Por
Pablo Wende - Los bonos argentinos abrieron la semana con sólidas ganancias,
contagiados por un contexto positivo de los mercados internacionales. A pesar
de la suba de tasas en Estados Unidos y la continuidad de la guerra en
Ucrania, los inversores siguen dispuestos a asumir riesgos y esto favorece
a la deuda local. El dato de la jornada fue la caída del riesgo país, que
perforó los 1.700 puntos básicos luego de haber tocado los 2.000 hace apenas un
mes, cuando estalló el conflicto bélico.
Las
subas de ayer fueron generalizadas y oscilaron entre el 1% y el 2,5%. Un dato
llamativo es que los más beneficiados fueron los títulos emitidos bajo ley
local, que tienen precios más bajos que los que se rigen por ley neoyorkina.
Esto dejó en claro que los inversores están buscando oportunidades en dos
sentidos: eligen entre los bonos más baratos, pero también los que pagarán
más cupones de intereses en el corto plazo.
La
recuperación de los bonos es más lenta que la de las acciones argentinas, que
el mes pasado subieron cerca de 20% en promedio. Pero ahora hay inversores
que buscan aprovechar valores muy deprimidos para posicionarse aunque sea
tímidamente en el país. En alguna medida la Argentina volvió al radar de los
inversores, aunque está claro que la continuidad de este fenómeno está muy
ligada a lo que suceda desde el punto de vista política y especialmente qué
podría pasar en las elecciones del 2023.
La
apuesta principal sigue siendo a que asumirá un candidato moderado, que buscará
acercarse a los mercados financieros. En ese contexto, cabría esperar o una
renegociación amigable de la deuda en dólares a partir de 2024 o bien que no se
haga nada, intentando recuperar acceso al financiamiento genuino de los
mercados.
El
razonamiento es que, en un escenario negativo, la posibilidad de caída
adicional de la deuda está acotada (entre 15% y 20%, o sea hasta los USD 25),
mientras que un posible repunte permitiría sólidas ganancias. Algunos cálculos
optimistas indican que los bonos argentinos, en una proyección algo más
favorable, podrían subir a más de USD 50, cuando hoy apenas logran superar los
USD 30.
Existe
un factor técnico muy importante que ocurrirá ni bien arranque el segundo
semestre y que también podría estar impactando positivamente en los
precios. A partir de julio, los bonos reestructurados pasan a pagar un
cupón más alto. Esto se debe a que la deuda fue emitida con una cláusula
“step up”, que implica un pago creciente de intereses a medida que pasan los
años. Estaba fijado que esto suceda a los dos años de haberse emitido los
nuevos títulos.
El
AL2041 es un bono emitido en dólares con cupones crecientes, según lo negociado
por el ministro de Economía, Martín Guzmán, en la reestructuración de
2020. Viene pagando un cupón de 2,5% anual en dólares sobre un valor de
USD 100 nominales. Pero desde el 9 de julio próximo inclusive, ese cupón ya
sube al 3,5% anual. Como cotiza a sólo USD 35, el rendimiento que ofrece
es altísimo sólo por el cobro de esos cupones en forma semestral. En otras
palabras, el inversor que hoy compra este bono se estaría llevando casi 10%
anual en dólares sólo en concepto de pago de intereses. Además, si el título
mejora su cotización se obtendría una rentabilidad adicional. El título
que vence en 2038 pagará un cupón incluso más atractivo desde mediados de año,
que rozará el 4% anual en dólares.
El
escenario es que por lo menos hasta 2024 no habría mayores inconvenientes para
hacer frente al pago de intereses de esta deuda, ya que la amortización de capital
recién cae en 2025. Mientras tanto, la rentabilidad en dólares es lo
suficientemente atractiva como para asumir el riesgo.
Los
desembolsos del FMI luego del acuerdo (ya entraron los primeros USD 9.800
millones) y el ingreso de divisas por la cosecha gruesa también dan cierta
tranquilidad respecto a la habilidad del Gobierno de honrar la deuda en
dólares.
Por
otro lado, el principal problema que enfrentará el gobierno que asuma el
10 de diciembre de 2023 no es tanto la deuda en dólares sino la gran acumulación
de deuda en pesos. El déficit fiscal llevó al Banco Central a emitir una
fortuna en Leliq y ahora el que tomó la posta es el Tesoro con bonos ajustados
por inflación. Esa deuda en moneda local está creciendo a un ritmo muy
acelerado y la gran incógnita es cómo conseguirán la refinanciación en forma
voluntaria.
Claro
que por ahora se trata de puras especulaciones. Al final del día lo más
importante es si se recupera o no la confianza de los inversores, lo que
eventualmente podría permitir a la Argentina recuperar el acceso a los mercados
de deuda internacional, algo que no sucede desde 2018.
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