Por Carlos
Lamiral - El futuro entendimiento de la Argentina con el Fondo Monetario
Internacional (FMI),
que en teoría implica asumir una serie de compromisos de política económica,
durará por lo menos una década. Algunos de esos compromisos tal vez
tengan que empezar a llevarse a cabo ahora pero deberán ser concluidos por otro
gobierno y por ello analistas privados consideran necesario que haya un
entendimiento entre oficialismo y oposición para el cumplimiento.
Algo de eso comenzó
a deslizarse durante la reunión de la semana pasada del Council of Americas, en
la que tanto el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, como el titular de la
Cámara de Diputados, Sergio Massa, dijeron claramente que la Argentina necesita
de un acuerdo político. Massa le puso fecha. Señaló que debía comenzar a
hablarse después del 10 de diciembre próximo y hasta propuso una agenda con una
decena de temas.
Lo que es cierto es
que el nuevo acuerdo al que llegue el ministro de Economía, Martín Guzmán, con
el organismo que conduce Kristalina Georgieva, tendrá que ser aprobado por el
Congreso, para otorgarle fortaleza institucional, aunque eso no es sinónimo de
consenso. Por lo menos, llegado el momento, se abrirá un debate, dicen los
economistas.
Héctor Torres, exrepresentante del Gobierno argentino
ante el organismo internacional de crédito durante la pasada gestión, señaló que las reformas económicas que requiere el país son tan
importantes que deberán ser continuadas por siguientes administraciones. “Los
programas de facilidades extendidas (al cual va a acceder Argentina) son para
países que tienen problemas estructurales que se manifiestan en economías
estancadas y con problemas recurrentes de balance de pagos”, explicó el
exfuncionario. Al respecto, Torres señaló que “esos problemas requieren
reformas que no se pueden implementar en el período de tiempo que le resta a
este gobierno”.
“Entiendo que el
Fondo quisiera que el Gobierno elabore, explique y busque consensuar una hoja
de ruta, que asegure que las reformas gozan de apoyo suficiente como para poder
ser continuadas por quien asuma el gobierno en el 2023”, añadió el ex
representante ante el Fondo. Torres
consideró además que el Fondo aprendió que en Argentina “no se puede combatir
la inflación sólo con política monetaria y que para que haya confianza en el
peso, no se trata de subir la tasa de interés, sino de generar superávit
comerciales y de cuenta corriente sostenidos a lo largo del tiempo”.
Miguel Kiguel, exsubsecretario de Financiamiento,
afirmó que “hoy un acuerdo con el Fondo tiene que ser aprobado por el
Congreso, con lo cual de hecho estaría aprobado por los dos partidos
(coaliciones)” de mayor peso en el poder legislativo. El economista
añadió que “esa es la idea que tuvo el Fondo, que adoptó Argentina y por la
cual el Congreso ya aprobó la ley de Sostenibilidad de la Deuda Pública”. La
norma pone límites a la capacidad de tomar deuda por parte del Poder Ejecutivo
y establece que cualquier acuerdo que en el futuro se logre con la institución
financiera deberá ser avalado por una ley especial. “Es cierto que el acuerdo
no estará explícitamente avalado por los dos partidos, pero al estar aprobado
por ley tendrá más fuerza”, explicó el titular de la consultora Econviews.
En el clásico menú
de medidas que puede reclamar el FMI figuran la reducción del déficit fiscal
primario y la implementación de medidas para flexibilizar el mercado laboral,
como así también fijar un camino para reducir la inflación y eliminar el cepo
cambiario. Pero el tipo de acuerdo que podría conseguir la Argentina en el
actual contexto de pandemia podría representar que la mayor parte del
compromiso de medidas se tengan que adoptar hacia el final del acuerdo cuando
haya otra administración.
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