Por
Laura Serra - El ministro de Economía, Martín Guzmán, advirtió ayer ante
diputados sobre las consecuencias negativas que implicaría que el Congreso no
avale el acuerdo que el Gobierno pactó con el Fondo Monetario Internacional por
la renegociación de la deuda. “Si no se puede resolver, nuestro país
enfrentaría una situación significativamente más difícil en el frente
cambiario, inflación, empleo, actividad y en el frente social”, expuso Guzmán,
en medio de fuertes cruces. La oposición, por su parte, presiona para cambiar
la redacción del proyecto.
El
ministro de Economía, Martín Guzmán, realizó ayer una dramática advertencia
frente a los diputados del oficialismo y de la oposición sobre las
consecuencias negativas que acarrearía un eventual default si el acuerdo que
cerró con el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que implica la refinanciación
de la deuda por 44.500 millones de dólares contraída durante el gobierno de
Mauricio Macri– no resulta aprobado por el Congreso.
“Hoy
la Argentina enfrenta gran potencial desestabilizador, que es el problema de la
deuda con el FMI y su secuencia de vencimientos. Nuestro país no cuenta con los
recursos para afrontarlos, lo cual pone en clarísimo riesgo la estabilidad de
la balanza de pagos en el cortísimo plazo, este mes”, alertó. Y remató: “Si no
se puede resolver el problema de balanza de pagos por los vencimientos con el
FMI, nuestro país enfrentaría una situación significativamente más difícil en
el frente cambiario, inflación, empleo, en la actividad y en el frente social”.
La
advertencia pareció apuntar no solo a la oposición –que, tras la exposición de
Guzmán, planteó duros reparos sobre la sostenibilidad del acuerdo con el FMI–,
sino más bien a los núcleos kirchneristas en ambas cámaras que todavía no
anticiparon su apoyo. Hacia ellos apuntó, también, el jefe de Gabinete, Juan
Manzur, quien precedió la exposición de Guzmán.
“Una
mirada crítica no es la razón para alentar el voto en contra en esta
coyuntura”, aleccionó Manzur. Un tiro por elevación hacia el diputado y líder
de La Cámpora Máximo Kirchner, autor intelectual de los spots que su agrupación
viralizó durante el pasado fin de semana para reprobar el acuerdo.
El
ministro Guzmán enfatizó que el entendimiento alcanzado con el FMI constituye
“la única alternativa” para hacer frente a los vencimientos que el país tiene
por delante: US$19.000 millones este año y otros US$20.000 millones en 2023. Reiteró
que, con esta refinanciación, “no se está agregando un solo dólar de deuda más
al que se tomó en el stand-by (de 2018)”.
La
exposición de Guzmán marcó el puntapié inicial del maratónico debate que
arrancó ayer en el plenario de las comisiones de Presupuesto y de Finanzas de
la Cámara de Diputados y que culminaría este viernes en el recinto, para luego
dar paso al Senado. Los tiempos del oficialismo apremian: el 22 de este mes el
país debe afrontar un vencimiento de 2800 millones de dólares. El FMI concederá
el desembolso para su refinanciamiento una vez que el Congreso apruebe el
acuerdo; solo entonces el directorio del organismo internacional daría su aval.
Preocupación oficialista
Pese
a la resistencia del kirchnerismo, la cúpula oficialista asegura que logrará
reunir los votos suficientes para aprobar el acuerdo. Esa no es su principal
preocupación, sino más bien cómo será el resultado de la votación en el
recinto. La obsesión del oficialismo es dotar a la iniciativa del mayor
respaldo de votos positivos posible; si, por el contrario, la oposición se
inclina mayormente por la abstención –postura que prima en la mayoría de los
bloques–, el acuerdo nacería débil a los ojos del FMI.
Consciente
de ello, Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, y el jefe del
bloque oficialista, Germán Martínez, convocaron para hoy a los jefes de bloque
de la oposición para acercar posiciones sobre la redacción final del texto. El
interbloque de Juntos por el Cambio ratificó que, de no haber modificaciones en
el articulado, impulsará un dictamen propio, lo que pondría en serios aprietos
al oficialismo para conseguir mayoría.
Cara
a cara frente a Guzmán, los opositores insistieron en su planteo: no le
corresponde al Congreso votar el programa económico que conlleva el acuerdo ni
las metas fiscales allí comprometidas, sino tan solo autorizar el
refinanciamiento de la deuda.
“Es
inaceptable que el Congreso deba aprobar o rechazar los programas económicos
que elaboró otro poder, en este caso el Poder Ejecutivo. No estamos acá para
refrendar lo que usted negoció con el FMI ni con las políticas económicas
pactadas. No estamos de acuerdo con eso ni nos compete”, enfatizó Luciano
Laspina, de Pro.
Las
críticas opositoras no solo fueron de forma; también apuntaron al corazón del
acuerdo, esto es, a las políticas que instrumentará el Gobierno para cumplir
con las metas pactadas. Advirtieron que la deuda en pesos para financiar al
Tesoro crecerá de manera exorbitante, que el revalúo fiscal de los inmuebles
urbanos –que derivará en un aumento de tributo a los bienes personales–
constituirá un “impuestazo”, al igual que el aumento de las tarifas energéticas
para los sectores de mayor nivel adquisitivo.
Los
opositores coinciden en que el acuerdo con el FMI mantiene el actual statu quo
en materia económica. “Eso no lo vamos a avalar”, advierten..●
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