Por
Martín Kanenguiser - El Banco Mundial afirmó que la Argentina tendrá más
inflación y menor crecimiento económico como resultado de la invasión rusa a
Ucrania y, además, aclaró que trabaja con el Gobierno para mejorar la
eficiencia del gasto público en los programas sociales y en las políticas
energéticas del país.
En
una conferencia de prensa virtual, el economista jefe del BM para América
latina, William Maloney, dijo ante una pregunta de Infobae sobre la
Argentina que “la guerra en Ucrania aumentará la presión inflacionaria y
bajará el crecimiento económico en todo el mundo. Luchar con este fenómeno
implicará más complejidad en términos de racionalizar sus presupuestos y
políticas monetarias más estrictas”.
“Argentina
tuvo un muy buen año en 2021, por encima de nuestros pronósticos, 10,3%, y
ahora prevemos un crecimiento del 3,6% en 2022 y 2,25% en 2023; este pronóstico
está por encima de los pronósticos del mercado”, dijo Maloney.
“Todos
los países de América latina tuvieron en 2021 tasas de crecimiento muy altas,
recuperando lo perdido en 2020 y ahora se ven tasas más normales”, precisó.
Además,
confirmó que “el banco ha estado estado trabajando con la Argentina para
mejorar la eficiencia del gasto social y en energía por muchos años”.
“Sobre
los programas sociales, nos enfocamos en seguir apoyando muchos programas
para aquellos sectores que deben ser más protegidos”, además del apoyo al
programa de la AUH.
“En
términos de energía estamos trabajando a nivel nacional y de las provincias
para mejorar la eficiencia y continuaremos haciéndolo sobre todo cuando la
cuestión de la seguridad energética se vuelve más importante”, indicó.
En
particular, dijo que la suba del precio global de la energía por el
conflicto en Europa “pondrá más presión sobre el presupuesto” del país.
Este
trabajo se coordina con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI), de cara
al nuevo programa de refinanciación de la deuda que firmó el país. De
hecho, en el staff report del FMI se indicó que “se está preparando un plan a
medio plazo, con la asistencia técnica del Banco Mundial, para desarrollar
acciones concretas para: (i) reducir las ineficiencias en la medición, la
facturación y el cobro; (mejorar la eficiencia del mejorar la eficiencia del
consumo y la conservación de la energía; reforzar la calidad del servicio
energético”:
En
particular, se buscará “mejorar la focalización de los subsidios a la
energía. Este plan de mediano plazo, que se hará público a finales de
septiembre de 2022 (referencia estructural), se basará en objetivos claros de
recuperación de costos”, según el FMI.
En
tanto, Maloney dijo que la región malgasta cerca del 4,4% de su PBI por
ineficiencia en la implementación de sus presupuestos. Además, enfatizó
que la región crece menos que el resto del mundo, con poca diversificación,
baja productividad y escaso aprovechamiento de los tratados de libre comercio,
lo que deriva en una menor tasa de exportación respecto de otras zonas.
El
presidente del Banco Mundial, David Malpass REUTERS/Yves Herman/File Photo
Maloney
presentó el informe “Consolidar la recuperación: aprovechando las
oportunidades del crecimiento verde”, en el que destacó que “las
economías de América Latina y el Caribe (ALC) van camino a una recuperación
tras la crisis de COVID-19, aunque las secuelas de la pandemia persisten y la
necesidad de un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible es cada vez más urgente”.
“Luego
de un rebote de 6,9 por ciento en 2021, se espera que el PIB de la región
crezca 2,3 por ciento este año y un 2,2 por ciento adicional en 2023, logrando
la mayoría de los países revertir las pérdidas de PIB que tuvieron lugar
durante la crisis pandémica”, sostuvo la entidad que preside David
Malpass.
“No
obstante, estas modestas proyecciones colocan al crecimiento regional entre los
más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes
incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus,
un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la
recuperación mundial. De hecho, la previsión de crecimiento regional fue
revisada a la baja en 0,4 por ciento tras la invasión rusa de Ucrania”, aclaró.
En
cambio, “del lado positivo, el proceso de vacunación se ha generalizado en
la región, las empresas nuevamente están contratando y las escuelas reabren sus
puertas. De todas formas, las secuelas a largo plazo de la crisis
persisten y necesitan atención. La tasa de pobreza a nivel regional se elevó a
27,5 por ciento en 2021 y sigue por encima de su nivel prepandémico de 25,6 por
ciento, mientras que las pérdidas de aprendizaje podrían resultar en una
reducción del 10 por ciento en los ingresos futuros de millones de jóvenes en
edad escolar”.
Reformas estructurales
“Para
evitar el regreso de las bajas tasas de crecimiento de la década de 2010, los
países de la región deben llevar a cabo una serie de reformas estructurales
largamente postergadas y aprovechar las oportunidades que ofrece una economía
mundial cada vez más verde”.
“Nos
encontramos en un entorno mundial de gran incertidumbre, que podría impactar en
la recuperación post pandemia. No obstante, a largo plazo los desafíos del
cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a avanzar de
forma urgente hacia una agenda de crecimiento más verde, más inclusiva y que
eleve la productividad”, dijo Carlos Felipe Jaramillo,
vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
De
acuerdo al informe, “es imperativo poner en marcha una serie de reformas a
favor del crecimiento en infraestructura, educación e innovación, y las
inversiones más importantes deben financiarse a través de un gasto más
eficiente y mayores ingresos fiscales. Pero estas reformas tan necesarias deben
responder a los grandes acontecimientos que están configurando la economía
mundial, incluido el cambio climático”.
El
banco apoya los programas sociales en el país. REUTERS/Agustin Marcarian
“En
los últimos veinte años, subraya el informe, los países de América Latina y el
Caribe perdieron el equivalente a 1,7 por ciento de su PIB anual a causa de los
desastres relacionados con el clima, mientras que unas 5,8 millones de personas
podrían caer en la extrema pobreza en la región para el año 2030. La
agricultura probablemente se vea seriamente impactada, con una reducción en los
rendimientos de los cultivos en casi todos los países, mientras que la
estabilidad de la generación de energía se verá afectada por cambios en el
ciclo hidrológico”.
El
informe plantea una combinación de políticas que puede ayudar a aprovechar
las oportunidades que brinda el crecimiento verde, que incluyen medidas
“para la fijación de precios que promuevan la adopción de las actuales tecnologías
bajas en carbono, por ejemplo mediante reformas en los subsidios a los
combustibles fósiles y el establecimiento de impuestos sobre el carbono y
esquemas de comercialización de emisiones”. También, “mecanismos creíbles de
verificación que posibiliten las primas de precio verdes. Esto permitirá la
exportación de créditos/compensaciones de carbono y sacar provecho de los
mercados de financiamiento verde y sistemas mejorados para identificar y
adoptar tecnologías que mitiguen el impacto de la región sobre el clima y la
ayuden a adaptarse, mientras aprovecha sus ventajas naturales para crecer”,
concluyó.
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