Domingo 27 - Por Cecilia Devanna - En el Gobierno reconocían
ayer que las diferencias por el nivel de aumento de tarifas persistían como el
principal obstáculo para cerrar el acuerdo con el FMI, frente a la posibilidad
creciente de que el presidente Alberto Fernández llegue a la Asamblea
Legislativa del martes, cuando debe inaugurar el período ordinario de sesiones,
sin enviar el texto al Congreso.
“La
diferencia sigue ahí. Es una negociación dura la que se está dando”,
consignaron fuentes oficiales consultadas por la nacion, en referencia al
incremento de las tarifas.
Al
conflicto por los números del ajuste se suma el contexto internacional, que con
la invasión de Rusia a Ucrania provocó una variación de los valores
internacionales del petróleo, que modifica los cálculos de los subsidios a las
tarifas. “Por supuesto que repercute y se tiene en cuenta”, detallaron las
fuentes consultadas. Tras lo que consignaron que lo más grave es el carácter
“impredecible” de la evolución del conflicto. “Es imposible saber cómo se va a dar
y cuánto va a durar, así como cuáles serán sus implicancias en los distintos
números”, agregaron. “Es un conflicto nuevo y atípico, los primeros días hubo
subas, después acomodamiento. Es impredecible. Pero no se pueden tomar
decisiones ante algo que está tan volátil. A lo sumo se verá en las
revisiones”, completó otra voz.
“La
clave también está en que el Fondo entienda la realidad social argentina más
allá de los números macroeconómicos, porque hay cosas que no se pueden hacer
con 40% de pobreza”, detalló un importante funcionario del Gobierno. “Hay que
tener en cuenta que capaz se puede llegar a las metas en plazos más largo”,
agregó. Tras lo que insistió en que la búsqueda del Gobierno es poder cerrar el
acuerdo final que permita “reactivar y distribuir”, pero que para eso el ajuste
debe ser con “un criterio lógico”. “Por eso es tan difícil la situación”,
remató.
Una
posibilidad que se baraja, según consignaron fuentes oficiales, es “partir” la
diferencia entre lo que quiere el Fondo, en torno al 60% de aumento, y lo que
quiere el Gobierno, un 20. En ese sentido sostienen que “la intención del
Gobierno es que los salarios superen la inflación, por ende las tarifas deberán
estar por debajo de las paritarias. Que las tarifas se ubiquen bajo el promedio
de los salarios, que estos no queden retrasados en relación con eso”,
completan.
En
el oficialismo ya nadie quiere hablar de fechas respecto de cuándo finalmente
se podrá concretar el envío del acuerdo. La expectativa que había cerca del
presidente era que se mandara al Congreso a mediados de esta semana, pero eso
no sucedió. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, habilitó la
mesa de entrada del Congreso para mañana feriado, por si se logra terminar de
acercar las diferencias y se cierran los números. Sin embargo, desde Balcarce
50 ya hay quienes creen que a esa fecha tampoco se llegaría, aunque otros
mantienen la expectativa. “La impresión es que no pasa de unos días más”,
coinciden.
Para
Fernández implicaría un golpe que el acuerdo no entre antes de su discurso en
la Asamblea Legislativa. En especial tras la dimisión de Máximo Kirchner a su
papel como presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja por sus
diferencias con el acuerdo, apenas tres días después de que se anunciara el entendimiento.
A
eso se suma que la vicepresidenta Cristina Kirchner mantiene silencio público
desde un día antes de que se cerrara el principio de acuerdo.
Cuando
ya sabía que la negociación estaba encarrilada, la vicepresidenta apuntó contra
los “organismos multilaterales de crédito”, a quienes llegó incluso a
endilgarles responsabilidad en el narcotráfico.
En
el recinto, Sergio Massa buscará que la discusión sea en un tono “respetuoso,
en un intento de que no se desbande. En tanto que en una reciente visita al
Consejo Agroindustrial, sostuvo que no dudaba de la aprobación del acuerdo en
el Congreso. Una visión compartida con Balcarce 50. Pero para verlo habrá que esperar a que llegue, finalmente, el acuerdo.
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