Domingo 27 - El presidente definió el acuerdo como el inicio de
una nueva etapa
Por
Pablo Wende - El desembolso del FMI del viernes sacó al Banco Central de la
zona de alto riesgo. Las reservas netas subieron más de USD 6.000 millones y
seguirán creciendo en el segundo trimestre por la liquidación de la cosecha
gruesa.Los peligros que acechan al Gobierno en el corto plazo tienen una raíz
más política que económica, a partir de las críticas del kirchnerismo duro y La
Cámpora al acuerdo firmado con el organismo.
La
suba en los precios de las materias primas que gatilló la invasión de Rusia a
Ucrania también impactará favorablemente en el balance cambiario. Según calculó
la consultora del economista Fernando Marull, la soja a USD 620 implica un
ingreso adicional de divisas de USD 7.000 millones respecto a las proyecciones
previas. Las reservas brutas del Central subieron a más de USD 43.000 millones
y podrían acercarse a los USD 50.000 millones hacia fines del segundo trimestre.
El
alivio no es menor. Hace apenas un par de meses el BCRA estaba parado al borde
del abismo: las reservas netas eran negativas, había mermado fuertemente el
poder de intervención y el dólar “contado con liquidación” llegó a rozar los
230 pesos. Hacia fines de enero la incertidumbre respecto a un acuerdo con el
Fondo Monetario había generado máxima tensión cambiaria. Finalmente se impuso
el sentido común, con el apoyo de los gobernadores y de la oposición: un
default con el FMI hubiera desatado una crisis de grandes proporciones,
incluyendo el riesgo de descontrol del tipo de cambio y de hiperinflación.
La
estabilidad cambiaria local tiene como aliada además la caída del dólar en
Brasil, que pasó de 5,75 reales a fines del año pasado a casi 5 reales en las
últimas jornadas. Se trata de una apreciación del tipo de cambio superior al
15% que también rebota en la Argentina.
Parte
de los dólares que se acumularán hasta el final del segundo trimestre se
perderán en los meses de invierno, porque se encareció la importación de
energía. La estimación es que esto significaría unos USD 4.000 millones. En
conclusión, el balance de la suba de los precios de los commodities resultaría
favorable para la balanza cambiaria, pero negativa para las cuentas públicas, ya
que el Gobierno sólo percibe del 33% de lo que ingresa vía retenciones, pero
afronta el 100% del gasto a la hora de importar.
El
acuerdo y envío de recursos del FMI alejó un escenario de catástrofe. El efecto
será reforzado con el ingreso de los dólares de la soja REUTERS/Enrique
Marcarian
Alberto
Fernándezse enfrenta así un nuevo panorama para lo que resta de su
gestión. La recuperación de las reservas le da un poco más de aire y alejó
el “escenario catástrofe”. Por otro lado ya no tendrá que consensuar decisiones
con el “núcleo duro” kirchnerista y tampoco con la
vicepresidenta. Cristina Kirchner dejó bien en claro que desaprueba
el acercamiento al FMI porque “sólo genera más pobreza”. Por lo
tanto, ahora el Presidente podrá recostarse en su círculo más íntimo para
definir el rumbo de la política económica, que incluye al ministro de Economía,
Martín Guzmán.
El
principal foco estará puesto en el combate a la inflación. Marzo ya está
jugado, aún luego del anuncio de la marcha atrás en una serie de aumentos que
se aceleraron tras la declaración de “guerra” del Presidente. El piso del mes
ya estaría en niveles de 5%, con el peligro de una aceleración hasta niveles de
6%. Peor aún, en el caso de alimentos las remarcaciones se ubicarían en niveles
de dos dígitos.
Este
mes se asistió a la “tormenta perfecta” en materia inflacionaria. Los precios
ya venían acelerados en el arranque del año, por lo que ya se arrancó con un
piso muy alto. Pero a esto se le sumó el fuerte aumento de las materias primas
a nivel global, que impactó en los precios locales de los alimentos y también
en un fuerte aumento de insumos importados para la producción local. Pero
además hubo aumentos en indumentaria por cambio de temporada, en medicina
prepaga y colegios privados. Además, el anuncio de aumentos tarifarios en
energía también se reflejaría este mes.
¿El
pico inflacionario del año?
Seguramente
desde el equipo económico remarcarán que el dato de inflación de marzo será el
“pico” del año, tal como ocurrió también en 2021. Y existe una alta
probabilidad de que esto suceda, pero ya partiendo de un nivel mucho más alto
que el año pasado.
Evitar
un desborde de los precios será el principal objetivo del Gobierno en los
próximos meses. Un repaso de la historia reciente de la economía argentina deja
en claro que con semejante aceleración es imposible ganar una elección. Así le
ocurrió a Mauricio Macri en 2019, al igual que la caída del oficialismo en las
elecciones de medio término del año pasado.
Las
críticas y amenazas de Roberto Feletti al campo y a los empresarios
no hicieron más que dejar al descubierto la impotencia del Gobierno para
enfrentar en serio el flagelo inflacionario.
El
acuerdo con el FMI contiene algunos elementos claves para enfrentar el
problema: reducción del déficit fiscal y un freno a la emisión monetaria. El
problema es que al menos este año será difícil cumplir con ambos objetivos. La
justificación para el casi seguro incumplimiento es la guerra en Ucrania, un
verdadero “cisne negro” que cambia todos los cálculos en los que habían
trabajado el staff del FMI y el equipo económico argentino.
Según
un informe de Invecq, en los dos últimos dos años se agregaron 500.000 empleos
públicos. En la imagen, una manifestación de la Asociación de Trabajadores del
Estado (Adrián Escandar)
Con
estos niveles de inflación es imposible que los salarios recuperen terreno,
salvo en aquellos sectores que tienen un sindicato muy fuerte o que se trate de
sectores que no se ven perjudicados por este escenario. La lista es conocida:
bancarios, aceiteros, petroleros, en alguna medida comercio o construcción.
Pero los cuentapropistas, empleados de otros sectores e informales conseguirán
aumentos salariales que quedarán muy atrás de la suba de precios.
Por
eso, el objetivo principal del Gobierno es ahora concentrarse en la
inflación y al mismo tiempo evitar una recaída en el nivel de actividad. No
será una tarea sencilla. El rebote de 10,3% del año pasado fue mayor la
vaticinado por la mayoría de los economistas y dejó atrás el derrumbe provocado
por la pandemia. Pero a partir de ahora la economía necesita nuevos motores
para seguir en ascenso.
Las
mayores exportaciones podrán contribuír a esa mejora de la actividad
marginalmente, pero no así el consumo privado. Por otra parte, el impulso que
pueda dar el Estado se encuentra mucho más acotado, sobre todo por la necesidad
de cumplir con una rebaja del déficit fiscal comprometida ante el FMI.
Más empleados públicos
Un
informe de Invecq es elocuente respecto al rol activo del Estado y una
expansión insostenible. En los dos últimos dos años se crearon 500.000 puestos
de trabajo en el sector público. “El empleo público total habría pasado de unas
3,2 millones de personas en 2019 a 3,7 millones en 2021. Lo que luce
preocupante es que hay varias señales que refuerzan la percepción de que
la rápida recuperación a la que ha asistido la economía argentina no tendría
bases sólidas y podría ser un veranito inestable impulsado desde el Estado”,
asegura la consultora que dirige Esteban Domecq.
Con
fuerte desgaste de gestión, altísima imagen negativa y con su frente interno
fracturado, Alberto Fernández se juega los últimos “cartuchos” este año
para intentar una hazaña: la reelección en 2023. Pero la única opción que le
queda aún a mano es conseguir una baja sostenida de la inflación a partir de
abril y como mínimo que la economía no caiga en una nueva recesión.
Se
trata de dos objetivos complejos. Aún cuando la inflación empiece a ceder,
el piso de este año se ubica por encima del 55%. Y la actividad tendría en el
mejor de los casos un año mediocre, caracterizado por el estancamiento tras el
rebote del 2021.
Con
un panorama algo más predecible desde lo financiero y lo cambiario, ahora las
miradas de los inversores se centran en la crisis política que enfrenta el
Gobierno. Las dudas son múltiples: hasta qué punto crecerá el enfrentamiento,
si la “sangre” llegará o no al río y hasta qué punto quedaría debilitada
Cristina Kirchner. La franca mejora de las acciones argentinas en lo que
va de marzo, con subas que promedian el 20% en dólares y en algunos llegan al
25%, deja en claro que el horizonte del mercado ya apunta al 2023. Aunque
predecir lo que puede ocurrir dentro de un año y medio en un país como la
Argentina es más parecido a una película de ciencia ficción.
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