Por Alfredo Sainz -
La decisión del gobierno nacional de avanzar en forma unilateral con el
congelamiento de precios no tomó por sorpresa a las empresas del sector, que ya
daban por descontado que la convocatoria al diálogo y a una negociación no iba
a ir más allá de las palabras. Más allá de las desprolijidades –un
supermercadista contó a la nacion: “En mi vida pasé por más de veinte
congelamientos de este tipo, pero nunca vi uno tan desprolijo”–, desde el
martes a la noche en las grandes compañías empezaron a trabajar en cuáles
serían sus próximos pasos, con la mira puesta en reducir el impacto en su
rentabilidad y encontrar los atajos que les permitan eludir el congelamiento de
precios.
El camino judicial,
es decir, de presentarse a la Justicia para pedir que se revoque la resolución
1050, no es una alternativa prioritaria, al menos por el momento. En la tarde
del martes, los equipos de la Copal (la cámara que reúne a las principales
empresas de alimentos) y de las grandes compañías del rubro habían analizado la
viabilidad de recurrir en los tribunales al congelamiento. Sin embargo,
actualmente la posición predominante es que si hay alguna acción judicial sería
a título individual de cada empresa. “Como Copal, hoy no se está trabajando en
una acción conjunta”, explicó a la nacion el director de una compañía que
también forma parte de la cámara empresarial.
Antes que
presentarse ante la Justicia, las empresas avanzan con otras estrategias.
Aprovechando los años de experiencia que acumulan la mayoría de las compañías
de consumo masivo en materia de acuerdos y congelamientos de precios más o
menos voluntarios, la alternativa que hoy se presenta como más viable es volver
a retomar la estrategia de lanzamientos de nuevos productos por fuera de la
lista de artículos que definió la Secretaría de Comercio.
Como ya es un
clásico, lo más probable es que en las próximas semanas las góndolas de los
supermercados se vean inundadas de nuevos productos y presentaciones creados
para eludir el congelamiento, con mínimos cambios en la fórmula o el packaging.
No hay que ser adivino para anticipar la reaparición de propuestas del tipo
“lavandina máxima pureza”, “yerba mate con molienda renovada”, “pan de pancho
amasado con leche” o “aceite con alto contenido oleico”.
“La resolución es
muy clara definiendo que el congelamiento alcanza para los casi 1500 productos
de la lista, lo que implica que en el resto de los casos podemos disponer de
aumentos sin tener que pedir autorización”, explicaron en una empresa líder de
consumo masivo.
Los lanzamientos de
nuevos productos seguramente serán acompañados por la cuotificación de los
artículos que quedaron en la canasta de congelados, en otra práctica en la que
los empresarios locales ya cuentan con una demostrada experiencia.
La pelea por los márgenes
La estrategia de
nuevos lanzamientos será acompañada por la búsqueda de introducir cambios en la
canasta de productos congelados, aunque en este caso en las empresas son
conscientes de que a lo sumo podrían obtener modificaciones muy puntuales.
“Feletti fue muy
claro en que el diálogo se mantiene. La voluntad de recibir demandas concretas
por algún artículo específico existe. Pero no hay margen para un cambio
generalizado de productos en la lista”, señalaron en Comercio.
El otro frente que
exploran las empresas proveedoras es avanzar en algún tipo de renegociación en
los acuerdos comerciales que tienen con los grandes supermercados. La
resolución 1050 establece para cada uno de los productos un precio máximo de
venta al público. Sin embargo, no precisa cuáles son los márgenes de ganancia
para los distintos eslabones de las cadenas industriales y comerciales. “De acá
en más se va a venir una pelea muy grande con las cadenas de supermercados.
Nosotros tenemos que respetar el precio congelado de venta que en muchos casos
no es el de 1º de octubre, sino de julio o agosto. Así que ahora queremos que
todas las partes compartan esta baja”, explicaron en otra compañía.ß
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