Por
Martín Kanenguiser - El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió hoy que la
situación de la Argentina es frágil por su alta inflación, su elevado nivel de
pobreza y su bajo nivel de crecimiento económico, entre otros factores.
En
su habitual conferencia de prensa, el vocero del organismo, Gerry
Rice, defendió la aprobación del nuevo programa del país registrada
el viernes pasado, aunque ratificó que los riesgos son muy altos y una gran
parte del éxito depende de la voluntad doméstica para implementar las metas
acordadas, aunque destacó la fuerte recuperación del PBI en 2021, más robusta
que la que se esperaba.
Por
otro lado, el funcionario no quiso referirse a la creciente discusión en
torno de la dolarización en la Argentina, que ya se traducjo en la presentación
de un proyecto en el Congreso Nacional por parte de un diputado del
radicalismo. “La política cambiaria es la que se definió en el acuerdo”,
dijo Rice.
Cabe
recordar que, según fuentes oficiales, el Gobierno ya pagó el viernes
pasado los USD 2800 millones en vencimientos que debía abonarle al
FMI antes de la firma del programa y que decidió postergar hasta que no se
concretara la aprobación en el directorio, como precisó el presidente Alberto
Fernández.
“Creemos
que el programa de Argentina tiene objetivos pragmáticos y realistas con
políticas creíbles que permitirán fortalecer la situación del país y
comenzar el proceso de bajar la inflación con una reducción gradual del déficit
fiscal y fortalecer el esquema monetario, el poder del peso y la competitividad
de sectores claves”, expresó Rice.
Pero
sobre todo, “Lo que importa sobre todo es la implementación; parafraseando
a Winston Churchill: estamos en el final del comienzo”.
Sobre los riesgos del programa, subrayados en la comunicación
del acuerdo, sostuvo: “Hay riesgos excepcionalmente altos, pero creemos que el
programa tiene objetivos pragmáticos y realistas; si se implementan, podrán
lograr los objetivos”.
“Los
riesgos del programa son excepcionalmente altos porque la situación económica y
social de la Argentina es frágil y nuevos shocks se han materializado; en los
últimos 3 años la economía ha sufrido una recesión, con alta pobreza y una alta
inflación. Aunque la economía se está recuperando más sólidamente que lo que
se preveía, hay otro shock que se sumó, asociado a la situación en Ucrania como
en otros países y por eso no es sorpresivo que el riesgo sea alto”, afirmó. El
año pasado el PBI creció 10,3% y recuperó la pérdida del 2020 registrada por la
pandemia y la larga cuarentena, pero para este año se preveía un crecimiento
del 4%, que posiblemente se recorte por la alta inflación y la situación global
por la invasión rusa; cabe recordar que en la última década el crecimiento
económico argentino ha sido mucho más bajo que el resto de la región y que el
FMI prevé que hacia adelante no supere el 2% anual.
Respecto de la posibilidad de discutir nuevamente la reducción de las
sobretasas del crédito del país, como lo ha solicitado hasta
ahora sin éxito el ministro Martín Guzmán, Rice aclaró: “No son para todos
los créditos, sino para países con créditos excepcionalmente altos; los
artículos del FMI no permiten suspensiones particulares para un país
determinado y no estoy al tanto de ninguna discusión particular que se vaya a
producir sobre este tema”.
Cabe
recordar que el viernes pasado el directorio del Fondo aprobó un programa por 3
años para la Argentina para refinanciar en 12 años una deuda de unos USD 45.000
millones.
De
este modos, comenzó el Extended Fund Facility (EFF) que reemplazará al
Stand By que firmó el gobierno de Mauricio Macri, luego de casi dos años de
renegociación. El Gobierno aceleró el tratamiento de un nuevo programa con el
FMI luego de las elecciones legislativas del año pasado, en una discusión que
estuvo marcada por las diferencias internas en el Frente de Todos.
Por
este acuerdo, el Gobierno argentino se comprometió a cumplir una serie de
metas macroeconómicas que serán exigibles por parte del FMI como condición
para habilitar desembolsos trimestrales, que le servirán al Estado argentino
para afrontar el calendario de vencimientos con el organismo, de acuerdo a la
hoja de ruta establecida en el SBA de 2018.
A
mediados de mayo tendrá lugar la primera evaluación de desempeño por parte del
equipo técnico del Fondo Monetario. El Ministerio de Economía y el Banco
Central deberán alcanzar objetivos concretos de reducción de la emisión
monetaria del BCRA hacia el Tesoro, un techo de déficit primario y un piso de
acumulación de reservas, entre otras metas.
Este
año el Gobierno deberá mostrar, según el nuevo programa económico, un
déficit fiscal primario del 2,5% del Producto Bruto Interno, una monetización
del rojo fiscal equivalente al 1% del PBI y sumar USD 5.800 millones en
términos netos a las reservas del Banco Central.
El
programa tendrá en los primeros dos años y medio 10 revisiones que serán
trimestrales y el primer desembolso será de USD 9.800 millones, luego de que el
board brindara su conformidad.
En
2022 habrá financiamiento neto del FMI equivalente al 0,7% del Producto Interno
Bruto (PIB), para recuperar reservas. A esta suma se agregaría
un financiamiento extra de USD 2.600 millones de otros organismos
multilaterales, para ayudar a cerrar la brecha fiscal de este año.
En
este contexto, se prevé que la cuenta corriente externa se mantendrá en
superávit, y junto a un aumento de la Inversión Extranjera Directa (IED) y la
entrada de flujos oficiales netos, facilitará una acumulación de reservas netas
de USD 15.000 millones durante el programa y reforzará el régimen de
deslizamiento cambiario (crawling peg).
Más inflación global
Por
otra parte, Rice se refirió este jueves a las crecientes presiones
inflacionarias globales por la invasión rusa a Ucrania y al impacto de los
cortes en la cadena de abastecimiento sobre el PBI y el costo de vida
internacional.
“Este
problema incrementará el costo de vida sobre todo para los hogares más pobres y
sumará más riesgos a las presiones inflacionarias previas. Si hay mas riesgo
los bancos centrales deberán acelerar la suba de las tasas de interés, pero no
hay que crear más trabas ni controles”, afirmó.
Además,
este conflicto “afectará el precio y la cantidad de materias primas y en
particular comida y energía; los más impactados por estos fenómenos serán los
pobres con mayor gasto en productos esenciales. A la vez, los productores de
combustibles a la vez pueden verse beneficiados”, concluyó.
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