Domingo 3 - Por Pablo Wende - El desembolso que realizó el FMI
a fines de marzo permitió camuflar el mal desempeño del Banco Central en el
frente cambiario en el arranque del año. En el primer trimestre, la
intervención en el mercado terminó con un saldo negativo de USD 200 millones,
un fuerte contraste con los USD 2.000 millones que había acumulado en el mismo
período del 2021. Ni siquiera los altos precios internacionales de la cosecha
permitieron esta vez acumular divisas en el inicio.
Las
reservas netas, sin embargo, subieron tras los USD 9.800 millones que destrabó
el Fondo Monetario. Más allá del ruido previo al acuerdo, el dólar terminó el
trimestre prácticamente planchado en la zona de los $ 200. El mercado espera
que al menos en los próximos tres meses no se produzcan grandes sobresaltos, ya
que habrá un fuerte ingreso de divisas por la cosecha de soja. El impacto
positivo se verá parcialmente eclipsado por la necesidad de importar energía
para los meses de invierno.
Los
economistas, sin embargo, no se terminan de poner de acuerdo sobre el “impacto
neto” que tendrá en el frente cambiario la fuerte suba de las materias
primas. Algunos consideran que la suba de la soja contra el fuerte aumento
del gas representa un saldo positivo de USD 3.000 millones, mientras que otros
creen que el efecto será exactamente el contrario.
Moody´s
realizó un duro diagnóstico sobre los efectos que tendrá el programa acordado
con el FMI.La calificadora enfatizó que los nuevos desembolsos reducen el
riesgo de default por parte del Gobierno. Sin embargo, también consideró
que “el Gobierno no cumplirá con ninguna de las metas macroeconómicas
comprometidas”.El déficit fiscal primario sería en 2022 más alto que el 2,5%
del PBI negociado, mientras que tampoco caería demasiado a 1% el financiamiento
del Central al Tesoro. “Argentina no conseguirá una mejora crediticia a
pesar del acuerdo y por lo tanto no
a
mejorará su acceso a los mercados”,concluye.
Hay
diferencias sobre el impacto cambiario neto de la suba de las materias primas:
si dominarán los mayores ingresos por el aumento de los cereales o las mayores
egresos por las compras de energía.
La
estabilidad del dólar no ayudó en lo más mínimo para contener la inflación, que
pasó a ser el tema casi único en la agenda del Gobierno. Marzo terminó con
un pico que podría acercarse al 6%. No llegaría a superar el 6,5% que
registró septiembre de 2019 sobre el final del gobierno de Mauricio Macri, pero
en esa ocasión fue producto del impacto directo de un fuerte salto del tipo de cambio,
que pasó de los $ 45 a los $ 60. Fue luego del impacto negativo que produjo
entre los inversores la victoria de Alberto Fernández en las PASO de agosto.
La
dinámica inflacionaria es preocupante por donde se la mire. El economista Aldo
Abram lo analiza de esta forma: “En general, los meses de febrero suelen
tener menos inflación que enero. Este año sucedió al revés. Y si bien en marzo
suele ser más alta, se superaron todos los pronósticos previos”.El Relevamiento
de Expectativas de Mercado (REM) que divulgará el Central a fines de esta
semana debería mostrar un fuerte aumento de la proyección para el año. Hasta el
mes pasado los economistas esperaban que el 2022 finalizará con un aumento de
la inflación del 55%, seguramente ahora estarán más cerca del 60%.
Las
distintas reuniones de distintas autoridades del Gobierno con alimenticias y
supermercados dejaron al descubierto el desconcierto oficial para atacar el
problema. Desde culpar “a los diablos” hasta pedir una suerte de terapia de
grupo, pasando por otra desopilante frase de Roberto Feletti: “No puedo hacer
milagros”.
Los
altos precios de las materias primas por la guerra en Ucrania claramente
pusieron más presión, en especial en alimentos. Pero además la economía
enfrenta un grave problema de acceso a insumos importados y por ende se
registra una caída en la oferta general de productos, lo que también repercute
significativamente en los precios. La lista es cada vez más grande, pero
va desde neumáticos, repuestos para autos, indumentaria deportiva, material de
transporte y también algunos alimentos que desaparecen de las góndolas.
Es
posible que la inflación se vaya desacelerando, pero difícilmente baje del
rango del 3,5% al 4% en los próximos meses. En el segundo semestre podría caer
adicionalmente, pero por “malas razones”, como describió el ex presidente del
BCRA, Martín Redrado. Es casi imposible que los ingresos de la
sociedad (incluyendo salarios, ingresos informales, planes sociales o
jubilaciones) le ganen a la inflación en medio de semejante aceleración. El
consumo terminará acusando el impacto y de por sí esto debería ayudar a calmar
un poco los precios. Pero aún así será todo un desafío que el índice termine
abajo del 60% este año.
La
caída de la imagen del Gobierno y del propio Presidente obliga a ocuparse del
tema y buscar algún alivio, aunque no será fácil. Alberto
Fernández tiene claro que si existe una mínima chance de reelección pasa
por encontrarle la vuelta a los precios, algo que hoy parece sumamente lejano.
Y Cristina Kirchner hace grandes esfuerzos por separarse todo lo posible de la
gestión de un Presidente que ella misma eligió.
Paradójicamente, los
acciones argentinas completaron un gran marzo, con subas que en promedio
estuvieron en torno al 20% en dólares, aunque algunos papeles llegaron a subir
35%. Lentamente, los inversores vuelven a poner a la Argentina en el
radar.
La
apuesta pasa por un posible recambio político en las elecciones presidenciales
del 2023, sumado a las fuertes internas en el poder. En una conferencia organizada
por Latin Securitiesque congregó a más de 600 inversores argentinos y de
otros países de la región, el director de estrategia de la firma Hernán
Ladeuixexplicó por dónde pasan los posibles “fundamentals” que justifican este
incipiente interés.
“Los
grandes fondos de inversión internacionales no van a aceptar una nueva
reestructuración, después de haber aceptado masivamente la del 2020. Esto
obligará al nuevo gobierno a realizar rápido ajustes y también reformas, lo que
se debería haber hecho en el actual acuerdo con el FMI. En ese
contexto, no es una locura pensar que con un gobierno más moderado la
Argentina recupere acceso a los mercados crediticios para financiar los
vencimientos a partir de 2025″, agregó el experto de Latin Securities.
La
aceleración de la inflación y el deterioro de la economía tras el rebote del
año pasado consolidan el escenario de un gobierno más amigable para los
inversores que como mínimo deje atrás al kirchnerismo más duro. Las elecciones
de este año en Colombia y Brasil consolidarían la idea acerca de la derrota de
los oficialismos tras la pandemia, tal como ya sucedió en Perú y en Chile. No
sería extraño que también ocurra en la Argentina. Para los mercados financieros
se consolida la idea de “cuanto peor, mejor”.
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