Por iProfesional-
En medio de los crecientes rumores de cambios en el Gabinete, y en la semana en
que se va a conocer la inflación de
marzo, el presidente
Alberto Fernández recibió en la Quinta de Olivos a su ministro de
Economía, Martín Guzmán.
El encuentro se
dio este domingo, antes del nacimiento de su segundo hijo Francisco, y en la
previa a una semana dura para el Gobierno, ya que se conocerá el índice de
inflación correspondiente al mes de marzo, que se estima será superior al de
febrero, cuando alcanzó el 4,7%.
La reunión del
jefe de Estado con Guzmán buscó intentar acallar las versiones de cambios
en ministerios y también para renovar la confianza que le tiene al titular
del Palacio de Hacienda, en medio de las críticas que recibe del ala
kirchnerista desde que comenzó a cerrarse el acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional (FMI).
Este lunes, tras
el nacimiento de su hijo con la primera dama, Fabiola Yañez, Fernández volvió a
descartar cambios en el Gabinete y dijo que por estas horas está solo abocado a
"cambiar pañales".
Si bien las
modificaciones en el equipo de Gobierno pueden darse en cualquier momento, por
ahora son descartadas de plano en el entorno del Presidente.
Fernández respalda a Guzmán, a pesar de críticas kirchneristas
Más allá de las
críticas del sector más cercano a la vicepresidenta Cristina Kirchner contra
el rumbo económico de la Argentina y sus implicancias para las elecciones
de 2023, el mandatario nacional sostiene a Guzmán y el encuentro de este
domingo en Olivos fue para renovarle su confianza en persona.
La última vez que
se dieron cambios en el Gabinete fue por presión del kirchnerismo tras
la derrota en las elecciones de 2021, aunque en esta oportunidad Fernández no
quiere volver a renovar a su equipo, menos aún, sacar a Guzmán, lo que
significaría otra vez ceder en la puja interna.
De todas formas, la
Casa Rosada sabe que se avecina una semana complicada en cuanto a críticas, ya
que se espera un índice desfavorable de inflación para el mes de marzo.
Martín Guzmán, jaqueado por Cristina Kirchnero
Antes de arrancar
ya caben dos certezas sobre esta semana: una, que será corta en materia laboral
por el jueves y viernes "santos". Y, dos, que será caliente en
términos estrictamente políticos. Cuando pasado mañana se conozca el índice de inflación
de marzo, el Gobierno estará obligado a absorber el "mal dato", tal cual ya fue adelantado por distintos
funcionarios.
Martín
Guzmán ya viene severamente cuestionado por Cristina Kirchner,
Sergio Massa, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y por un amplio abanico de
gobernadores. Hoy por hoy cuenta con el respaldo prácticamente exclusivo de
Alberto Fernández.
Debería ser
suficiente, en un país presidencialista como la Argentina, contar con ese apoyo
para seguir. Sin embargo, la ofensiva permanente del kirchnerismo contra el
titular de Hacienda en relación a su gestión abre el signo de interrogación.
Precisamente, la
pregunta, a partir del miércoles, es si el ministro tendrá la
suficiente espalda para mantenerse en el cargo.
Guzmán dio
indicios de que va a defender él mismo su gestión. Aprovechó su viaje a Brasil
para enfatizar que "La inflación es una de las prioridades de la política
económica".
El dato que más preocupa a Guzmán
Más allá del IPC
-al que las consultoras perciben cerca del 6%-, todos los focos estarán puestos
en lo que dé la inflación de alimentos en el conurbano bonaerense.
Febrero marcó un
récord del 7,5% en ese rubro en el distrito más sensible para el
kirchnerismo. Algunos consultores estimaban, antes del fin de semana, que la
suba promedio de los alimentos en el GBA podría superar aquel nivel. Está claro
que es una dinámica política y socialmente irrespirable.
La grieta entre la Casa Rosada y el
kirchnerismo sobre la política económica pareciera no tener vuelta atrás.
Máximo Kirchner fue
contundente antes del fin de semana: "¿Cómo puede ser que no entiendan que
está faltando la comida en la mesa de los argentinos y argentinas? Hay que
hacerse cargo de la gestión, de la comida, del trabajo, de la seguridad. Hay
que cortarla con las pendejadas de la televisión y solucionar este complejo
momento", dijo durante un acto en el conurbano.
También fue muy
duro Axel Kicillof, cuando diagnosticó que la situación social "no da
para más" en el conurbano.
Roberto
Feletti fue lapidario cuando dijo directamente que el acuerdo con el FMI
es "letra muerta", y volvió a reclamar la implementación de las
retenciones móviles para desacoplar los precios internacionales de los
internos, en relación a los alimentos.
"El
Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que
reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va a
poner feo", dijo el secretario de Comercio.
Cristina Kirchner jaquea a Guzmán
¿Se trata sólo de
una estrategia de Cristina Kirchner para despegarse de la
dinámica inflacionaria? No es lo que creen cerca del ministro. En el Palacio de
Hacienda suponen que la vicepresidenta pretende dar un giro a la política
económica, y que las diferencias no son de matices sino que son bien profundas.
"Quieren cambiar el rumbo", enfatizan.
El ministro del
Interior, Wado de Pedro, fue el primero en dejar al descubierto las
disidencias. "Así como el FMI generó una discusión dentro del Frente de
Todos, la inflación es otra de las discusiones que se vienen dando donde no hay
coincidencia", manifestó hace unos días, en línea con lo que después
dijeron distintos funcionarios o dirigentes enrolados en el kirchnerismo.
Desde un bajo
perfil ante el fuego amigo, Alberto Fernández tiene la convicción de
que el acuerdo con el FMI permitirá que, tras el shock inflacionario tras la
invasión rusa, enderezará las expectativas que ayudarán a bajar el ritmo de los
precios.
Guzmán habla de
esto con el Presidente. También le transmitió al Jefe de Estado que pretende
manejar el tema energético, con el que mantiene una dura pulseada -ya
histórica- con el kirchnerismo.
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