Por
Pablo Wende - La meta de reducción del déficit fiscal pactada con el FMI corre
un fuerte riesgo de incumplimiento y lo mismo sucedería con otra de las
exigencias centrales del organismo: la fuerte disminución de la emisión
monetaria para financiar al Tesoro. El gran signo de interrogación ahora es
sí en la primera misión del organismo prevista para el 10 de mayo se
modificarán esos targets, con la excusa de cambios en las
condiciones internacionales por efecto de la guerra en Ucrania.
Las
negociaciones se adelantarán durante la Reunión de Primavera del FMI que se
realizará en Washington a partir del 20 de abril. Esta vez el encuentro será
“híbrido”, lo que implica un regreso a cierta normalidad. Esto significa que
las delegaciones de los distintos países concurrirán al evento, pero las
conferencias se podrán seguir de manera virtual. Es esperable que al menos
parte del equipo económico se reúna con el staff del FMI para revisar las
principales metas. Por lo pronto, la presencia tanto del ministro de
Economía, Martín Guzmán, como del presidente del BCRA, Miguel Pesce, están
confirmadas en este encuentro que reúne a funcionarios de todo el mundo.
Economistas
y analistas dan prácticamente como un hecho que no se llegará a la reducción
del rojo fiscal primario desde 3% a 2,5% durante 2022. Ese compromiso era
percibido como “light” a principio de año, o sea que mostraba la flexibilidad
del propio FMI por llegar a un acuerdo. Es decir que una reducción de 0,5% del
déficit era fácilmente alcanzable a partir de una suba de tarifas para bajar
los subsidios y algunas otras medidas que aportaran algo adicional. Por ejemplo
una mejor efectividad en la recaudación impositiva.
Sin
embargo, el impulso a los precios de la energía que gatilló la invasión de
Rusia a Ucrania cambió fuertemente las previsiones. Ahora será mucho más
difícil bajar los subsidios a la energía aun con los aumentos de tarifas
anunciados. Y además habrá que importar más gas para satisfacer la demanda en
invierno, lo que también representa un fuerte esfuerzo para el fisco.
El
encargado de la calificación argentina en Moody´s, Gabriel Torres, aseguró ayer
que “ya desde antes de la guerra veíamos improbable que la Argentina
pudiera cumplir con el target de 2,5% de rojo fiscal para este año. Y ahora es
casi imposible. Además, tampoco vemos que exista un consenso político
claro sobre la necesidad de ir hacia una consolidación de las cuentas
públicas”.
En
ese sentido, el analista advirtió que “si los incumplimientos por parte de la
Argentina son recurrentes, no debe descartarse que el Fondo se canse y decida
suspender los futuros desembolsos que figuran en el acuerdo”.
No
sería la primera vez que sucede. Luego de las PASO de agosto de 2019, el
directorio del FMI decidió suspender el envío de nuevos préstamos a la
Argentina pese a que estaba acordado con el gobierno de Mauricio Macri. Al
final, quedaron USD 13.000 millones sin desembolsar, en medio de una escalada
del tipo de cambio y un creciente deterioro de las cuentas públicas. Obviamente
también el inminente cambio de signo político, que se confirmó en las
elecciones de octubre, también jugó un rol importante en la decisión que
adoptaron en Washington.
La
próxima misión del Fondo Monetario no es exigente, ya que las metas del
primer trimestre tanto en materia fiscal como monetaria se habrían cumplido.
Los problemas se presentarán con mucha mayor nitidez en el segundo semestre de
2022, que es cuando cae la recaudación por retenciones y al mismo tiempo crece
el gasto en forma más acelerada.
Por
lo pronto, en febrero las cuentas estuvieron cerca del equilibrio, algo que no
sucedía hace muchos meses. La diferencia entre gastos e ingresos fue de menos
de $ 40.000 millones, cuando en enero había llegado a $ 150.000 millones. Pero
hacia adelante el desbalance se irá acentuando.
La
inflación no es una “meta” que deba cumplirse, pero sí se estableció un rango
de 38% a 48% que a esta altura ya quedó totalmente desbordado. También es
probable que se modifique para que el dato que arroje el 2022 no quede tan
lejos de las previsiones.
La
misión del staff se esperaba para junio, pero es evidente que en el organismo
quieren hacer “marcación personal” y todo se adelantó un mes. Pero la
expectativa es que en los encuentros en Washington en dos semanas comiencen las
primeras definiciones sobre una revisión de las metas.
El
acuerdo llegó pocos días antes de que estallara el conflicto bélico en
Ucrania. El peligro relacionado con esa disputa apenas llegó a colarse en
la nota de prensa distribuida al cierre de las negociaciones.
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