Por Yanina Otero - Diversos funcionarios
del Gobierno ya lo habían anunciado en reiteradas oportunidades. En esta nueva
etapa de la lucha contra la inflación se recurriría a todas las herramientas
disponibles para detener la escalada de precios y en paralelo, se puso en la
mira la alta concentración en sectores claves del negocio alimenticio. En
primer término le tocó el turno al sector molinero y con especial foco en la
principal empresa del rubro, Molino Cañuelas, la que junto con entidades
representativas de las empresas recibieron multas por más de $445 millones por
concertar “conductas anticompetitivas” en el marco de un “cartel institucionalizado”.
Mientras tanto, por estas horas escala la tensión entre otras grandes firmas
alimenticias ante el temor de nuevas sanciones oficiales.
La
medida se dispuso a través de la Resolución 332/2022 de la Secretaría de
Comercio Interior, publicada hoy en el Boletín Oficial y suscripta por el
secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quien días atrás tuvo un
cruce con los empresarios del sector, a los que acusó de “estrangular el
abastecimiento de harina”. Las multas son de $150 millones a Molino Cañuelas,
el mismo monto para FAIM; $93,9 millones para la Cámara de Industriales
Molineros (CIM) y $51,13 millones para Apymimra.
Lo
cierto es que a partir de esta decisión oficial se abre un nuevo escenario de
tensión entre las grandes empresas del sector y el Gobierno. A pesar de que
esta sanción, según el expediente, surge por un hecho ocurrido el 13 de agosto
de 2015, cuando, en el marco de la “Fiesta de la Harina” las cuatro partes
denunciadas y “por lo menos 107 empresas” sellaron el denominado “Acuerdo
general de la libre competencia en el sector molinero”, que implicaría la
fijación de precios mínimos en forma convenida por todo el sector, en lo que
Comercio Interior consideró un “cartel institucionalizado”.
En
rigor de la verdad, Molino Cañuelas es actualmente la principal procesadora de
harina de trigo de la Argentina, donde capta más del 30% del mercado gracias a
que cuenta con 15 unidades industriales. Otro dato claves es que la firma
atraviesa un complejo concurso de acreedores en el que acumula deudas por más
de u$s1.500 millones. Más allá de esta situación, esta compañía, en definitiva,
es la más importante de un rubro donde operan múltiples firmas pymes y solo se
destacan otras dos grandes: Morixe y Molinos Río de la Plata.
Respuesta sectorial
En
este marco, FAIM, por medio de un comunicado, rechazó la resolución por ser
“groseramente arbitraria” y consideró que la multa es “exorbitante e
infundada”.
“Más
allá de la ilegalidad de la decisión, FAIM está convencida de que la resolución
responde a otros intereses, que exceden el adecuado marco jurídico y el debido
proceso, toda vez que dicha resolución tiene como antecedente un proceso
administrativo iniciado en el año 2015 en donde las partes presentaron todas
las pruebas y evidencias de que no hubo ningún hecho a sancionar”, aseguró la
entidad.
De
cualquier manera, la decisión oficial marca un antecedente, porque lo cierto es
que actualmente los precios mayoristas de la harina pasan primero por la
secretaria de Comercio Interior y por eso en el sector empresario esta sanción
se lee como “una presión explícita” del Gobierno ante los problemas de
abastecimiento que sucedieron semanas atrás en el sector.
En
este marco, la industria alimenticia en su conjunto suma preocupación respecto
a nuevas maniobras que puede establecer el Gobierno contra otras empresas en
rubros claves como el de los fideos, la yerba mate, el azúcar y el aceite,
porque en todos ellos se evidencia un fuerte grado de concentración.
En estos rubros se destacan
El
final de esta historia sigue abierto, Molino Cañuelas y las asociaciones
molineras multadas prometen recurrir a la justicia para apelar la sanción,
mientras que desde el Gobierno prometen seguir de cerca a la concentración en
el negocio alimenticio con la apuesta a que abril comience a mostrar una
estabilización en los precios de la canasta básica.
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