Por Carlos Manzoni
- El plan de exportaciones para el desarrollo productivo que anunció el
Gobierno el viernes pasado es positivo por la iniciativa y la vocación de poner
las ventas externas como un punto estratégico, pero desde el punto de vista de
su aplicación carece aún de algunos aspectos claves y, sobre todo, está muy
condicionado por la inestabilidad macroeconómica que sufre la Argentina.
En este sentido,
Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, dijo que lo primero
que hay que hacer para exportar más es aumentar la capacidad productiva y para
eso se necesita más inversión. “Este es todo un tema, si se tiene en cuenta que
la tasa de inversión en la Argentina es bajísima y está muy por debajo de otros
países de la región, como Chile o Brasil”, señaló.
Si bien destacó la
importancia de que se lance un plan de estas características, Elizondo señaló
que desde el punto de vista de los contenidos hay factores que no están
previstos y que habría que incluir. “Es muy difícil un plan de exportaciones si
no se normaliza la macroeconomía. Exportar es muy complicado con la
inestabilidad que hay, y en particular con las dificultades para el acceso al
financiamiento o con lo complejo que es el ambiente para la inversión”, dijo.
Luis Palma Cané,
economista especializado en macroeconomía internacional, opinó que el plan es
un compendio enunciativo de distintos aspectos referidos al negocio de
exportaciones. “El texto podría servir para una clase teórica de ‘Introducción
al Negocio Exportador’, ya existente en numerosa bibliografía. Dicho de otra
manera, agrega muy poco o nada para lograr un efectivo aumento de las
exportaciones”, enfatizó.
Según Palma Cané,
un plan exportador exige fundamentalmente liberar y abrir la economía. “Esto
es: levantar los cepos cambiarios y de comercio exterior, eliminar las
retenciones, abrir las importaciones, dar facilidades impositivas, libertad en
el manejo de las divisas, adecuado crédito financiero y una agencia de garantías
a la exportación, etcétera. Este plan no es útil, porque ninguno de sus
enunciados teóricos van a permitir per se aumentar las exportaciones”, indicó.
Diana Mondino,
economista de la Ucema, opinó que el principal obstáculo a las exportaciones no
se está admitiendo: tipo de cambio oficial y arbitrariedad en el acceso a
mercados. “El desarrollo de marca país, cuando al mismo tiempo se limitan los
productos emblemáticos, será una tarea ardua. Los planes de gobierno deben ser
consistentes. Fomentar exportaciones y al mismo tiempo sustituir importaciones
con mayor protección será un equilibrio muy difícil de lograr”.
Natalia Motyl,
economista de la Fundación Libertad & Progreso, dijo que esto es algo que
ya se aplicó sin éxito en la Argentina. “Son ‘planes’ que buscan fomentar
ciertos sectores; que, según quienes los idean, son estratégicos para el
desarrollo de una estructura productiva diversificada. Lo cierto es que el país
se está convirtiendo en un monoexportador; es decir, que está siguiendo el
modelo de países como Bolivia y Venezuela, que terminan volcándose únicamente
en la producción y venta de un sólo tipo de bien para el exterior”, concluyó.
Finalmente, según
los analistas consultados, un plan de exportaciones requiere avanzar en las
negociaciones económicas internacionales que terminen con acuerdos con otros
mercados. “Tenemos muy pocos pactos de apertura recíproca. El 60% de todo el
comercio mundial ocurre entre países que han pactado algún tipo de preferencia
arancelaria entre sí, y nosotros solo tenemos eso en el 20% de nuestro
comercio”, señaló Elizondo.
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