Por
Mariano Boettner - El ministro de Economía Martín Guzmán bajó este
lunes al territorio para un acto en Ituzaingó con el intendente de ese
municipio Alberto Descalzo. Fue así su primera aparición con un tinte
más político luego de fatigar durante meses la negociación con el Fondo
Monetario Internacional que lo alejó del terreno y lo mantuvieron con una
agenda concentrada en la refinanciación de la deuda. Esa excursión al Gran
Buenos Aires tuvo lugar, además, en medio de renovadas versiones de un
recambio ministerial que tendrían al jefe del Palacio de Hacienda como uno
de las posibles víctimas.
Tras
el respaldo presidencial que obtuvo en una reunión el domingo en la Quinta de
Olivos, el ministro de Economía eligió salir a responder algunas de las
críticas que, de manera más o menos directa, le dedican en las últimas semanas
de forma más recurrente integrantes del Frente de Todos. Así, Guzmán le replicó
a Feletti sus cuestionamientos a una supuesta falta de lineamientos de política
económica que había venido con una advertencia: “Esto se va a poner feo”.
“Hay
una renta grande para ciertos sectores, pero hay una definición política que se
tomó. Es importante que los funcionarios estén alineados con lo que se
decide. No decir cosas que generen incertidumbre sobre decisiones que ya se
tomaron”, disparó, en referencia al secretario de Comercio Interior sin nombrarlo.
Feletti suele afirmar en público estar en desacuerdo con la negativa oficial a
reajustar derechos de exportación de granos, una posibilidad descartada
públicamente por Guzmán.
Pero
el ministro de Economía fue más allá y dijo transmitir el pensamiento del
presidente al afirmar que “lo importante es gestionar en línea con lo que
traza el Gobierno. Gestionaremos con gente alineada con este rumbo. La
idea es todos juntos tirando para el mismo lado”, advirtió el ministro e
intentó marcar la cancha para el resto de los funcionarios del gabinete.
Martín
Guzmán: “El Presidente ha marcado que gestionaremos con gente que esté alineada
con el programa económico”
Confiado,
Guzmán afirmó que es “una obviedad” el apoyo presidencial. “Hay un trabajo que
está dando los resultados en términos de recuperación de la economía. La
principal ocupación de la política económica es la inflación y asegurar que
haya una recuperación de los ingresos reales. Es muy importante dar
certezas, en lugar de incertidumbres. En la reunión definimos cómo sigue esto,
y el Presidente dice este es el programa económico y este es el rumbo, por ahí
seguimos”.
La
agenda que viene
El
presidente Alberto Fernández le había pedido que acelere una gestión con
Bolivia y Brasil para asegurarse un flujo mayor de gas para los meses de
mayor demanda que se avecinan. Guzmán es el ministro que tiene jurisdicción
sobre el área de energía del Gobierno, pero convive con funcionarios que tienen
terminal política con la vicepresidenta Cristina Kirchner. A fin de mes se
cumplirá un año del intento de desplazamiento de Federico Basualdo y
aún permanece en su puesto. Entidades como Enargas y el ENRE, que responden al kirchnerismo, deberán
activar las audiencias públicas que son paso necesario para implementar los
aumentos de tarifas acordados con el Fondo Monetario.
Con Bolivia, el Gobierno cerró un entendimiento para tener un
abastecimiento mayor de gas, con un precio un poco más alto -el
contexto del salto en los commodities habilitó al vecino país a reclamar un
valor más competitivo por ese recurso- y prioridad de importación para
excedentes de producción. Con Brasil, donde estuvo de visita oficial Guzmán
junto con el embajador en ese país Daniel Scioli, el resultado de las
conversaciones fue que la nación que preside Jair Bolsonaro mandará más energía eléctrica entre mayo y septiembre lo que “liberará”
el uso de gas para priorizarlo a las industrias y a la calefacción.
La
inflación será el tema que dominará la agenda pública de Gobierno esta semana y
las miradas se posarán, naturalmente, en los hacedores de política económica:
Guzmán y el presidente del Banco Central Miguel Pesce en primer lugar
y, más atrás, el secretario de Comercio Interior Roberto Feletti. Guzmán
defiende el uso que le dio a su propio armamento contra la inflación, que son
medidas de política “macro” pero sin un impacto inmediato en los precios:
pedirle menos plata al BCRA para financiar el déficit y recortar el rojo fiscal. La
acumulación de reservas y la política de tasas de interés, estas dos misiones
conjuntas con la autoridad monetaria, también entrar en esa bolsa.
El
miércoles el Indec dará a conocer el índice de inflación de marzo que
podría ser superior incluso al 6%, una cifra mensual con pocos antecedentes en
los últimos años y posiblemente la suba de precios interanual pueda superar el
récord de 53,8% que registró el 2019, el año con mayor inflación anual desde
1991. En privado, Guzmán enumera países que tuvieron en marzo también índices
récord, como Holanda, Alemania, España o Brasil.
Pero
en una agenda a veces circular, el Fondo Monetario volverá a aparecer en
los próximos días en el horizonte del ministro de Economía. Y también el mes
próximo. Sucede que el Ministerio de Economía y el Banco Central enviarán a sus
autoridades a la reunión de primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington,
con presencia confirmada de Guzmán y de Miguel Pesce.
Uno
de los temas a tratar en esa cumbre será una de las novedades que este
miércoles podría oficializar el directorio del FMI: la creación de un nuevo tipo de programa de financiamiento, con
condiciones mucho más flexibles de repago como las que un sector del Frente de
Todos le exigió a Guzmán que negociara. Esto es, 10 años de
plazo de gracia y 20 para devolver el capital. El Fondo de Resiliencia y
Sustentabilidad tendrá, no obstante, un tamaño mucho menor. Como comparación:
el nuevo Fondo tendrá un valor total de USD 50.000 millones para prestar. Solo
el crédito refinanciado de la Argentina son USD 45.000 millones.
Y el
mes próximo está prevista la primera revisión del staff del
FMI al nuevo programa acordado el mes pasado. La fecha original era el 10 de
junio, pero las condiciones internacionales de precios y la necesidad de
reajustar proyecciones -especialmente de inflación y de subsidios- forzó a
ambas partes a acelerar la primera evaluación. También se verá si el Gobierno
cumplió las primera metas previstas para el 31 de marzo, pero se descuenta que
las cumplirá.
El
kirchnerismo, con mayor o menor perfil, dedicaron en las últimas semanas
fuertes críticas no solo al desarrollo de la negociación con el staff del FMI
sino luego hacia el resultado concreto que tuvo. Tal como reflejó Infobae,
analistas y economistas que orbitan al ala kirchnerista del Frente de Todos consideran
que un programa como el que se firmó con el FMI implicará un impacto en la
actividad económica, un aumento de la pobreza y la necesidad de renegociar
nuevamente en algunos años, porque la deuda seguiría, en esa teoría, siendo
insustentable.
En
medio de las versiones de recambio, el presidente Alberto Fernández volvió a dar un respaldo
a uno de sus ministros clave en el gabinete. Guzmán forma parte del
núcleo del “albertismo”, junto a sus pares Matías Kulfas, Claudio Moroni,
Santiago Cafiero y Cecilia Todesca. Desde un despacho cercano
afirmaron verlo “firme” tras el nuevo apoyo presidencial.
Este
lunes, Guzmán recorrió la fábrica de insumos, equipamiento y software Adox, en
la localidad de Ituzaingó, en el oeste del Conurbano bonaerense. Según dieron a
conocer en su entorno, uno de los empresarios presentes en la recorrida lo
defendió en medio de la interna: “Con lo que ha hecho en estos dos años,
creo que en todo lo demás ha despejado la cancha y, creo que si hacemos el
trabajo conjunto articulando bien, el futuro para nosotros es promisorio”. |