Domingo
17 - Por Pilar Vázquez
enviada especial Pergamino - Críticas a
la intervención, a la presión tributaria y al cambio de reglas.
“La Argentina
parece el mundo del revés. Viven del campo, pero nos están matando. La mayoría
de los productores agrícolas nos quedamos acá y apostamos al país. Somos un
sector que va para adelante pero, lamentablemente, nos tienen muy apretados.
Las cosas serían diferentes si nos diesen más seguridad”.
Con esas palabras,
Alejandro Ugarte, un contratista rural y productor agropecuario de la zona de
Juan A. de la Peña, en Pergamino, y El Arbolito, Colón, en el norte bonaerense,
busca sintetizar el sentir de muchos productores.
En Pergamino,
región donde se encuentran las tierras más productivas del país, en las últimas
PASO, Juntos, con Diego Santilli y Facundo Manes sumados, obtuvo un 54,76% de
los votos versus un 19,73% del Frente de Todos. Pergamino, junto con Salto y
Rojas, forman un triángulo de donde proviene una de cada 10 toneladas de granos
de la provincia de Buenos Aires. Se siembra en 554.419 hectáreas de soja, maíz
y trigo. En 2020 se produjeron poco más de 3,9 millones de toneladas de granos.
Cuestiones como la
falta de previsibilidad, la alta carga impositiva, la reciente suba de insumos,
las medidas que tomó el gobierno nacional, como la suba de retenciones en el
inicio de su gestión, el cepo a la carne vacuna, el cierre temporal de
exportaciones de maíz a principios de 2021 y ahora el límite para las ventas al
exterior de ese cereal, reflejado en requisitos para los exportadores, son
parte de las preocupaciones y los temores de los productores, según los
testimonios recogidos por la nacion. Temores que estaban antes de las PASO se
cristalizaron en las urnas y ahora siguen vigentes de cara a las elecciones de
noviembre próximo. Vale recordar que, para intentar mostrar otra impronta, el
Gobierno designó a Julián Domínguez como ministro de Agricultura, que reactivó
el diálogo con la Mesa de Enlace y flexibilizó el cepo a la carne.
“Te cambian las
reglas sobre la marcha, ya teníamos el maíz sembrado y eso ellos lo saben. Te
juegan por detrás. Es lo que a la gente de campo le da bronca, que quiere
producir, pero así le es muy difícil”, expresó Ugarte, y agregó: “Es como que
quieren matar a la gallina de los huevos de oro”.
Juan Fernando
Rossi, productor de la zona de Acevedo, Pergamino, coincidió con Ugarte. “Si
nosotros tuviéramos un camino marcado, un horizonte, podríamos aportar mucho
más al país; somos un sector que quiere eso”, señaló. “Ahora en el Gobierno
toman medidas electoralistas, se quieren hacer los amigos, pero a uno le da
desconfianza por lo que pueda venir después. Plata para repartir no hay”,
comentó Rossi.
“Es cambiar para
que nada cambie”, coincidieron los productores sobre los últimos cambios del
gabinete.
Los productores
expresaron su preocupación por la marcha del rumbo económico. “Tratar de ser
previsor en este país no te ayuda, no se puede pensar a largo plazo, ni
siquiera un año”, se lamentó Pablo Santini, productor y contratista.
Explicó que la
reciente medida sobre la exportación de maíz lo tomó con todo el cereal de
primera siembra implantado (fecha de septiembre) y los insumos para luego hacer
otra siembra comprados. “Lo vamos a sembrar igual, pero uno siente un manoseo
constante”, se quejó. Junto a su padre, Enrique, Pablo es dueño de Agro Santini
SA, una prestadora de servicios cuya base está ubicada a unos 20 kilómetros de
Pergamino, en el centro de las 26 manzanas que conforman la localidad de Manuel
Ocampo. “Cada vez es más difícil con una brecha del dólar tan alta. Los insumos
nos cuestan casi el doble que el año pasado. En 2019 a la urea –fertilizante–
la pagábamos 400 dólares por tonelada y este año me pasaron la última
cotización a US$837. Lo mismo pasa con los repuestos, que, además, tampoco se
consiguen; tenemos que poner los que no son originales”, afirmó.
De cara a las
próximas elecciones, Enrique Ferrari, productor agropecuario, dueño de un campo
en Acevedo, de 250 hectáreas, expresó: “Me da miedo lo que viene después,
porque son impredecibles y no tienen un rumbo claro. Más por cómo es su
relación con el sector, que no es buena. Da miedo que aumenten las retenciones
o tomen alguna otra medida. Uno nunca sabe”.
Graficó que antes
el campo podía dar un 7 u 8% de ganancia en dólares y eso cayó a un 3 o 4% por
la presión impositiva. “Venimos para abajo, entre la carga impositiva y el
destrato del Gobierno hacia el campo”, indicó. “Encima, no tenemos mucho margen
para imponer nuestras ideas; para eso tendríamos que salir a las rutas y hacer
ruido, algo a lo que no estamos acostumbrados”. Para este año, Ferrari no
planeó hacer inversiones. “Eso implicaría tomar un crédito y no me da confianza
que después lo pueda pagar”, explicó. En tanto, Rossi expresó: “Como no tenemos
seguridad, hacemos las inversiones mínimas”. Por los mejores precios de los
granos, este año se dio en el sector una demanda de maquinaria agrícola para
renovación.
“Me preocupa mucho
el desdoblamiento cambiario y cómo va a impactar en 2022”, indicó Bruno Piaggo,
un productor que arrienda 500 hectáreas. A pesar de que su situación actual la
describe como “buena”, principalmente por los precios internacionales de los
granos, manifestó estar preocupado por el próximo año. “Vamos a tener un
problema serio porque el productor va a necesitar vender el doble para comprar
lo mismo. Esto va a redundar en menor inversión en tecnología, fertilizantes,
productos agroquímicos; entonces, va a haber menos producción”, dijo.
“Harto” es la
primera palabra que expresó José Luis Grattone, un vendedor de insumos al
referirse a su situación actual. Creó su propio negocio tras trabajar 15 años
en una empresa del rubro. También es productor y alquila 200 hectáreas. “Uno
está cansado porque siente que hay un resentimiento importante contra el campo,
te viven peleando, pero no te pueden matar porque es un ingreso sideral que lo
necesitan”, dijo. “No tiene lógica que necesiten más divisas y corten las
exportaciones”, señaló. En esa línea, tras hacer referencia al cepo a la carne,
cuestionó: “Lo hacen con el argumento de que es para cuidar el consumo interno,
pero cada vez que lo hicieron les salió mal y nos destruyeron”. Precisó que lo
desanima trabajar para “pagar, pagar y pagar”. Explicó que el negocio tiene un
margen del 10% pero, al igual que planteó Ferrari, entre impuestos y gastos
solo le queda el 3 por ciento.
Grattone está
próximo a hacer una ampliación del galpón en donde guarda los insumos. “Cuando
le conté a mi hijo que iba a invertir, me preguntó si lo iba a hacer en Chile o
Uruguay. Cuando le dije que seguía apostando acá, me dijo ‘vos estás loco´”,
contó. Remarcó que nunca apareció en sus planes dejar el país. “A pesar de
todo, yo sigo apostando a este país”, concluyó.
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