Por
Gabriel Rubinstein - Según lo que se sabe hasta ahora (hay bastante letra chica
aun no publicada), considero que el acuerdo celebrado con el FMI presenta
algunas cosas buenas, algunas cosas malas y algunas cosas feas. Veamos:
Lo
bueno
Nos evita entrar en default,
lo cual es muy importante. El FMI nos presta para que le paguemos (y u$s5.000 millones más, lo
que no es poca cosa). Y también, muy importante, aleja las probabilidades de
que las usualmente muy dañinas iniciativas económicas del kirchnerismo tengan
chances de prosperar.
Esto,
debido a que el acuerdo:
Presenta
senderos de ajuste fiscal, monetario, cambiario y tarifario, que, aunque
modestos, van en general, en la dirección correcta.
Vía
esencialmente más deuda con FMI, BIRF, CAF, etc., permitiría aumentar las
reservas del BCRA.
Obliga
a un constante monitoreo del FMI sobre la evolución de las cuentas argentinas
(algo que a muchos kirchneristas, amantes de las trampas y la falta de
transparencia, les irrita).
Obliga
al Gobierno a "consultas previas" sobre medidas económicas que pudieran
ser contrarias a la letra o espíritu de lo firmado.
"El acuerdo con el FMI aleja las probabilidades
de que las usualmente muy dañinas iniciativas económicas del kirchnerismo
tengan chances de prosperar"
Algunos han objetado que, de
cumplirse el acuerdo, se estaría generando un ritmo de acumulación de
deuda interna "explosivo". Pero aún sin saber la letra chica de
lo acordado (crucial: la meta de Activos Internos Netos), podemos inferir que esto no será
así.
Si
se cumpliera el acuerdo, habría que esperar aumento de la deuda interna, pero
no evaluamos que será explosiva: aproximadamente la mitad de la colocación de
deuda en bonos (total 2% del PIB), sería para pagar intereses (1% del PIB en
términos nominales, en términos reales muchísimo menos, incluso podría ser
cero). Otra buena parte (¿0,6% del PIB?) se colocaría contra cancelación de
Leliq (deuda pública interna total invariante), y tal vez 0,4% del PIB sea
verdadera nueva deuda interna (en 2021 habría sido 0,3% del PIB).
En
cuanto a la suba de bonos del Tesoro contra cancelación de Leliq, si se juzgara
riesgoso (no lo veo así, ya que se colocarían los bonos también en bancos,
igual que las Leliq), un nuevo gobierno podría el día de mañana revertirlo
(emitir pesos para pagar bonos, y luego esterilizarlos vía colocación de
Leliq).
Lo malo
El
Gobierno se jacta de que es un
acuerdo sin reformas, ¡cuando reformar la decadente vida económica y
social de la argentina es lo que necesitamos! ¿Pero les vamos a pedir a
Alberto, a Cristina, a Máximo, que hagan verdaderas reformas modernizantes,
pro-capitalistas? ¿Le podemos pedir al FMI que "obligue" a un
gobierno que no quiere reformas, a hacerlas contra su voluntad?
Quien gobierna es
el Frente de Todos. Ni la oposición, ni el FMI. Una cosa es pedirle
al Gobierno que
acuerde con el FMI, que acuerde leyes con la oposición, y otra cosa sería
pedirle que se deje gobernar por la oposición o por el FMI.
Personalmente,
me contentaría que, limitados hasta cierto punto por el acuerdo, no se manden
macanas mayúsculas. Recordemos que Cristina heredó una economía en franco
crecimiento, con alto superávit fiscal primario (4% del PIB) y externo, con
muchas reservas (u$s40.000 millones), con tarifas energéticas mucho más altas
que las actuales, ¡y que dilapidó todo! ¡Una insensatez mayúscula ! (si Alberto
Fernández quiere que la Justicia juzgue a Macri por haber traído al FMI, ¿qué
tal si promueve juicio contra Cristina? Porque sin esa pérdida de reservas no
hubiera sido necesario pedirle dinero al FMI).
Y
si en "las buenas" Cristina rifó
la solvencia fiscal, en las "malas" ¿acaso cuidaría de las arcas
estatales? Por cierto que no. Nada
bueno podemos esperar del kirchnerismo.
El
acuerdo es "malo" porque sólo propone mejoras marginales al andar
económico y social argentino, pero una vez más… no le pidamos peras al olmo.
Algún día (¿2023?) habrá un nuevo gobierno que promueva mejores políticas que
las actuales. El FMI no se opondrá a eso. Y en nuevos acuerdos, también ahí,
quedarán plasmadas en palabras, tales mejoras.
Lo feo
Será feo constatar que el
país seguirá seguramente en su andar mediocre. Y que el gobierno que asuma en 2023 no la tendrá
fácil. No podrá salir del cepo excepto si consigue muchos dólares en préstamos
a pagar en el mediano plazo, y deberá remarla para encarar reformas (¿los
candidatos para 2023 esperan acaso otra cosa?).
Además,
será feo ver que las metas pactadas no se cumplirán. Ya estimábamos desvíos
antes de la invasión rusa a Ucrania.
Ahora, con la disparada de precios energéticos y otros, los desvíos serán más relevantes.
Respecto
de las cifras proyectadas usadas en el acuerdo, tendremos menos PIB, más
déficit fiscal, más emisión monetaria, más inflación, menos reservas. Por
empezar, si esperaban bajar 0,6% de subsidios energéticos, aun subiendo más las
tarifas (en promedio) que las pensadas, seguramente ni siquiera será posible
que no suba la carga de subsidios sobre PIB.
En cada trimestre deberemos
evaluar los desvíos, cuánto de esos desvíos sería imputable al accionar del
Gobierno, cuánto a la situación internacional, y el temperamento final que
adoptará el FMI.
En
síntesis: se ha evitado el default, se ha limitado (en principio) la capacidad
de daño del kirchnerismo, la economía puede llegar al cambio de gobierno algo
mejor que la situación actual (si no se agrava más aun la situación externa,
con un poco menos de inflación, más reservas, etc.), y habrá que armarse de
paciencia.
Este
Gobierno es incapaz de dar solución a los problemas que tenemos, y ya habrá
oportunidad para que otra administración intente sacarnos del pantano.
(*)
Por Gabriel Rubinstein, Director de GRA Consultora. Ex Representante del
Ministro Roberto Lavagna en el BCRA.
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