Por Norberto Sosa - Es sabido que, para poder contrarrestar los efectos de los cierres
de la economía para evitar contagios durante la pandemia, la Reserva Federal
de Estados
Unidos (FED) realizó una inédita
expansión monetaria comprando bonos del Tesoro y otros tipos activos, ampliando
su hoja del balance. La expansión monetaria sumada a los problemas de
normalización de las cadenas de suministros al comenzar con los procesos de
aperturas, provocaron un nivel de inflación que no se registraba desde hace
varias décadas.
En este contexto, era sabido
que durante este año la FED comenzaría a endurecer su política monetaria
básicamente mediante la suba de su tasa de referencia y dejando de expandir la
hoja de balance, entrando a un proceso de mantenimiento de la misma, conocido
como “tapering”.
La sorpresa de comienzos
de año
Al publicarse en enero, las
minutas de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de
diciembre, el mercado se sorprendió con la noticia que algunos funcionarios,
además de subir tasas e iniciar el “tapering” querían comenzar con una
reducción de la hoja de balance, lo cual es conocido como “quantative
tightening” (QT), proceso que se pensaba que recién tuviese lugar en 2023.
Ante esta sorpresa, se
provocó una rápida corrección en los mercados de acciones llegando a caer en
pocas semanas durante enero, el Dow Jones 6%, el S&P500 9% y el Nasdaq 14%.
Paralelamente, los distintos tipos de deuda (del Tesoro, alta calidad, alto
rendimiento y emergente) también tuvieron comportamientos hacia la baja.
Invasión de Rusia a
Ucrania
Sumando más incertidumbre al
2022, llegó la invasión rusa, la cual retroalimentó el problema de la
inflación, dado el impacto particular que tanto Rusia y Ucrania tienen sobre
algunos commodities y además por las sanciones que se aplicaron en contra de
Rusia. Paralelamente, el evento bélico provocó un típico efecto “risk-off” el
cuales acompañado con un aumento de “cash” en los portafolios, compra de bonos
del Tesoro de EE.UU. y oro. El proceso de reducción de riesgo en los
portafolios tuvo un particular efecto negativo sobre la deuda emergente, la
cual ya venía castigada por lo comentado previamente y a su vez había comenzado
su martirio hacia septiembre del 2020 a partir del evento Evergrande en China.
La incertidumbre generada
sobre el futuro de la economía, hizo pensar que quizás la FED no se animaría a
encarar el endurecimiento monetario como se había planteado previo a la invasión.
Acotando el efecto bélico
y el exitoso FOMC de marzo
En la medida que el mercado
fue asumiendo que la OTAN no ingresaría en el conflicto en forma directa y que
no se llegaría a un evento nuclear, los activos de riesgo comenzaron a
recuperar. A su vez, en su reunión del 15 y 16 de marzo, el FOMC de la FED
logró recuperar credibilidad en cuanto a que tendría la convicción necesaria
para hacer lo pertinente para encauzar a la inflación hacia su objetivo de
largo plazo. No obstante, en dicha reunión sólo subió la tasa 25 puntos
básicos.
La inversión de la curva de
rendimientos de los bonos del Tesoro y el riesgo de una recesión
La felicidad duró poco, dado
que el mercado comenzó a pensar que, si la FED aplicaría toda la dureza
necesaria, la economía podía ingresar en una recesión. El mismo Powell en una
reunión en la NABE (National Association of Business Economists) reconoció que
conducir un aterrizaje suave en el actual contexto no sería fácil, pero que la
FED ya lo había logrado en 1965, 1985 y 1994.
Hace pocos días, cuando se
registró la inversión de la curva en términos de las tasas de 10 y 2 años se
acentuó la preocupación, dado que las veces que esto ocurrió, posteriormente
tuvo lugar una recesión, aunque las mismas tendieron a desarrollarse al menos
18 meses después. Para algunos analistas un predictor más preciso es el
diferencial entre la tasa de 10 años y la de 3 meses, el cual aún se encuentra
claramente en terreno positivo. Por lo tanto, parece algo prematuro preocuparse
por una recesión, pero sin dudas el riesgo está instalado.
Lael Brainard pareció
romper todo
Las declaraciones de Brainard
(miembro del directorio de la FED) volvieron a generar volatilidad en los
mercados, al establecer que la Fed podría comenzar a reducir su balance en mayo
y que lo haría a "un ritmo rápido". También indicó que las alzas de
las tasas de interés podrían llegar a un ritmo más agresivo que los incrementos
típicos de 25 puntos básicos. 0.25 puntos porcentuales. Si bien el primer
impacto fue negativo para todo tipo de acciones, las relacionadas con el sector
de “value” (valor) se han estabilizado y las que han quedado más debilitadas
son las relacionadas con el sector de “growth” (crecimiento).
Conclusión del escenario
monetario de EEUU
2022 seguirá siendo un año con
volatilidad en los mercados, más específicamente será difícil ver al VIX
(índice de volatilidad) por debajo del 20%. El mejor escenario que se puede
esperar para el S&P500 es de lateralización, tipo 2015/2016 cuando se
inició un proceso de endurecimiento monetario parecido al actual. Paralelamente,
queda claro que un contexto de suba de tasas y de riesgo de recesión, no será
un contexto amigable con la deuda y que el mercado se tornará más selectivo en
el análisis del riesgo crediticio.
Consecuencias sobre
Argentina
El contexto de suba de tasas
y selectividad crediticia, complica el acceso al crédito privado internacional
tanto para el Tesoro Nacional, como para las empresas. Claramente, ha sido una
oportunidad perdida haber reestructurado la deuda con privados en septiembre
del 2020 y no haber podido retornar a los mercados en aquel momento, dado que,
en la actualidad, por más que se haya cerrado un acuerdo con el FMI, el sendero
fiscal consensuado, no luce lo suficientemente ambicioso como para despejar las
dudas que tienen los inversores internacionales en cuanto a la necesidad de una
nueva reestructuración.
(*) Director de Invertir En
Bolsa (IEB)
El mercado descarta
"soluciones mágicas" para frenar la inflación y descuenta suba de
tasas
En una semana más corta por
las celebraciones de "Semana Santa", los interrogantes sobre el
cumplimiento de las metas fijadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
pone un manto de cautela entre los inversores. Esta semana se espera conocer el
dato de inflación de marzo que rondaría el 6%. El panorama internacional no parece
menos complejo que la Argentina: los enfrentamientos bélicos en Ucrania y sus
consecuencias mantienen la atención global. Las tropas ucranianas rechazaron
varios asaltos rusos en este del país mientras que el Presidente Volodímir
Zelenski asegura que soldados rusos se preparan una nueva ofensiva.
El Centro de Estudios de la
Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano sostuvo que sus
proyecciones para marzo alcanzan un 6,1% de alza de precios al consumidor.
"Esta aceleración es atribuible, en primer lugar, al impacto de los
aumentos en los combustibles, las tarifas, las prepagas y la educación, que
estaban previstos. A ello se sumó el incremento en los precios de las
'commodities', por efecto de la guerra en Ucrania", dijo Beker,
director del CENE.
"Las perspectivas
inflacionarias continúan deslizándose al alza por encima del 60%", dijo la
consultora Delphos Investment y señaló que "en el aspecto monetario, la
esterilización durante el primer trimestre de este año estuvo a cargo del
Tesoro en lugar del Banco Central. Sin embargo, el BCRA retomaría su rol
contractivo en materia monetaria en los próximos meses, al tiempo que decidiría
nuevas subas de las tasas de interés para no perderle pisada al ritmo
inflacionario".
"Las bajas expectativas
de cumplimiento del acuerdo con el FMI en materia fiscal y monetaria -agravadas
por la guerra en Europa-, la elevada inflación en el punto de partida, la
necesidad de recomponer algunos precios relativos luego del fracaso de las anclas
nominales 'electorales', son algunos de los elementos que sugieren que, una vez más, las pautas de inflación oficiales serán superadas por
la realidad", sentenció Daniel Artana, de FIEL.
"La posibilidad de ir
cumpliendo las pautas del plan con el FMI de equilibrio financiero podría dar
pie a mayor estabilidad y chances de recuperación de valor en los sufridos
papeles locales", dijo VatNet research, aunque señaló que "sin
embargo, las acendradas disputas políticas y sociales agregan otro factor de
tensión ante el eventual surgimiento de novedades inesperadas, sugiriendo la
conveniencia de una estrategia preponderantemente conservadora".
"Argentina
ha probado hasta ahora con recetas mágicas: dólar fijo, tasas de interés,
precios máximos o cuidados. Siempre visiones parciales de la realidad, en vez
de tener un programa antiinflacionario integral y convergente: todas las
variables –fiscal, monetaria, cambiaria, ingresos- deben apuntar a una
inflación descendente que ancle las expectativas, que ahora se mueven como un
barco sin rumbo, sin un sendero correcto", agregó en declaraciones
radiales el ex presidente del Banco central (BCRA) Martín Redrado.
Por otra parte, el mercado ya
descuenta una suba de tasas por parte del Banco Central: "los operadores
se encuentran atentos al mayor ritmo que viene desplegando el banco central
(BCRA) en el 'crawling-peg', y como correlato de todo ello una posible nueva
suba en la tasa", señaló Gustavo Ber, de Estudio Ber.
"La autoridad (BCRA)
monetaria mantiene su postura compradora en el mercado único y libre de cambios
-MULC-, pero con un margen de maniobra cada vez mas limitado", estimó
Portfolio Personal Inversiones.
"Las primeras ruedas de
abril están siendo marcadas por una menor liquidación del agro. El sector
agroexportador viene liquidando a un ritmo promedio diario de 138 millones de
dólares retrocediendo con respecto al promedio diario de marzo en 142 millones",
explicó.
En relación al crecimiento
económico, Ecolatina afirmó: "Si bien la economía retornará a sus niveles
máximos el próximo año, esto no indica que ya se haya recuperado el terreno
perdido en los últimos años: por un lado, el consumo distará de ser lo que era
entonces, debido a un salario real que lejos estará de empardar su nivel de
2017; por otro, se dará en un contexto de pobreza más de 10 pp superior. Ambos
síntomas reflejan el principal problema: la población habrá crecido 6%
en el período, por lo que la misma torta se tendrá que repartir entre más
gente".
Dolarización
En medio de la discusión por
la dolarización que surgió tras un proyecto de un diputado del PRO, los
economistas desestiman esta posibilidad. "Cuando hablan de programas mágicos
que resuelven de la inflación de la noche a la mañana, como la dolarización,
hay que tener en cuenta qué efectos tiene eso en los ingresos de las personas.
¿A qué tipo de cambio dolarizaríamos? La pauperización de nuestros ingresos es
la discusión más importante, más allá de una solución mágica que sabemos que no
existe en la economía", sumó en declaraciones radiales la economista
Candelaria Botto.
"La urgencia por
conseguir resultados en el corto plazo tiende a subestimar los costos de
mediado plazo y sobrevalorar los beneficios de corto plazo. Pero aun así, las
actuales restricciones del 'start up' harían muy difícil la implementación de
la dolarización a corto plazo por los costos que ello implica", dijo
Gustavo Reyes, de IERAL de Fundación Mediterránea. |