Por Martín
Kanenguiser - La percepción
del atraso cambiario complica todo el funcionamiento de la economía. Esta
frase, que podría ser aplicada a buena parte de la historia contemporánea
argentina, tiene especial valor en estos meses de escasez de dólares ante la
certeza de que habrá una devaluación posterior a las elecciones, más allá de
las declaraciones de los funcionarios nacionales, según el consenso de los
economistas del sector privado.
Así, la brecha
cambiaria se mantiene alta, se distorsionan todos los precios relativos de la
economía y la respuesta del Gobierno consiste en
salir a controlar los precios minoristas y el margen de ganancias de las empresas, una receta que
fracasó hace tan poco tiempo que hasta suena increíble que se repita ahora.
Sin acceso al
mercado voluntario de deuda desde 2018 y sin acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional (FMI), todo
esto provoca que las empresas tengan que apelar a diversos mecanismos para
hacerse de dólares para producir, lo que debería ser una prioridad para el
Gobierno. Es una restricción de divisas por decisiones propias y no por las
condiciones externas.
Sin embargo, en un
informe de Analytica que dirige Ricardo Delgado se advirtie que “el
laberinto cambiario se está volviendo más complejo de resolver, tanto por
razones estructurales de oferta de divisas como de estricta coyuntura”.
“El piso (el dólar oficial) y el techo (los
dólares financieros) de la brecha siguen en tensión, mientras la inflación
corre claramente por delante de la devaluación oficial y, por ende, las
expectativas privadas proyectan un salto discreto post elecciones”, resaltó la
consultora.
Al respecto, se
explicó que “en el último trimestre, la estacionalidad de las exportaciones
implica que los ingresos de divisas sean los más bajos del año, representando
apenas 23% del total”.
“El piso (el dólar
oficial) y el techo (los dólares financieros) de la brecha siguen en tensión,
mientras la inflación corre claramente por delante de la devaluación oficial y,
por ende, las expectativas privadas proyectan un salto discreto post
elecciones”, destaca un informe de la consultora que dirige Ricardo Delgado
(Gustavo Gavotti)
Además, “en tiempos
de elecciones crece la demanda por cobertura de los inversores, lo que presiona
sobre el techo de la brecha y obliga al Banco Central a vender bonos en forma
creciente”.
Desde septiembre
“se estima que las intervenciones en los dólares financieros le costaron no
menos de USD 500 millones al BCRA”.
Esto provocó
que la CNV restringiera “aún más estas
operaciones (Resolución 907),
significando un desdoblamiento de hecho en los mercados en CCL y MEP libres y
CCL (con bonos AL30C) y MEP (con bonos AL30D) regulados”.
“Es probable que el volumen que pierda el
segmento regulado del mercado lo gane el libre, donde no interviene el Central.
Pero, además, en setiembre la autoridad monetaria perdió USD 1.400 millones de
reservas”.
Según Analytica,
“la preocupación oficial por esta preocupante dinámica quedó reflejada en
la comunicación A 7.375, donde se
restringió aún más el acceso al dólar oficial para los importadores hasta el 31
de octubre”. Por esta
norma, las compras externas se podrán pagar en forma anticipada sólo a
partir del despacho a plaza de los bienes. De acuerdo con el BCRA, “la norma
afectaría al 13% de las importaciones”.
Sin
embargo, desde mediados de 2020 existen limitaciones de acceso al dólar
oficial y aun así las importaciones pagadas fueron sistemáticamente mayores que
los embarques recibidos en Aduana.
En agosto de este
año, “los pagos de importaciones cursados por el mercado de cambios totalizaron
USD 6.200 millones, 113% más que en igual mes de 2019. Sin embargo, los
despachos de Aduana apenas alcanzaron USD 5.750 millones. Entonces, sólo en
agosto se pagaron USD 450 millones más por las compras externas efectivamente
ingresadas.
“Esto es sorprendente teniendo en cuenta que
los pagos anticipados habían bajado sustancialmente desde el pico de junio de
2020, cuando alcanzaron el 23% de las importaciones totales. Desde entonces,
con mayores restricciones del BCRA, se ubicaron en un mínimo del 12% en el
primer trimestre de este año”.
De acuerdo con las
estimaciones de Analytica, “si las nuevas restricciones llevaran el pago
adelantado de importaciones a un comportamiento similar al del período 2013-15,
el Banco Central lograría un ahorro de al menos USD 500 millones mensuales
promedio en términos de reservas”, a costa de una menor actividad económica.
Los motivos por los
que qué se aceleran los pagos por importaciones son que “la brecha cambiaria no
cede y las expectativas devaluatorias aumentan”, resalta el estudio privado.
“Si la economía
lograra normalizarse (típicamente, tras el acuerdo con el FMI), serán esos
stocks y no una mayor producción los que primero abastecerían la demanda,
limitando el aumento del PBI”, se aclaró.
Al respecto,
“mientras el PBI está apenas por debajo de los niveles de 2019, las
importaciones en dólares corrientes se duplicaron, con un tipo de cambio que es
10% más elevado”, observan los economistas de Analytica.
“Mientras el PBI
está apenas por debajo de los niveles de 2019, las importaciones en dólares
corrientes se duplicaron, con un tipo de cambio que es 10% más elevado”,
sostienen los economistas de Analytica (Reuters)
“La acumulación de
stocks, en una economía con ingresos reales en pesos muy castigados y por ende
una demanda debilitada, posterga aún más la recuperación, resiente variables
claves como la recaudación y, dado el esquema de ajuste de gran parte del gasto
público (ligado a salarios e impuestos), termina afectando la velocidad de
salida”, concluye Analytica.
Claudio Caprarulo,
director de Analytica, sostuvo: “Atravesamos un momento muy frágil para la
macroeconomía donde la incertidumbre manda. El aumento de la inflación de
2,5 en agosto a 3,5 en septiembre profundiza esa situación. De ahí que donde
uno analice encuentra comportamientos precautorios tanto de las empresas como
de las personas. Y eso se traslada a aumento de las importaciones para acopio,
remarcación de precios para evitar perder margen de ganancia ante un eventual
salto cambiario”.
“Sin soluciones
estructurales, por ejemplo respecto a los compromisos de deuda con el FMI, esos
incentivos seguirán estando. Y lo que vamos a ver es más cepo y más
medidas como los controles de precios para contener la situación”, advirtió.
En esta sintonía,
la consultora PxQ que dirige el ex viceministro Emmanuel Álvarez
Agis agregó que “la dinámica descendente de las reservas no tiene que ver
con el nivel del tipo de cambio real, sino con la amplitud de la brecha. Es
decir, la discusión de si el tipo de cambio oficial está barato o caro resulta
irrelevante mientras la brecha siga alta”.
De hecho, “no hay
razones teóricas ni empíricas para pensar que una depreciación del tipo de
cambio oficial reduciría la brecha, que está determinada por el nivel de los
controles de cambio y el factor estructural de salida de divisas de los
no-residentes que quedaron atrapados en la curva de pesos. Para decirlo
claramente, un salto cambiario o una aceleración gradual de la devaluación
podrían convivir con el mismo nivel de brecha que el actual, con los problemas
que esto implica sobre la dinámica de las reservas”, según la consultora
de marras.
Por esta
razón, “apreciar el tipo de cambio paralelo es la única forma de anclar
expectativas y precios, de manera tal que un ajuste del tipo de cambio nominal
se traslade a una mejora del tipo de cambio real”, en otro de los desafíos que
tiene por delante el equipo económico, concluye el análisis de PxQ.
|