Por Estefanía
Pozzo
- “No podés no responder”. Así, con esa frase, un alto funcionario nacional se
refirió a la encrucijada en la que quedó el Banco Central luego del dato de
inflación de febrero y que formará parte de los temas principales de su
habitual reunión de directorio. Es que el IPC publicado por el INDEC el martes
estuvo por encima de las expectativas y forzó los cálculos de uno de los
compromisos macroeconómicos que el Gobierno nacional asumió en la negociación
con el Fondo Monetario Internacional: mantener en terreno positivo las tasas de
interés. Según le comentaron a Ámbito, la autoridad monetaria se encamina a
retocar las tasas en las próximas horas por tercera vez en el año. La
lectura de los analistas consultados por este medio varía: unos consideran que,
al menos, deberían moverse 200 puntos básicos, mientras que otros dudan de su
efectividad en la lucha contra la inflación.
La
convicción en uno de los despachos oficiales es que la escasez de dólares que
atraviesa de manera cíclica la economía argentina tiene un costado financiero y
“es la pérdida de espacio monetario”. “La tasa aparece como un instrumento
clave para la estabilidad financiera y externa de la economía”, reflexionó un
funcionario en diálogo con este medio. “Salir de la volatilidad cambiaria
histórica, premiar el ahorro nacional, es la base para reconstruir moneda y un
mercado de deuda en pesos”, aseguró. Con esto, desde el Gobierno dan por hecho
que se tomará alguna decisión sobre las tasas de interés. Consideran “clave” la
señal que se envíe en el camino de fortalecer el rendimiento de la moneda
nacional.
En
lo que va de 2022, el Banco Central implementó subas de tasas por 450 puntos
básicos. La última fue a mediados de febrero, y alcanzó a 250 puntos básicos,
luego de que se conociera la evolución de los precios durante enero.
Diversos
analistas consultados por Ámbito consideraron que, para sostener la promesa de
que las tasas de interés sigan en terreno positivo, deben modificar al alza los
rendimientos. Santiago López Alfaro, presidente y socio de Patente de Valores
S.A. ALyC, le comentó a este diario que “debería subir 200 más”. “Según las
expectativas optimistas del REM, la inflación de 2022 va a ser 55%. La tasa
efectiva anual (TEA) de los plazos fijos minoristas está en 50,4% y de la BADLAR
está en 48%. Eso quiere decir que, si se toma el REM, la tasa actual está entre
5 y 7 puntos abajo. Pero si se toma como estimación una inflación de 58% para
2022, la tasa de interés está entre 8 y 10 puntos abajo”, calculó el
economista.
Federico
Furiase, director de Anker y profesor en UTDT, consideró que “con una inflación
en 4,7% mensual en febrero y la expectativa de una inflación picante en marzo
es clave que el BCRA suba
la tasa de política monetaria”. “Hoy la TNA está en 42,5%, consistente con una
tasa efectiva mensual en 3,5%”, calcula. La suba de tasas, dice Furiase, es una
señal “para marcar la cancha en el terreno de las expectativas y para limitar
la potencial presión sobre los tipos de cambio financieros”. “Probablemente el
BCRA no acelere el crawling del tipo de cambio oficial a la par con la
aceleración de la inflación de estos meses, para no agregarle combustible a la
inercia inflacionaria, con lo cual podemos tener una mayor apreciación real del
tipo de cambio oficial en el corto plazo, y entonces por ese lado también se
justifica una suba de tasa del BCRA”, estima el especialista. “El Banco Central
debería dar una señal que la arrime desde el 42,5% TNA actual a la zona de
45%”, calculó.
La
efectividad de una eventual suba de la tasa de interés en la lucha contra la
inflación es uno de los puntos que discute Alejandro Kowalczuk, director de
Argenfunds. “La eficacia de una suba de tasas en Argentina para contener la
inflación es muy relativa. Creo sirve más para contener una dolarización de
portafolio, apostando al carry-trade, que para contener la inflación”, le dijo
a este diario el economista. “Si se sube la tasa yo lo asociaría más con la
búsqueda de evitar un evento cambiario que con buscar frenar la inflación”,
analizó.
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