Por Pablo Sieira - La idea del oficialismo de levantar el secreto fiscal y bancario para avanzar
con el nuevo impuesto sobre bienes no declarados en el exterior requiere
de cambios en al menos tres leyes
vigentes. El proyecto para eso está en elaboración y podría presentarse
en los próximos días.
El
secreto fiscal, bancario y bursátil está contemplado en la Ley de Entidades
Financieras (21.526), Ley de Procedimiento Fiscal (11.683) y en la Ley de
Mercado de Capitales (26.831), entre otras normas.
Esas
leyes están mencionadas en el
proyecto que presentó el bloque de senadores del Frente de Todos para crear
un "aporte especial" que alcanzará a las personas con
bienes y fondos sin declarar en el exterior, con el fin de usar esa recaudación
para pagar la deuda con el FMI.
La
intención del oficialismo es acompañar
esa iniciativa con otra que apuntará a "levantar el secreto fiscal,
bursátil y bancario", según adelantó la bancada del Frente de Todos
al presentar el proyecto madre, lo cual fue confirmado este martes por la
senadora Juliana Di Tullio en declaraciones radiales.
Fuentes del bloque del Frente
de Todos indicaron a iProfesional que ese proyecto complementario está todavía en proceso y que no tiene aún una fecha de
presentación. "Puede ser que esta semana haya alguna novedad sobre el
tema", deslizaron.
¿Por qué el oficialismo quiere levantar el secreto
fiscal y bancario?
En los planes del
oficialismo, la eventual modificación del secreto fiscal, bancario y bursátil
será necesaria para poner en vigencia la figura del "colaborador",
uno de los puntos centrales del proyecto que apunta a gravar los bienes no
declarados en el exterior, impulsado por la vicepresidenta Cristina
Kirchner y respaldado
por el presidente Alberto Fernández.
El "colaborador" tendrá el
objetivo de cooperar con la AFIP
para la "detección o localización de bienes ocultos o no declarados,
maniobras de evasión fiscal y/o de lavado de activos" y podrán acogerse a
esa figura "cualquier individuo, sea persona humana o jurídica, residente
en el país o en el extranjero".
Allí
se incluyen las entidades bancarias, compañías financieras, sociedades de
ahorro nacionales e internacionales, públicas o privadas, como así también sociedades
y agentes de bolsa y de cambio.
El
proyecto señala que el
"colaborador" será relevado "del secreto financiero, fiscal y
bursátil, establecidos en las leyes 21.526 (ley de entidades
financieras), 11.683 (ley de procedimiento fiscal) y 26.831 (ley de mercado de
capitales), respectivamente", al tiempo que deja "sin efecto
cualquier acuerdo de confidencialidad suscripto entre las partes debido a la
supremacía del interés público sobre el acuerdo entre privados".
Asimismo,
las entidades financieras, los agentes de bolsa y de cambio y otras entidades
que actúen como "colaboradores" quedarán "eximidos de cualquier tipo de sanción o multa"
contemplada en esas leyes o en la 17.811 (Ley de oferta pública y
mercado de valores) y la 25.246 (Ley de encubrimiento y lavado de activos).
¿Cuál sería el fin del proyecto complementario
sobre secreto fiscal?
En
ese marco, la intención del Frente de Todos es modificar las excepciones al
secreto fiscal, bancario y bursátil y ampliar los sujetos exceptuados, con el
fin de adaptar esa arquitectura jurídica al objetivo de detectar y gravar los
bienes no declarados en el
exterior.
En
la Ley de Administración
Financiera, por ejemplo, se
establece que solo se exceptúa del deber del secreto a los informes
que requieran los jueces; el Banco Central; los organismos
recaudadores de impuestos nacionales, provinciales o municipales y las
entidades financieras, previa autorización expresa del Central.
Di
Tullio señaló que a esa lista se
sumarían "la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa, los
fiscales y el jefe de Gabinete", quienes quedarían habilitados para
pedir la información que concentran diversos organismos a los fines de dar con
"esa primera salida de divisas, quién es el titular o titulares que están
fugando divisas con fines de evasión o de lavado de dinero".
Esta
intención ya empezó a ser cuestionada tanto por los tributaristas, que advierten sobre una mayor
"inseguridad jurídica" como por un sector de la oposición, que además ya planteó su
rechazo al proyecto para crear un "aporte especial".
La
principal crítica de Juntos por el Cambio es que la iniciativa debería empezar a tratarse en la Cámara de Diputados y no
en el Senado, por ser de materia impositiva. En este contexto, el
Frente de Todos podría tener dificultades para avanzar tanto con esa iniciativa
como con la referida al secreto fiscal, dado que no tiene mayoría en ninguna de
las dos Cámaras.
Escenario complicado en el Congreso
Los
cuestionamientos de la oposición respecto de que el proyecto para crear un
"aporte especial" debe tener como cámara iniciadora a Diputados puso
un manto de duda sobre el futuro
de su tratamiento en el Senado.
El
Frente de Todos no solo no tiene quórum propio (se necesitan 37 senadores y
tiene 35) para forzar un tratamiento sino
que además se arriesgaría a que Juntos por el Cambio y abogados
tributaristas judicialicen el tema.
En
la Cámara de Diputados el escenario no es más fácil, dado que el oficialismo
tampoco tiene mayoría y, para colmo, las internas en el Frente de Todos y en
Juntos por el Cambio, respectivamente, tienen paralizada la actividad, al punto
de que todavía no se terminaron de constituir las comisiones.
No
obstante, el oficialismo ya activó su argumento central. El senador Oscar
Parrilli, estrecho colaborador de Cristina Kirchner, remarcó que "no es un
impuesto a la riqueza" sino un tributo "a la evasión" y subrayó
que quienes no lo acompañen "estarán defendiendo a los evasores".
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