Domingo 27 - Por Julio
Calcagnino - Hasta ahora, todo lo que se sabe del acuerdo
con el FMI es
un conjunto de objetivos planteados, desafiantes para algunos,
homeopáticos para otros. La buena noticia es que desde el mismo organismo
reconocieron que se alcanzaron entendimientos en cuestiones
claves, que trajo cierto alivio, calmando así las
expectativas. Nobleza obliga, la reciente dinámica del
real brasileño y precios de los commodities volvieron a jugar a favor del
gobierno.
Lo
que hay es un principio de acuerdo con metas fiscales y
monetarias, aunque aún no son claras cuáles medidas se tomarán para
alcanzar algunas de ellas. Tenemos destino, pero falta decidir la ruta. El
director para el Hemisferio Occidental del FMI, recientemente manifestó que se
está trabajando para llegar a un pacto con Argentina que sea "realista, pragmático y creíble".
De
acuerdo al borrador filtrado, se destaca el foco en un mejoramiento gradual y sostenible de las finanzas públicas,
una reducción duradera de la inflación mediante la combinación de
diversas políticas, fortalecer el frente externo
mediante la acumulación de reservas y mejorar
la sostenibilidad del crecimiento, fomentando el ahorro interno.
Trasladando estos objetivos a cifras concretas, se prevé una acumulación de reservas netas de u$s5.800, u$s4.000, y u$s5.200
millones para 2022, 2023 y 2024, respectivamente. Por el lado de la
inflación, el objetivo propuesto es cerrar 2022 en un rango entre
38% - 48% (aunque el último REM sugiere 55%), e ir reduciendo este ritmo de incremento en 5% por año hasta 2024.
Centrándonos
en la cuestión de las reservas internacionales, con una situación apremiante
dado el bajo nivel de reservas netas actual (1.684 M dólares según el último
Informe Coyuntura Económica de la Bolsa de Comercio de Rosario), el superávit comercial récord obtenido el año pasado no parece ser
suficiente. Dado que los flujos extraordinarios observados en 2021
podrían no estar presentes en la misma magnitud en el 2022 (aunque parecería
que las alzas de precios compensarán el efecto de la sequía), el financiamiento fresco ayudaría a recomponer los deteriorados
“buffers” de liquidez, pero continúa siendo necesario monitorear los flujos del agro ante un tipo de cambio
real potencialmente apreciado.
Con
respecto al tipo de cambio oficial, si bien el ministro Guzmán sostuvo
que “no habrá devaluación”, un informe técnico surgido tiempo
atrás trae algunas dudas. En el último “External Sector Report (ESR)” del
FMI, publicado en agosto de 2021, se sugería que el tipo de cambio real promedio
de 2020 (118,4) lucía apreciado. Sin embargo, según las distintas
metodologías referidas en el informe, el “REER gap” podría ubicarse
desde -2,5% (sobre-depreciado) y 12,5% (sobre-apreciado),
con un “midpoint” de 5,0%. Esto implicaría la necesidad de llevar
(por cualquier medio) el ITCRM hacia 124,4, 19,6% por
encima del 104,0 reportado por el BCRA el pasado 21 de febrero. Cabe destacar
que, si bien es probable que el tipo de cambio real de
equilibrio surgido de modelos econométricos sea menor, considerando la
mejora de los precios de los commodities, también es necesario ponderar cómo
jugará una política monetaria más restrictiva de los países desarrollados,
como así también otros factores externos.
Desde
el frente de mercado, cabe destacar que las paridades en los Globales
promedian, “a ojo de buen cubero”, el 35%. Esta cifra contrasta con las “recovery rates” de bonos soberanos
entrados en default, guarismo que se define como el precio promedio en
mercado secundario, expresado en porcentaje del “valor par”, a los 30
días del evento crediticio. Desde Moody’s estimaron este
guarismo para el período de 1985 a 2002 de 34% y 41%, mientras que desde
William Blair & Company, arribaron a cifras de 40% y 55% para eventos entre
1998 y 2017. Esto es así porque, en la medida en que no se logre
reinsertar al país en los mercados, para lo que el acuerdo con el FMI es “condición necesaria pero no suficiente”, peligran
los pagos de deuda en el mediano y largo plazo.
Finalmente,
pero no menos importante, queda por resolver aún el apoyo político que pueda tener este acuerdo. Todavía
no está del todo claro qué tan satisfechos están dentro de la misma coalición
de gobierno, ni desde la oposición. Los principales análisis muestran que
estaría presionado por los vencimientos de deuda, haciendo
que el mismo sea aceptado por obligación y no tanto por
convicción.
Analista
de mercados de TSA Bursátil.
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