Por Sebastián
Penellina - La escalada del
conflicto entre Rusia y Ucrania genera preocupación por los precios de la
energía, pero al mismo tiempo abre una ventana de oportunidades para la
Argentina. Así lo consideran integrantes de la comitiva que viajó a Houston la
semana pasada para ofrecer a Estados Unidos el petróleo y el gas de Vaca Muerta a cambio
mayores inversiones para incrementar la producción local y de buques de GNL a
precios bajos para pasar el próximo invierno.
Según
pudo saber Ámbito, durante la gira que encabezó Martín Guzmán con los principales empresarios
energéticos de EEUU se planteó una rápida flexibilización de las condiciones de
inversión en el país, para facilitar el acceso al petróleo y gas no
convencional a mediano plazo, luego que la administración de Joe Biden anunció que dejará de comprar hidrocarburos
a Rusia. Por el mismo camino transitan las negociaciones con Venezuela.
Como
contrapartida, la Argentina necesita en lo inmediato cerrar contratos por la
compra de al menos 60 tanqueros de GNL, que cubran la demanda de gas de abril a
septiembre, sin tener que interrumpir la provisión a las grandes industrias,
que son las encargadas de continuar con la recuperación económica interna de la
postpandemia. EEUU puso a funcionar en simultáneo las siete terminales
exportadoras de GNL, principalmente con destino a Europa y Asia, con un récord
de 13.300 millones de pies cúbicos de flujos de gas natural, y la Argentina no
se quiere quedar afuera del mercado. Pero además, en las presentaciones y
charlas con los petroleros estadounidenses, se mencionó la posibilidad de
avanzar con la construcción de la demandada planta local de procesamiento de
GNL.
Según
estimaciones del IAPG, el desarrollo intensivo de los hidrocarburos requerirá
de la perforación de 1.000 a 1.500 pozos al año, entre desarrollos
convencionales y no convencionales, con inversiones del orden de los u$s10.000
millones anuales. Vaca Muerta tiene el potencial para producir 500.000 barriles
de petróleo por día y entre 100 y 150 Mm3/d de gas. Esto daría saldos
exportables anuales de gas, petróleo y derivados por u$s15.000 millones
anuales, comparado con los u$s4.000 millones que se exportan actualmente.
"A
futuro, en el medio plazo, si el país se decide a dar condiciones de mercado
para el desarrollo de los recursos podríamos llegar a duplicar la producción y
alcanzar exportaciones por u$s10.000 millones al año, y eso sí sería un cambio
para la economía argentina", aseguró el presidente del Instituto Argentino
de Petróleo y el Gas (IAPG), Ernesto López Anadón.
"Está todo bien dispuesto para un desarrollo masivo, aunque lo logrado
hasta hoy no es menor", con una formación que entrega el 33% de la
producción del crudo total, y el 48% de todo el gas natural que se produce en
el país, añadió el titular del IAPG.
Mientras
Rusia avance sobre Ucrania, los países europeos como grandes demandantes de
gas, quieren reducir al máximo su dependencia del gigante proveedor ruso, lo
cual si es una posibilidad cierta de poder llegar con la producción local a
esos mercados con GNL. "Ese panorama también requiere de inversiones no
sólo para aumentar la producción sino también para la construcción de una
planta de GNL, un debate sobre su conveniencia que creo ya está saldado",
afirmó el presidente del Instituto, que organiza la Exposición Internacional
Argentina Oil & Gas del 20 al 24 de marzo en La Rural.
La
construcción de una planta de GNL demandaría una inversión en torno de los
u$s5.000 millones, pero a la vez agregaría al menos otros u$s2.000 millones de
exportaciones, a lo que se podrían sumar los proyectos petroquímicos.
Durante
la reciente visita de Alberto Fernández a
China también se habló de la construcción de una planta de licuefacción de gas
en Bahía Blanca. Ese proyecto, ya elaborado por el Ministerio de Desarrollo
Productivo, se pensó a través de una Inversión Extranjera Directa (IED), que no
comprometería el escenario financiero local y tendría plazos más cortos. Como
reveló Ámbito tiempo atrás, el convenio también establecería una estabilidad de
precios por una cantidad de años a definir. El proyecto ya conversado con China
podría tener un alto impacto porque más allá de garantizar los fondos para
llevar adelante la obra, comprometería también la compra de un determinado
volumen del GNL.
Una
oferta similar dejó Guzmán sobre la mesa de los estadounidenses, que ahora
deben tomar una decisión de relevancia. Tras el acuerdo con el FMI, el ministro
les prometió estabilizar la macroeconomía y como señal de buena voluntad ya
ordenó al Banco Central que incremente el acceso a los dólares para que las
petroleras locales puedan importar combustibles sin tener que utilizar sus
propios billetes. Esa medida quedó plasmada en la Comunicación “A” 7469 de la
entidad, que elevó el tope de acceso a las divisas, luego que los precios de
los combustibles se dispararon en el mundo. El barril Brent para entrega en mayo
cotiza u$s112,67 y el de West Texas Intermediate (WTI) para entrega en abril
u$s109,33. Con estos precios, las refinadoras que necesitan productos premium
del exterior importan a pérdida y presionan por otra suba en los surtidores.
Según Ricardo Delgado, Economista y presidente de Analytica
Consultora, a pesar que el FMI exige un recorte del déficit energético, hoy
existe una ventana de oportunidades. “Con los actuales precios del gas en el
mundo será muy difícil reducir el gasto en subsidios energéticos, uno de los
objetivos centrales del programa. El propio FMI habló de una disminución de
0,6% del producto. La cuestión básica es que las tarifas apuntan a crecer por
debajo de la inflación de acuerdo con el esquema de segmentación acordado para
los aumentos”, indicó.
“Mayores
costos de generación energética y tarifas que no cubren la inflación impiden el
ahorro fiscal. Con todo, el Gobierno tiene un as en la manga para aliviar el
cuadro; los gastos por Covid-19 en 2021 representaron 1,5% del PIB, algo más de
la mitad destinado a vacunas. Si la pandemia desaparece, allí habría algún
margen para recortar”, agregó Delgado a NA.
Miguel
Ponce,
director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI, calculó
que en invierno “vamos a necesitar u$s7.000 millones para la importación en
barcos regasificadores", con el aditamento que representa el recorte de
envíos de gas procedente de Bolivia, que tiene menos recursos para despachar y
a un precios más caro. De cara al futuro, Ponce depositó sus esperanzas en el
anunciado Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, con cuya concreción
"pasaríamos a ser exportadores netos".
En
tanto, el vicepresidente segundo del Banco Central, Jorge Carrera, confirmó que se trabaja en una
flexibilización de las restricciones cambiarias y las regulaciones de la cuenta
de capital para las empresas del sector. "Lo primero que vamos a ir
relajando es facilitar todos los dólares necesarios para lo que genere dólares,
y, después, ir abriéndolo para todos", anticipó en línea con la oferta que
Martín Guzmán dejó en Houston.
Asimismo,
el N°3 del BCRA pidió "cautela" y "no ser alarmistas" ante
la disparada del precio de la energía por el conflicto en Ucrania, que
afectaría directamente las reservas internacionales del país. "No podemos
saber si el buque de gas natural licuado que nosotros importamos va a estar a
u$s55 en vez de u$s8, porque ese es el precio que tiene hoy en el invierno
europeo y en el verano la demanda cae", dijo Carrera, a la vez que destacó
las perspectivas de inversiones del sector en el largo plazo en el país.
A
la par de las oportunidades por "la gran capacidad exportadora" que
se pueden abrir para el gas y el petróleo de Vaca Muerta ante un eventual
reordenamiento del comercio global de energéticos, el titular del IAPG López
Anadón destacó que en la formación neuquina "se ha llegado a un nivel de
productividad importante, que en muchos casos mejora operaciones de Estados
Unidos", considerada la cuna de los no convencionales.
A
pesar de las dificultades locales y externas que impuso la pandemia desde marzo
de 2020, "técnicamente las operadoras han hecho muy bien las cosas
reduciendo costos, mejorando la eficiencia de extracción. No fue un tiempo
perdido sino que las empresas aprovecharon para mejorar sus operaciones",
celebró.
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