etc.) aumentaron sus ventas al exterior, ya sea por mérito o por
suerte. Fue una gran tarea de las exportaciones en 2021, que va camino a
superarse este año de la mano de mayores precios y mayores cantidades, quizás
superando en dólares nominales el récord histórico.
Se
trata de un dato no menor para esta economía, en la que las exportaciones
son Messi: el único que hace goles en el arco de enfrente, el único sector que
trae dólares (obligado) por el mercado oficial. No hay (casi nada) de inversión
extranjera, ni repatriación de capitales, ni financiamiento de largo plazo, ni
(por suerte) capitales golondrinas. Las expo están solitas y Messi hizo cinco
goles el partido anterior, y quizás haga seis este.
Los
dólares, por la alcantarilla
El
problema es que igual así perdimos seis a cinco y este año pinta que quizás
saquemos un empate (las reservas siguen muy bajas y solo suben por el préstamo
del FMI). Las exportaciones andan muy bien, pero los dólares se van por la
alcantarilla a pesar del súper cepo y las súper regulaciones. No es que falten dólares sino
que entran y los despilfarramos.
Una
parte de las mayores exportaciones se va, lógicamente (y está bien que así
sea), en mayores importaciones, que son necesarias para sostener un nivel de
producción y actividad, que este año apenas si volverá al nivel
promedio en el que estuvimos estancados desde 2012.
Es
cierto, las importaciones (FOB y CIF) también suben en cantidades y en precios
por la re-inflación mundial y por los mayores gastos en fletes y seguros. Pero
también da la sensación que algo raro hay, cuando se analizan elasticidades
históricas entre PBI e importaciones.
¿No estará habiendo sobrefacturación
de importaciones, tanto en mercaderías como en servicios? Con una
brecha tan alta como la que tuvimos en estos años, los incentivos a comportamientos ilegales
para hacerse de dólares extras baratos y dejarlos en el exterior son altísimos.
Es como decir que parte del "faltan dólares" tiene que ver con la
alta brecha. Y la alta brecha es consecuencia del desorden macroeconómico, ya
sea fiscal, monetario, financiero, deuda o externo. O sea que podemos concluir
que "faltan dólares" porque hay desbalance macroeconómico y no habrá
chance en el futuro de que "sobren" si no se restablecen ciertos
equilibrios.
Podría
extenderme largamente, con más casos y más temas, pero todos alrededor de lo
mismo. Acá llegamos al punto central: el faltante de dólares no es una
maldición propia de los argentinos, que nos condena. Es una consecuencia
de un desorden macroeconómico integral que no se resuelve mirando una
sola cara del cubo (o del decaedro).
Hay
que encarar simultáneamente las seis, ocho, diez, caras simultáneas del
desorden macro. Una parte, no menor pero no toda, tiene que ver con el exceso
de gasto público; otra, con una demanda de pesos volátil que no puede competir
en igualdad de condiciones contra el dólar. Y así podríamos seguir con la
incapacidad para generar divisas -salvo cuando el mundo nos da una mano-, los
cambios de reglas de juego, los activos en el exterior que no vuelven, y un
largo etcétera. |